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LA reconciliación es el alma de una paz firme y estable". La frase pertenece al obispo emérito de Donostia, Juan María Uriarte, y alumbra el camino para el primer paso, el sendero por el que víctima y verdugo han de transitar para llegar al otro lado del alambre de espino que los separa. Reconciliación. Ese es el nombre elegido para la exposición que ayer inauguró la Fundación Leizaola bajo una carpa instalada en la plaza Pío Baroja. La muestra está compuesta por testimonios forjados a fuego y corazón limpios, recogidos en 48 láminas -la mitad en castellano y la mitad en euskera- que retratan "diversos itinerarios y procesos de encuentro", tal y como lo describe el programa de mano.

Bajo la lona se respira el mismo hálito que inspiró a John Fitzgerald Kennedy cuando dijo aquello de "si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas", un deseo de sembrar la llanura. Irlanda e Inglaterra, Argentina, Sudáfrica, Palestina, Israel... y por supuesto, Euskadi. Todos han sido o son territorios en llamas y de todos ellos se rescatan historias de encuentros insólitos, se diría que imposibles en su día. Desde la historia que entrelaza las vidas de Roberto Manrique, víctima del atentado de ETA en el centro comercial Hipercor de Barcelona, y Rafael Caride Simón, el hombre que dirigía el comando Barcelona y coautor de aquella masacre; hasta el apretón de manos entre la Reina de Inglaterra, Isabel II, y Martin McGuinness, líder del Sinn Fein iralndés, pasando por diversos encuentros impulsados por el ansia de alcanzar la paz, como el que une a israelíes y palestinos en el Círculo de Padres (Robbie y Jalud narran su testimonio...), una asociación integrada por cincuenta familias israelíes y palestinas que han perdido a parientes de primer grado en el marco del conflicto de Oriente Próximo, pasando por el encuentro entre Aaron Barnea, padre de un soldado israelí asesinado por Hezbolá, con Suheir Allami, cuya abuela murió por una bomba lanzada por el ejército israelí o la historia del piloto Carlos Cachón, quien lanzó la bomba que hundió el barco Sir Galahad. Simon Weston estaba en la nave esperando el desembarco. Lo atraparon la explosión y el fuego y tuvo quemaduras en el 90% de su cuerpo. Hoy ambos se hablan. Las Malvinas quedan atrás.