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Dos plantas en una

La estación de fruticultura de Zalla produce castaños injertados con setas

Dos plantas en unaDavid de Haro

zalla

uN castaño en el que también crecen setas comestibles. La estación de fruticultura de Zalla acaba de incorporar a sus estudios este milagro de la ciencia, del que se empezarán a ver los primeros frutos en un plazo de cuatro o cinco años. La plantación de castaños inoculados con semillas de hongos de la variedad boletus en una superficie de 3.000 m2 permitirá al departamento de Agricultura de la Diputación explorar nuevas posibilidades y transmitir estos avances al sector forestal.

"Es una simbiosis, es decir, una relación provechosa para las dos partes", según explica Manu Lauzirika, jefe del servicio de hortofruticultura del departamento foral de Agricultura. Y es que, a través de esta asociación, la planta crecerá hasta un 30% y la producción de fruto aumentará en un 20%

Además, el hongo boletus -uno de los más codiciados- y el frutal se fortalecen mutuamente frente a sus enemigos más peligrosos. En el caso del castaño, "el mayor peligro son las infecciones causadas por hongos, por ejemplo la que se conoce como tinta del castaño, que lo mata desde la raíz y se llama así por el líquido que segrega", detalla.

La técnica empleada se conoce desde los años setenta y se desarrolla sobre todo en Galicia. Observando el trabajo del centro fitopatológico ubicado en la localidad pontevedresa de Barreiro, los técnicos de la estación de Zalla decidieron probar suerte "con el objetivo de complementar la producción forestal e incrementar el traspaso de tecnología al sector", en palabras de la diputada de Agricultura, Irene Pardo. "Es la primera vez que la micorrización se aplica de cara al ámbito frutícola en Bizkaia y puede ser muy positivo porque se obtienen dos producciones en una", según la diputada.

90 plantas La estación de Zalla ha traído de Galicia ocho variedades diferentes de tamaño grande y resistentes a la enfermedad de la tinta del castaño que se plantarán en una ladera de 3.000 m2 en un marco de 5x5 del que brotarán unas 90 plantas. "Estarán más pegadas unas a otras para adelantar la producción", anticipa Manu Lauzirika. La selección se ha enfocado al mercado de la fruta, aunque en un plazo de cuarenta años también podrán tener un aprovechamiento madererero.

Antes de introducir los castaños en la tierra ya se ha inyectado en la raíz el líquido que contiene las esporas de los hongos. El tiempo que pase hasta que las castañas asomen dentro de cuatro o cinco años servirá para analizar qué variedades responden mejor al experimento de cara a futuros trabajos. El boletus se dejará ver transcurridos seis o siete años desde la plantación.

Su mantenimiento no requiere cuidados especiales. "Salvo que se produzca una sequía prolongada, el clima no será un problema en esta tierra", avanza Manu Lauzirika. Por algo en el barrio de Beci, en Sopuerta, se conserva uno de los pocos castaños naturales que no ha sucumbido a las plagas.

experiencia en markina La Diputación ha subvencionado la única experiencia similar que se está llevando a cabo actualmente en Bizkaia, en concreto, en Markina. Alicia Goyogana investigó por internet cómo sacar más rendimiento a un terreno que antes había estado poblado de pinos. "Encontré una empresa gallega y contactamos con ellos. Hace un año viajamos allí y nos trajimos 710 árboles", cuenta. En su caso, los boletus están adosados a castaños y robles. "Habrá que esperar para ver qué resulta", aventura.

Lo mismo piensan en la estación de fruticultura. "Puede ser una alternativa al eucalipto o al pino, pero los resultados no se analizarán hasta dentro de diez o doce años, cuando la plantación esté en plena producción", analiza la diputada de Agricultura. Las estimaciones de cifras hablan de que de una hectárea pueden salir 3.000 kilos de castaño, 150 kilos de hongos y ocho metros cúbicos de madera en un año. En cinco años, los datos se podrán comprobar en Zalla.