Bilbao modifica su PGOU para que oficinas y pisos cohabiten
La medida pretende evitar que se generen zonas desiertas y sin vida fuera del horario laboral
Bilbao. En pocos meses, Bilbao habrá conseguido incrementar considerablemente el volumen terciario de la villa con dos nuevos edificios dedicados exclusivamente a albergar oficinas. En los próximos días se inaugurará el edficio de San Agustín que aglutinará prácticamente todas las dependencias municipales y, en septiembre, los trabajadores de Iberdrola comenzarán el curso en la nueva torre de Abandoibarra. Sin embargo, estos serán los últimos reductos de edificios dedicados al sector terciario, ya que, en el futuro, Bilbao no repetirá edificios dedicados exclusivamente a oficinas.
La revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que se está realizando en estos momentos apuesta por una ciudad muy cosmopolita y mixtizada. Oficinas y viviendas convivirán en los mismos inmuebles. La medida pretende evitar zonas desiertas en la ciudad, según explica Mauro Valdivielso, director del área municipal de Urbanismo, que se encuentra inmerso desde hace meses en la planificación de la ciudad.
El Bilbao del futuro pretende combinar los usos residencial y terciario en todos sus edificios sin que las oficinas monopolicen una determinada zona, ni los usos residenciales queden reservados para otra; aspecto que de alguna manera ya estaba reflejado en el Plan General de Ordenación Urbano que data de 1990 y que está vigente en la actualidad. El cambio de criterio tiene que ver con una configuración diferente de ciudad. Bilbao aspira a consolidarse como una urbe cosmopolita muy homogénea y compacta en la que tengan cabida el pasado y futuro de la villa. También pretende que el ocio y el trabajo establezcan nexos de comunicación de manera que no se creen compartimentos estancos.
Los expertos que trabajan en el diseño futuro de la villa quieren evitar el binomio trabajo/vivienda para que de esta manera en ningún momento queden zonas desiertas. Si se promueve la concentración de oficinas en un mismo edificio, o incluso zona, ocurre que fuera de las horas de trabajo se producen áreas desiertas con lo que implica en todos los aspectos desde la inseguridad hasta la parcialización de ciudad.
En 1992, el Ayuntamiento de Bilbao ya realizó una primera modificación del PGOU y puso coto a la construcción de oficinas en el centro. Y es que se habían concentrado en una misma área tantas oficinas que, junto a los juzgados y al propio Ayuntamiento, habían provocado la desertificación dela misma, haciendo que una de las zonas más atractivas de la ciudad se quedara deshumanizada fuera del horario de oficina y, sobre todo, los fines de semana.
PGOU, 1995 Más tarde, en 1995, el propio Ibon Areso, propulsor del PGOU, volvió a poner freno a la extensión de oficinas. Así restringió la habilitación de las mismas a los primeros pisos de los edificios residenciales, pero incluso entonces se penalizaba, exigiendo una mayor cota de metros construidos que lo que se exigía a la vivienda.
Así, el PGOU contempló lo que se denominó áreas direccionales técnicas de alto nivel en varios espacios de la ciudad: La fábrica del Gas, el Depósito Franco y Abandoibarra. Sin embargo, el mercado se inmovilizó y se produjo una involución en esta tendencia de construcción de oficinas, llegando a un punto en que nadie quería construir oficinas.
De terciario a residencial El Ayuntamiento en todo caso no cambió su filosofía y facilitó el cambio de uso principal de terciario a residencial en aquellos edificios en los que se solicitara. Así ocurrió en el caso de la antigua fábrica del Gas o en el depósito Franco, donde se hoy se levanta el complejo Isozaki Atea que se compone de dos torres gemelas de 82 metros y 23 plantas, y cinco edificios de entre 6 y 8 pisos. Tiene una superficie total de 84.000 m², de los cuales 8.200 m² están destinados a la actividad comercial.En el complejo se asientan las sedes de Eusko Ikaskuntza, Unesco Etxea y el Instituto Europa de los Pueblos.
Actualmente, en el caso de San Agustín y la torre Iberdrola se mantienen los criterios recogidos en el PGOU y ambos solares se destinarán a oficinas, puesto que el volumen edificatorio residencial en el área de reparto compensa a la reserva de suelo para viviendas. Así, en San Agustín se edifica un edificio en dos volúmenes diferentes unidos entre ellos con base en forma de U. Estilizados y con 4 y 6 pisos de altura, además de una planta subterránea, se disponen en torno a una plaza. El mayor de ellos está rematado por una torre que alcanza los 30 metros de altura. En el centro del solar se gana un nuevo espacio público mediante una escalinata central de acceso al conjunto. La fachada del nuevo inmueble municipal es acristalada, lo cual dota de una gran luminosidad al lugar de trabajo de 400 funcionarios municipales. En total, más de 10.000 m2 construidos, con la posibilidad de que una futura pasarela una este edificio con el antiguo.
El último edificio de oficinas integral será la majestuosa torre de Iberdrola cuyos empelados esperan inaugurar en septiembre. A pesar del volumen de pisos de oficinas, se encuentra en un sector compensado con el área residencial por lo recibió el visto bueno municipal.