El restaurante Atea acoge las ‘Gyotaku Food Sessions’ que mezcla exposición y cocina
NO es una fotografía. Tampoco una radiografía. Es arte. Es pintura. Pero no es un retrato, tampoco un paisaje. Es gyotaku. En Enoshima, una pequeña localidad pesquera cercana a Tokio, los barcos salían -en épocas de calendario temprano- cada tarde a la mar. Desde tiempos inmemoriales al regresar, los pescadores seleccionaban algunas de las piezas, las empapaban de tinta e imprimían con ellas sus propios carteles. Los peces hacían las veces de planchas de grabado: la presión sobre el papel les permitía transferir su propia imagen. Su tamaño exacto, su silueta, la textura de sus escamas, la transparencia de sus aletas? Y después, vuelta al agua.
Rober Garay (Bilbao, 1964), dibujante y artista gráfico, accede a esta ancestral disciplina de modo casual en 2011. Su amigo el pintor Alberto Palomera le muestra algunos grabados publicados en un libro de Joan Fontcuberta. “Conmigo empezó todo”, bromeaba ayer. Y es que, efectivamente, Garay rápidamente cae rendido ante este proceso gráfico que le permite “capturar el alma de los peces” y se pone a tatuar a los animales marinos. Una muestra del trabajo de este artista, desde siempre con un especial vínculo con el mar, se puede ver en el restaurante Atea, de Uribitarte. Allí, donde el maestro de los fogones, Daniel García, puede hacer delicia cualquier plato, conviven los cuadros con los cubiertos, se mezcla la pintura con las salsas y se hermanan dos artes. Son las Gyotaku Food Sessions. Por eso ayer, el chef deleitó con su cocina del mar en una cena que sirvió de descorche oficial de la exposición de Garay, que estará en el local hasta el próximo 2 de agosto.
Respaldado por su mujer, Inés Abaroa, el hombre que ve arcoíris en los peces, desveló algunos de sus secretos, mientras los comensales degustaban los platos de agua salada. Y contaba Garay que con algunos animales se tiene que apañar para dibujarlos solo en 20 segundos, con otros, puede estar entre 10 y 20 minutos. Y mientras el artista hablaba, los músicos Luis Alberto García, Roberto Nieva, Alex Alonso y Fabián Acarregui endulzaban el ambiente.
Escuchaban a Garay la cuadrilla formada por Víctor Gardeazabal, Yolanda Vigar, Agustín Sastre, Eli Ugarte, María José Robledo, Marta Eurosport y Daniel Rueda. También acudieron al Atea Eugenio Lasarte, Jon Bernal, Daniel Vega, Nerea Gordejola, María Sánchez, Iñaki Santos, Idoia Miguel, Sara Schultz, Txema García, Maite Cordero y Mamen Martínez, entre otros.
Todos ellos contemplaron los papeles con las huellas dactilares de los peces. Esa técnica, el gyotaku, que es la prueba impresa de que en algún momento hubo contacto físico entre el animal y el soporte. El gráfico permanece para siempre como recuerdo impreso, mientras las criaturas nadan libres por el océano. Es la firma de Rober Garay.