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Los hermanos Larrinaga se suben al ring

Los getxotarras Asier e Ibon Larrinaga, de 21 y 23 años, son unos apasionados del boxeo amateur Ambos compaginan este deporte con sus estudios y las horas de trabajo en el restaurante familiar

Los hermanos Larrinaga se suben al ringMarta Hernández

Getxo - Su joven vida transcurre entre manteles, libros y, sobre todo, guantes. Sí, por encima de todo están el ring, las veladas, los asaltos, los ganchos... Todo ese cosquilleo en su interior y todos esos valores que les inculca el boxeo marcan sus pasos diarios. Los hermanos getxotarras Ibon y Asier Larrinaga, de 23 y 21 años, vienen pegando fuerte en este deporte que cada día gana más adeptos en Bizkaia.

Son boxeadores amateurs y compaginan los entrenamientos y la competición con su trabajo en el conocido Restaurante Ugartena, de Algorta, el negocio que regenta su padre, Jose Mari, también apasionado del boxeo. Pero, además, cuando no llevan el uniforme negro en el restaurante o el pantalón corto en el ring están estudiando: Asier prepara el acceso a Grado Superior e Ibon cursa tercero de Ciencias Políticas, además de dar clases de boxeo en dos gimnasios y a un equipo de rugby.

“El boxeo me sirvió para encauzar mi vida. Era desordenada y poco a poco la fui colocando en su sitio. Este deporte te aporta disciplina, motivación, te sientes realizado, te vas superando? Es mucho sacrificio que luego se ve recompensado”, comenta Asier, cuyo nombre sobre el cuadrilátero es Larri JR. “A mí me ha dado mucho más de lo que me ha quitado”, apunta Ibon, Larri Pura Vida. “Te resta mucho tiempo de poder estar con tu pareja, con tu cuadrilla... Pero los valores que te enseña, la disciplina? son muy importantes. El boxeo me ha dado esas ganas de ir a más, de ser el mejor. Si no eres el más rápido, puedes ser el más fuerte, si no, el más listo”, añade.

Los dos jóvenes se pusieron los guantes después de colgar las botas. “Jugaba al fútbol y me rompí la tibia y el peroné. Tuve escayolada la pierna un tiempo y tuve que hacer rehabilitación. Estaba empezando Bachiller en Erandio y un amigo me dijo que en el polideportivo hacían boxeo, que él lo había probado y le había gustado. Como estaba recuperándome de la lesión, empecé con el boxeo. Al de un tiempo volví al fútbol y estuve practicando los dos deportes, pero me decanté por el boxeo”, cuenta Ibon. “Yo empecé a ir a verle pelear y no me planteaba para nada ni entrenar ni competir. Pero un amigo me dijo que iban a abrir un gimnasio en Romo -Bunk3r- para enseñar boxeo y me metí, ya que no hacía deporte porque había dejado el fútbol después de estar parado mucho tiempo por una lesión en la rodilla”, describe el pequeño de los Larrinaga.

Más Unión, más boxeo Así, este deporte sirvió para unir más a estos hermanos. “Tenemos más cosas de qué hablar, nos ayudamos entrenando, si coincidimos salimos a correr juntos... Antes cada uno iba un poco más a subola, aunque es verdad que hace años se notaba más la diferencia de edad”, indica Ibon. Ahora, ambos andan pendientes de la báscula porque los campeonatos de Bizkaia están a la vuelta de la esquina -se disputan el próximo sábado en Sestao- y tienen que estar en su peso: Ibon, en 60 kilos, y Asier, en 56.

Estos getxotarras disfrutan del boxeo en un momento de buena forma de este deporte. “Cuando empecé hace cuatro años no se llenaba un pabellón como La Casilla con 1.500 personas. Se hacían veladas en polideportivos ante 300 personas, como mucho, y aun así quien lo organizaba se arriesgaba a que no fuera rentable porque no había tanta afición. Pero en este tiempo ha ido creciendo”, asegura Ibon, que junto a Asier, contribuye a hacer más grande el deporte del ring.