Su misión es similar a la de una asociación vecinal. Una fundación comunitaria trabaja para un territorio concreto y para unas personas concretas. “Y fundamentalmente con el objetivo de conseguir el mayor bienestar posible”, explica Txetxu Barandiaran, miembro del grupo motor de Zazpi, la primera fundación comunitaria de Euskadi cuyo germen nace en el distrito de Rekalde. Bajo el amparo de esta figura jurídica, su idea es trabajar con el tejido asociativo que ya existe en la zona –hay contabilizadas casi un centenar de asociaciones– para dotarles de recursos. Los retos a los que se enfrentan a través de esta institución no son menores. “El distrito 7 es donde hay mayor tasa de fracaso escolar”, señala Barandiarán sobre este barrio en el que solo el 40,8% de sus residentes tiene estudios superiores.

“Hemos puesto la mirada en algunos elementos que detectamos que son más prioritarios. Pero hay un matiz importante, no hacemos un planteamiento reivindicativo, eso corresponde a las asociaciones”, señala este jubilado licenciado en Pedagogía y consultor cultural, antes de apuntar que han hecho un análisis más integral teniendo en cuenta cinco áreas de actuación que tiene sentido trabajar en aras de mejorar el bienestar de los residentes del distrito. De ahí que se hayan priorizado ámbitos como la educación, la economía local y el comercio, además de la salud, la cultura y el bienestar social. Todo ello teniendo en cuenta que es la zona de Bilbao con mayor porcentaje de población nacida en el extranjero (19,6%). Y también que presenta una de las rentas familiares más bajas de la ciudad (32.955 euros frente a los 47.021 euros de media en Bilbao) y su tasa de desocupación alcanza el 13,8%. 

TEJIDO ASOCIATIVO

“A partir de ahí hemos cogido algunos ejes esenciales para trabajar y hemos visto qué gente está haciendo cosas en esas grandes áreas. Es por donde vamos a empezar a trabajar”, apunta Barandiaran, miembro del grupo motor de Zazpi, que ya está impulsando algunas acciones como Merka Truke, que fomenta el consumo responsable mediante el intercambio, o Irala Irekitzen, un programa que revitaliza los espacios urbanos a través del arte. Txetxu Barandiaran tiene claro que no es una casualidad que la fundación comunitaria haya surgido en Rekalde. “Estos proyectos nacen un poco en los márgenes, en distritos que no tienen esa centralidad geográfica, pero que luego acaban atrayendo a mucha más gente con sus proyectos”, indica.

Txetxu Barandiaran y Miguel Gómez posan en la plaza de Rekalde. Markel Fernández

De hecho, el distrito 7 se ha caracterizado históricamente por su capacidad de autoorganización y su tejido social, lo que ha permitido que logren mejoras significativas en ámbitos como el transporte o el urbanismo. Se trata de una zona que abarca a casi 50.000 habitantes en barrios, dispuestos a las faldas del Pagasarri, tan dispares como Rekaldeberri, Larraskitu, Irala, Ametzola, Uretamendi, Betolaza, Artazu o Iturrigorri-Peñascal. Y todos ellos con necesidades y reivindicaciones diferentes, aunque muchas de ellas relacionadas con la accesibilidad, como ha quedado constancia a lo largo de las últimas décadas de lucha: desde aquel autobús que secuestraron en 1978 para demostrar que podía subir hasta Betolaza hasta las diferentes manifestaciones desarrolladas en los últimos años para pedir la llegada del metro a Rekalde.

GERMEN DE LA FUNDACIÓN

Zazpi no se constituirá oficialmente hasta el primer semestre del año que viene. Pero ya han comenzado a socializar su creación y este jueves se presenta al público, a las 19.00 horas, con una acto en el salón de la Iglesia del Carmen de Indautxu. Participará Rosa Gómez, directora de Fundaciones Comunitarias Asociación Española de Fundaciones, y Julio Huerta, director de la Fundació Horta Sud (Valencia). Es precisamente en esta fundación, además de Tot Raval de Barcelona y Filandia de Hortaleza en Madrid –también en proceso–, donde se han fijado para crear su propia institución. “Son las que pueden ser más parecidas al modelo que tenemos y al tipo de población sobre el cuál queremos trabajar”, indica Barandiaran.

El germen se inició en Gazteleku, una asociación que lleva 40 años trabajando en Rekalde y colabora habitualmente con la Fundación la Caixa. “Hace tres años se les planteó reconvertirse en fundación comunitaria, un modelo que comenzaba a implantarse en el Estado, donde actualmente hay 8 o 9”, apunta el licenciado en Pedagogía sobre el proceso que inició Gazteleku para llegar a la conclusión de que, aunque iban a mantenerse como asociación, la figura de fundación tenía sentido. Así, en 2023 algunos miembros de Gazteleku empezaron a formarse con la Asociación Española de Fundaciones, que tiene un programa específico de creación de fundaciones comunitarias.

MODELO EXPORTABLE

No obstante, el año pasado optaron por ampliar el grupo. “No tenía sentido que solo fuera una asociación la que monte esto, sino que era preferible que fuéramos formando una comunidad”, expone Barandiaran. Actualmente cuentan con personas de diferente perfil en el grupo motor, desde educadores sociales, a abogados, ingenieros o periodistas. A todos les une su voluntad por mejorar el distrito 7 con el compromiso como bandera. “Crear una fundación supone una serie de responsabilidades que a veces las asociaciones no tienen: tienes que tener capital fundacional, presentar papeles, proyectos y estatutos al Protectorado de Fundaciones del País Vasco”, explica Txetxu Barandiaran sobre esta figura jurídica que tiene ventajas, ya que “muchas personas, al ver el bien que hacen, consideran que es importante aportar fondos”.

Esta idiosincrasia de fundación comunitaria hace que, además, no sean finalistas. “No llevan a cabo acciones concretas, sino que confían en el tejido asociativo para dotarles de más fondos, tanto económicos como de recursos humanos o materiales”, señala. En ese sentido, apunta que es un modelo trasladable a otros distritos de la ciudad. De hecho, ya han tenido algunos contactos con agentes del distrito 5, de San Francisco y Bilbao La Vieja. “Por ahora no se ven con músculo suficiente, pero creemos que es exportable y sería precioso que hubiera una fundación comunitaria en los distritos con mayor nivel de necesidades”, concluye este miembro del grupo motor.