Kateryna Kaminksa llegó en 2014 a Bilbao huyendo de la guerra de Ucrania. Graduada en Economía y Filosofía, estuvo repartiendo currículums por la capital vizcaina y, al no conseguir trabajo, se vio obligada a emprender para sobrevivir. Fue entonces cuando montó Katusha Ramos y Fantasías, un negocio de ramos comestibles donde casi cualquier alimento tiene cabida.

Con la apariencia de un ramo de flores tradicional, los de Katusha van un paso más allá. Frutas, chocolate, bollería, embutidos, frutos secos, quesos... Casi todo los productos pueden ser utilizados en estos ramos totalmente personalizables que además provienen de productores locales y por tanto son de kilómetro cero. "Hay gente que hace las cosas con mucho cariño y nosotros estamos empeñados en comprar por Amazon. Tenemos que generar conciencia de consumir en el comercio local. Lo que vende la gente de nuestras calles es lo más limpio, lo más rico y lo más seguro. Tenemos que ser conscientes de ello", apunta Kateryna.

Un trabajo, el de crear los ramos, que no resulta nada fácil ya que no todos los alimentos se conservan de la misma manera. Es por ello que Kateryna y su equipo trabajan a contrarreloj y, según indican en su página de Instagram, los preparan una hora antes de la entrega. Precisamente este es el principal motivo por el que ahora mismo no se pueden permitir tener un local. "Trabajamos con arte efímero. Cada ramo que creamos tiene que ser lo más fresco posible. No tenemos almacén, lo organizamos todo a última hora y no tenemos tanto volumen como para tener un almacén o montar un escaparate. Un ramo de frutas puede aguantar 3-4 días, no más", explica.  

A pesar de las dificultades que entraña la logística, elaboran los ramos con mucho mimo, cariño y una hora y media o dos de trabajo. En el caso del montaje, el secreto para que aguanten tanto peso "es magia". "Solo puedo decir que la metodología y los materiales que utilizamos son absolutamente sostenibles y reciclables. No es fácil hacer un ramo de frutas. Pesan entre 3 y 5 kilos y hay que mantenerlo en el aire durante hora y media mientras vas colocando las piezas", comenta.

Un objetivo saludable

Más allá de ser una vía para sobrevivir y salir adelante, el objetivo de Kateryna al abrir un negocio de ramos comestibles fue el de crear un regalo práctico y sobre todo el de generar conciencia acerca de la importancia de comer fruta. "Mi marido vasco no come fruta. La tengo que lavar, pelar y ponérsela bonita para que se la coma. La idea era enseñar a la gente a comer fruta y que fuese una manera divertida de hacerlo en familia", explica.

Además, el hecho de que sean totalmente personalizables permite adaptarse al gusto y a las características de cada persona. "Cuidamos mucho este aspecto por el tema de las intolerancias, las alergias... Aquí en Bilbao me han empezado a pedir ramos de embutido, carolinas, etc", apunta.

Respecto a lo más demandado, sorprende que los ramos de frutas y verduras se encuentren en primera posición. "El porcentaje de ramos de frutas ha subido un 30% y creo que es un éxito, porque es lo que queremos conseguir, concienciar sobre el consumo de frutas. En segundo puesto, el ramo de embutidos porque aguantan más tiempo (hasta una semana) y además huelen muy bien, mejor que las flores", asegura.

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La medalla de bronce se la llevan los ramos de frutos secos y frutas deshidratadas. "Este ramo puede aguantar meses y es muy práctico, porque lo pones en la mesa como un centro y puedes ir picando. El ramo se va reduciendo y sigue siendo bonito", añade Kateryna.

Ahora que las navidades están a la vuelta de la esquina y cada año cuesta más elegir qué regalar, estos ramos se convierten en una idea muy original que además aportan un valor añadido a la sociedad, lo que los convierte en un regalo muy especial.