Un podólogo llamado Wanda
Una peluquería de Santurtzi importa desde Holanda 500 ejemplares de peces para tratamientos de piel
santurtzi
no son estrellas de Hollywood, pero les esperaba un recibimiento como si lo fueran. Ayer llegaron a Bizkaia 500 ejemplares de garra rufo, el pez podólogo que elimina las pieles muertas y mejora la circulación sanguínea mediante terapéuticos besos a los pies de sus pacientes. Ellos son los primeros en emigrar a Bizkaia y la peluquería S. Picaza de Santurtzi, la pionera en ofertar tratamientos de este tipo en el territorio histórico.
Los pequeños grandes protagonistas aterrizaron en el aeropuerto de Loiu pasadas las 11.30 horas provenientes de Holanda. Allí, les recibían Carlos Sánchez y Teresa Picaza, los padres de Silvia Sánchez Picaza, dueña de la peluquería S. Picaza. Las 500 crías de la especie garra rufo llegaban bien protegidas en sendas cajas de cartón que contenían una bolsa de plástico especial cada una. En ellas, estaban los renacuajos esperando llegar a su destino final.
Los ejemplares tuvieron que esperar una hora para llegar a su nuevo hogar en Santurtzi. Allí les recibían con ilusión las trabajadoras de la peluquería. "Ya están aquí mis bebés", exclamaba Silvia Sánchez, dueña del salón de belleza.
"Han llegado con adelanto, los esperábamos para el próximo lunes", asegura Sánchez. A partir de ese momento, todas las miradas de clientes y y trabajadores de la peluquería se dirigían hacia ellos. Pese a ser tan diminutos, su protagonismo era inmenso.
Adaptación Antes de abandonar las bolsas de plástico en las que llegaron a Santurtzi, las crías debían ir adaptándose a su nuevo acuario y a la temperatura que necesitan para estar en su hábitat natural. "Tienen que estar a una temperatura de entre 28 y 31 grados durante todo el año", indicó Silvia. Además, el frío que estos días azota Euskadi hacía que la adaptación fuese un proceso más delicado si cabe. María José Marín, una empleada del salón de belleza, comentaba que "parece imposible que entren 500, pero ¡son tan pequeñitos...!". A juicio de la dueña de la peluquería, las crías no crecerán demasiado. " Estos ejemplares van a crecer unos 5 centímetros, pueden medir hasta 12 centímetros más, pero para ello, deben vivir en unas condiciones muy concretas". El proceso de adaptación de los nuevos habitantes del acuario con capacidad de 500 peces y 250 litros, fue lento y cuidadoso. Una hora después de su llegada a la peluquería, los pececillos ya pudieron nadar libremente por su nueva casa.
Sandra Pando, una de las trabajadoras de S. Picaza, pasaba los peces de las bolsas de plástico al acuario. Lo hacía con mimo y con cuidado, ya que las diminutas dimensiones de los peces dificultaba la operación. Ahora, los pezqueñines se tomarán tres o cuatro días de descanso, antes de besar los pies de aquellos que lo deseen y cumplan las condiciones. "Para hacerse este tratamiento no se pueden tener heridas abiertas, hongos ni papilomas en los pies", explica Silvia. Ya que aunque el agua se renueva cada 15 minutos en S. Picaza no quieren correr el "mínimo riesgo de que los peces enfermen". Para evitarlo, también contarán con el apoyo de la empresa distribuidora, que realizará un seguimiento "las 24 horas del día" a los garra rufa.
Sánchez ya ha probado lo que se siente al someterse a un tratamiento de este tipo: "Se siente una sensación que empieza como un cosquilleo y termina como un masaje", describe. Este tratamiento tiene un precio estándar de 38 euros, "aquí, en Madrid o en Marbella" y dura 40 minutos; 30 minutos de besuqueo de los garra rufa y 10 minutos de masaje realizado por el personal del centro.
la primera Sandra Saiz fue la primera en probar las cosquillas de los pececitos que, presumiblemente, a partir del próximo martes, eliminarán asperezas de los pies de los clientes que sí lo deseen. "Es una sensación muy agradable, aunque al principio sientes cosquillas", comenta Saiz.
Fueron sus manos las que sintieron las caricias de los pequeños peces, ya que, de momento, los ejemplares deben adaptarse a su entorno. Este es el inicio de un proyecto mucho más ambicioso: "Probablemente, abriremos otros tres o cuatro centros más entre Bizkaia y Cantabria", comenta Silvia Sánchez. A su vez, advierte de que "estos tratamientos sólo se pueden hacer en centros autorizados y con peces de este tipo, ya que hay otros, japoneses, llamados chin chin, que tienen dientes y muerden, y pueden provocar infecciones".
Estos pequeños podólogos necesitan un descanso de entre 15 y 30 minutos entre tratamiento y tratamiento. Su tamaño es inversamente proporcional a la satisfacción y expectación que han generado. Estoy ilusionadísima, esto es una gozada", concluía la dueña de un centro, desde ahora, único en Bizkaia.