FUE un francés, dicho sea con permiso y perdón de los ingleses, aquel que dijo que que si mirásemos siempre al cielo acabaríamos por tener alas. En realidad fue Gustave Flaubert, normando y poeta. Es lógico lo segundo: los poetas tienen la más grande aerolínea que ha conocido el hombre: la imaginación. Alguien recordó anoche la frase en el Museo Guggenheim, donde se celebró el regreso de British Airways a Bilbao casi once años después de haberse ido. Un 1 de noviembre de 2004 levantaron el vuelo y un 29 de marzo de 2015 han aterrizado de nuevo, recordaba ayer Jon Gangoiti, director general de Bilbao Air, quien lo expresaba con campechana cercanía: vuelven a casa.

Tan invisibles como sólidos son los hilos que unen Londres con Bilbao, dos tierras hermanas en tantas y tantas cosas... Ahora vuelve a cerrarse el círculo del hermanamiento por tierra, mar y aire. Se sabe que habrá dos vuelos diarios hacia el aeropuerto de Heathrow y que British Airways, junto con Iberia y Vueling, dibujan una santísima trinidad de las alturas (escrito así, con caligrafía terrenal...) en el aeropuerto de Loiu, donde la operan. Son las alas que echan raíces en Bilbao...

Un aurresku de honor recibió a los asistentes a la puesta de largo en el atrio del Museo Guggenheim, donde Juan Ignacio Vidarte ejerció de anfitrión. El vuelo del dan-tzari fue una hermosa metáfora en la noche. Testigos de ese despegue fueron el propio Luke Goggin, director general de British Airways Europa; Francisco Mas, delegado de aeropuertos del norte de España; Víctor Moneo, Luis Fernández, Ricardo Palazuelos, Simon Manley, embajador británico en Madrid; Derek Doyle, cónsul británico en Bilbao; Hannah Roberts, la viceconsejera Itziar Epalza, Juan Mari Aburto, candidato a la alcaldía de Bilbao en nombre del PNV; Diana Lewis, Andoni Ortuzar, presidente del EBB; Mariano Gómez, Ohiane Agirregoitia, Alejandra Caldas, Rafael Murillo, Javier Andrés, en nombre de DEIA; Ana Alegría, María Fitz-Patrick, Catalina Arechavaleta, Maitane Leizaola, Gabino Martínez de Arenaza, Mercedes Rodríguez Larrauri, Jon Ortuzar, Xabier Basañez, Iñigo Pombo, Aitor Agirre y una legión de gente que trabaja por colocar Bilbao por las nubes.

En los corrillos se oían las felicitaciones a lo grande, entre el poder de la piedra imán de Bilbao -tiene un innegable atractivo...- y la creciente importancia de los negocios. No faltaron a la cita el presidente de Bilbao Slow Food, Javier Bikarregi, anglófilo empedernido; Rafael Bustamante, Idoia Mendia, Nerea Llanos, Beatriz Marcos, Luis Eguiluz, Matilde Elexpuru, junto a su hijo David, llamado a tomar sus riendas; Álvaro Videgain, Iratxe Madariaga, Joserra Taranco, Carlos Amigo, Sylvie Lagneaux, Juan Álvarez, Alicia Stuber, Óscar Ledesma, Xavier Serrano, Ion Ruigómez, director del Museo Marítimo de Bilbao; María Landeta, Javier Otalora, Ignacio Sánchez, Gorka Etxebarria, Tontxu Campos, Ander Madariaga, Juana Ruiz, Ignacio Mendieta y así todo un pasaje de amigos y defensores de esa fabulosa relación entre Bilbao y Londres, entre Euskadi e Inglaterra.

Desde el fútbol que nos trajo la marea hasta la revolución industrial; desde los vínculos aeronáuticos, hasta las grandes navieras, desde el mineral puro que se celebraba al grito de all iron (alirón, ¿se acuerdan...) hasta el smog british y la txapela de humos, desde el Nervión hasta el Támesis, décadas y décadas de relaciones han labrado esta hermosa amistad. “Bilbao esta ganando fama como destino turístico de primera”, aseguró Luke Goggin. Un lazo más que nos ata a nuestro destino. Somos pueblos del norte.