LA directora de Agricultura de la Diputación Foral de Bizkaia, Ikerne Zuloaga, se marchó ayer encantada con el resultado de la XV edición de la Feria Agrícola y Ganadera celebrada en La Arboleda. Y no solo por que la organización tuviera la deferencia de regalarle uno de los “campanos” con los que se reconoce cada año a los ganaderos participantes en esta cita del barrio alto de Trapagaran -muchos de los cuales entregó ella-, si no porque pudo constatar, una vez más, que la feria tiene un gran tirón popular en Ezkerraldea.
Zuloaga, que acudió a esta muestra popular no competitiva acompañada de la portavoz municipal, Ainhoa Santisteban, y varios ediles del equipo de gobierno, pudo comprobar la kilométrica caravana de coches que se aparcaron en los arcenes de la carretera foral que lleva al barrio abantoarra de Gallarta, después de que se colmaran los aparcamientos disuasorios de la depuradora de Burzako y el existente a medio camino de La Reineta. Ni siquiera las calles interiores del poblado minero se libraron de los vehículos.
No en vano, la coincidencia del día de difuntos, que acercó a cientos de personas al cementerio más alto de Bizkaia, junto con los habituales montañeros y senderistas que suben hasta allí para disfrutar de los montes de Triano, hizo que ayer La Arboleda estuviera abarrotada. “Aquí hay más gente que en la guerra”, se quejaba un abuelo que a duras penas podía abrirse paso entre el gentío asido a la mano de su nieto de apenas 6 años. “Vamos a ver si podemos acercarnos hasta la zona donde están los animales”, señalaba el aitite mientras descendía por la calle de La Magdalena hacía el albergue de la Diputación Foral.
200 animales Allí se encontraban los miembros del Club Nacional del Villano de Las Encartaciones, una asociación que busca de manera decidida la conservación de esta variedad de perro que desde hace siglos ha sido el apoyo de los ganaderos encartados en el control del ganado, incluidas las ovejas, y que también pude utilizarse en la caza. “Es un animal de trabajo excepcional. Fuerte, de gran capacidad, muy noble y muy leal”, resume José Ángel de la Hoz, portavoz de este grupo de amantes del villano, que desde 2007 tiene la llevanza del Libro Genealógico de la raza con el cual se intentan fijar las características morfológicas de estos canes.
“Con el ganado sacan el genio que les ha hecho tan útiles para los ganaderos a la hora de arrear vacas por el monte y, sin embargo, cada vez se ven más villanos como animal de compañía porque tiene un carácter muy noble”.
Claro está que es un perro de dimensiones a tener en cuenta -hasta 55 centímetros de altura las hembras y hasta 60 centímetros los machos- y que necesitan ejercicio de manera regular. El Club del villano tiene hasta el momento cerca de un centenar de ejemplares controlados que cumplen los estándares de la raza y luchan por difundir las bondades de esta raza autóctona que tiene en el pelo atigrado o barreo una de sus características singulares, y que le hacen fácilmente reconocible aunque también se aceptan de color negro y negro azulado.
No fueron los villanos los únicos animales que pudieron contemplar los asistentes a La Arboleda ya que gracias a las gestiones de la Asociación de Ganaderos La Ronda, organizadores del evento, se acercaron hasta el emplazamiento minero cerca de 200 cabezas de ganado de granja, cuadra y caserío. Junto a los habituales lotes de ganado vacuno -de leche y carne, equino, asnal, ovino y caprino, conejos y gallinas, los más pequeños se lo pasaron en grande paseando en pony y subidos a lomos de dos estupendos ejemplares de caballos frisones de color negro azabache que fueron uno de los animales más fotografiados.
Herraje Sin embargo, uno de los actos que más visitantes atrajo en la jornada de ayer fue el herraje de bueyes llevado a cabo por el herrero, José Antonio Olea. “Herreros de caballos aún hay bastantes pero de bueyes no tantos, y en Bizkaia unos pocos, sobre todo en el Txorierri”, aseguraba este vecino de Berango que ayer cambió el calzado metálico de sendos bueyes, Pepe y Temple, propiedad del baserritarra de La Campa de Erandio, Josu Munas Arteagoitia. “Pesan unos 900 kilos”, comentaba este ganadero que explicaba a DEIA que el nombre de Pepe se lo puso poco después de ver un partido del Real Madrid, cuando el animal “me propinó una buena patada igual que hizo el jugador en el partido”. Más allá de la chanza de Pepe, Arteagoitia no pudo evitar sentirse afectado por las noticias de dopaje que se han destapado en el mundo de las idi-probak en las que suele participar con sus bueyes. “Lo malo es que por una manzana podrida pagamos todo el cesto y eso no es justo”, señalaba Josu mientras José Antonio añadía que “estos bueyes están cuidados con mimo”.
La Feria de la Arboleda, alumbrada por un sol que a última hora empezó a esconderse tras negros nubarrones, concluyó con un balance más que satisfactorio tanto para los organizadores, la Asociación de Ganaderos Ronda, cuyo portavoz, José Antonio Quintana, calificó de “éxito total”, como para el principal colaborador, el Ayuntamiento de Trapagaran, cuya portavoz, Ainhoa Santisteban, reiteraba que “la feria es un ejemplo de la promoción que intentamos dar a nuestra zona alta del municipio”.