LEKEITIO. Con viento, bajo un sol radiante y en medio del jolgorio y la expectación que cada año acompaña a esta tradición, ha comenzado a las cuatro de la tarde frente al muelle la prueba de las alzadas, el principal evento delAntzar Eguna, en la que este año se han inscrito 86 embarcaciones, una cifra récord.

Siguiendo un riguroso orden establecido por sorteo, las barcas, cargadas de cuadrillas de chicos y chicas vestidos de mahón, se han ido turnando para remar hasta la zona de la competición, donde les aguardaba un ganso muerto suspendido en una cuerda.

Como cada año, un participante de cada embarcación -en su mayoría, varón- se ha afanado en agarrar la escurridiza ave, a veces de un salto, con el objetivo de sostenerla el máximo tiempo posible, mientras la cuerda era tensada para que su cuerpo y el del animal sacrificado se elevaran hacia el cielo, cayeran de nuevo al agua y volvieran a subir.

Durante la primera hora, apenas se han logrado tres alzadas consecutivas, mientras que varios participantes han conseguido arrancar la cabeza del animal, algunos sin elevarse.

En el juego, ganan los concursantes que logren más alzadas y, a su vez, consigan hacerse con la cabeza del animal, con el riesgo que supone el hecho de que puedan elevarse a una altura de hasta seis metros y sufrir importantes hematomas al golpearse contra el agua, así como fracturas de tímpano o muñecas.

Aunque hace unos treinta años dejaron de utilizarse gansos vivos, el Ayuntamiento de Lekeitio pretende ahora abrir el debate sobre la posibilidad de utilizar animales de goma, en lugar de aves sacrificadas previamente, tal y como han venido reclamado agrupaciones animalistas.

"Me gusta mucho el ambiente. No sé por qué, pero siempre quiero volver a esta fiesta", ha asegurado una adolescente que ha acudido hoy a Lekeitio.

La alcaldesa en funciones, Pili Robles, también ha calificado de "inmejorable" el ambiente que ha marcado la celebración de esta competición, que finalizará sobre las 19.00 horas.

La gran afluencia de personas que registra la localidad costera obliga cada año al equipo municipal a cerrar desde primera hora de la mañana el casco urbano al paso de vehículos.