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Galdakao busca sus tesoros

Un equipo de investigadores voluntarios estudian el entorno del horno de hierro prehidráulico más grande de Europa en busca de nuevas sorpresas

Galdakao busca sus tesorosGaldakaoko udala

La ladera de Eitzaga, en Galdakao, puede ser una mina para los historiadores. No en vano, este bucólico lugar cercano al antiquísimo puente de Torrezabal, esconde entre sus avellanos y robles el horno de fundición de hierro medieval más grande de Europa, además de un calero de alto interés patrimonial. Por ello, el Ayuntamiento quiere investigar más a fondo esta zona, cercana al barrio de Zuazo, por si sepultados bajo tierra se escondieran más tesoros como estos, estudiados el año pasado.

Con este objetivo, esta semana se han puesto a trabajar arqueólogos profesionales coordinados por el catedrático Xabier Orue-Etxebarria, adscrito al Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU. El profesor presentó ayer su plan para este verano en la ladera de Eitzaga.

“Para este año se han planteado dos tipos de trabajos; unos de prospección, con el fin de intentar encontrar estructuras asociadas a los hornos y otro, de excavación”, explicó. Para ello, acercarán a Galdakao la más alta tecnología desarrollada para este tipo de investigaciones. Entre otras herramientas, utilizarán un georradar que se espera recale en Eitzaga la semana que viene.

Así, van a realizar una prospección magnética en los alrededores de estas estructuras, para saber si existen hornos más pequeños u otras estructuras de hierro enterradas.

El georradar intentará localizar estructuras internas que puedan tener relación con locales utilizados por los ferrones para guardar el carbón, el mineral de hierro o sus propias pertenencias.

Restos de hierro Por otra parte y por lo que respecta al interior de los hornos, se va a efectuar una “excavación minuciosa que nos permita conocer con detalle la base de los crisoles y de los canales. Otro de nuestros objetivos es intentar encontrar restos de hierro metálico en la base del crisol, así como restos de carbón, tanto en el fondo del horno como en sus paredes internas, que nos permitan tener datos de la época en la que funcionaron estos hornos”, avanzó el catedrático.

Una vez recogidas las muestras, tanto de escorias como de carbones, está previsto realizar análisis mineralógicos, químicos, así como dataciones radiométricas.

“Sin miedo a equivocarme, puedo decir que el equipo que participa en este estudio es el más potente del Estado reunido para un tema como este. Un grupo, además, que se implica por vocación, sin contraprestación económica, lo cual da aún más valor a esta iniciativa”, alabó Orue-Etxebarria.

El trabajo de campo iniciado, se extenderá durante semana y media, aproximadamente. El tajo continuará después en el laboratorio donde el equipo podrá extraer las conclusiones de esta segunda campaña. Los resultados serán presentados a finales de año.

El horno sobre el que gira esta segunda investigación fue construido por los antiguos utilizando tecnología prehidráulica de reducción de mineral de hierro. Mide 5,5 metros de alto por 4 de ancho. Es el más grande de Europa, donde se han encontrado unos mil hornos de este tipo pero que no suelen superar el metro de altura.

Lo curioso, es que hasta el hallazgo del de Zuazo, los investigadores pensaban que el horno más grande de Europa o, por lo menos, de los más gigantes, estaba ubicado también en Galdakao, en la zona de Lekubaso. Este mide 4,10 metros de altura y 2,20 de anchura.

Utensilios de campo Creado a partir de un agujero en el terreno, este sistema prehidráulico era utilizado para separar el hierro de otros compuestos que llevaba incorporado y así poder dedicarlo a manufacturar utensilios para el campo, el caserío, etc.

Parte de la importancia del hallazgo radica en que este tipo de hornos era utilizado antes de que se extendieran las ferrerías, esos molinos que, ayudados por la fuerza del agua, lograban el mismo objetivo. Así, el director del equipo de investigación, el doctor Xabier Orue-Etxebarria, cree que el horno encontrado podría haber sido utilizado por los habitantes anteriores al siglo X, es decir, hace más de mil años.