UXUE Etcheverry, una joven bilbaina de 14 años, le suele decir a su ama que “la danza es mi arte”. Empezó a practicarla hace siete años en la escuela de Ballets Olaeta y ahí sigue, encantada de la vida. Disfruta hasta de los ensayos, que siempre son duros y exigentes. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa. La de Uxue y sus compañeras de clase se traduce en las actuaciones que suelen realizar en prestigiosos teatros. Tanto ella como su prima, Matxalen Muñoz, también del grupo de Olaeta, han tenido la oportunidad de bailar en el Arriaga y el Victoria Eugenia de Donostia, entre otros escenarios. O sea, que ya saben lo que es actuar ante el público y, por tanto, gestionar los nervios. A pesar de ello, Uxue estaba ayer más inquieta que nunca. “Es que es en la calle y nos va a ver mucha gente”, cuenta su ama que le comentaba antes de prepararse para la actuación. Tenía razón. El exterior de Palacio Foral se convirtió en un gran escaparate donde casi un centenar de niñas y niños interpretaron diversos pasos de baile. Esa fue la mejor forma de conmemorar el Día Internacional de la Danza.
Uxue y Matxalen no eran las únicas que estaban nerviosas. También Nagore Bilbao, del estudio de ballet clásico Teresa González Ardanaz, realizaba con cierto cosquilleo en el estómago los ejercicios de precalentamiento. Pero llegada la hora, todas las alumnas y alumnos de las cuatro academias de baile que participaron en el evento se concentraron para poder mostrar al público la belleza de la danza. La propia Teresa González Ardanaz, que realizó todos los ejercicios junto a sus alumnas, declaraba antes de la puesta en escena que “este es un día muy especial y muy bonito porque nos da la oportunidad de mostrar a la gente que la danza no es nada sectario y elitista”.
En la representación participaron los alumnos y alumnas de la Escuela de Danza Igor Yebra, del Estudio de Ballet Clásico Teresa González Ardanaz, de Miriam Danza y de la Asociación Ballets Olaeta. Precisamente, la coreografía del número que puso broche final a la actuación corrió a cargo del Ballet Olaeta, dirigido en este caso por las profesoras Carmen Muñoz y Jone Gorizelaia. Pero antes de esas representaciones todas las bailarinas realizaron ejercicios de barra bajo los compases de la música extraída del disco Música del País Vasco para ballet barra y centro, del pianista bilbaino de gran prestigio internacional, Josu Gallastegi. Con el objetivo de dar visibilidad a diferentes disciplinas, desde el jazz hasta el clásico, grupos de las escuelas de danza vizcainas: L’atelier, Teresa González Ardanaz, Step Up e Igor Yebra representaron varias piezas cortas sobre un pequeño escenario instalado junto a la biblioteca foral. Hasta allí llegaba la alfombra roja de sesenta metros de longitud que dispuso la organización para los ejercicios de barra. Y ya lo anunciaron por megafonía antes de iniciar la exhibición: “Esperamos que el año que viene sea más grande”. La segunda edición de esta conmemoración fue todo un éxito. Desde el servicio Bizkaiko Dantza-Etxea de la Diputación ya están pensando en la siguiente. Uxue y Matxalen tienen tiempo desde hoy mismo para entrenar y olvidarse de los nervios.