El diagnóstico es bastante irrefutable. Los patios escolares de Bilbao presentan problemáticas comunes: son espacios mayoritariamente asfaltados, con escaso arbolado y ausencia de pavimentos drenantes. Además, los elementos de juego son limitados y las pistas deportivas ocupan posiciones centrales, generando espacios residuales alrededor. Esta configuración favorece dinámicas desiguales, de forma que los niños suelen apropiarse del espacio central y de las actividades deportivas, mientras que las niñas tienden a reunirse en los márgenes, haciendo un uso reducido del resto del espacio.

Esta es la conclusión a la que llega Eskola-patioak, la guía editada por el Ayuntamiento de Bilbao hace unos meses a modo de manual de referencia para que los patios públicos se conviertan en “potentes infraestructuras sociales y medioambientales de la ciudad”. Eider Bilbao, concejala de Educación, reconoce que visitaron un centro de Barcelona –en la guía recogen imágenes de la Escola Can Fabra– aunque indica que el objetivo es que los centros elijan lo que más les convenga. “Cada uno sabe lo que quiere en su patio, lo tiene idealizado después de tantos años de asfalto y quiere elementos nuevos que le den un valor añadido”, apostilla la edil.

Ejemplo de un patio con una transformación integral. Leku Studio

En ese sentido, "reimaginar" los patios desde el punto de vista verde, inclusivo, abierto y lúdico y educativo proporciona muchas alternativas. “La guía tiene diferentes aspectos en los que cada uno puede centrarse para darles más peso. Incluso pueden querer centrarse en las esquinas para tratar de darles una utilidad nueva”, señala Bilbao, quien recuerda, por ejemplo, las bondades de convertir los espacios públicos abiertos más allá del horario lectivo como espacios de referencia del barrio. Asimismo, hacer un espacio más verde favorece que los centros sean refugios climáticos y que la calidad del aire mejore.

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ALTERNATIVAS

Entre las alternativas que ofrece plantea, por una parte, la transformación “integral” del patio, “priorizando la creación de una gran zona despavimentada y verde que redefina su funcionalidad y atractivo”. Así, la pista deportiva se “reubica” en una mitad del patio, con dimensiones “más reducidas”. Por otra parte, hay otras opciones en las que baraja organizar el patio de forma “más compartimentada, sin generar una gran área central”. Plantea la posibilidad de añadir zonas de gradas alrededor del huerto urbano que miren hacia las pistas de baloncesto, por ejemplo. Otra de las propuestas propone que “las intervenciones se concentren en los márgenes de la pista deportiva, preservando sus dimensiones reglamentarias para mantener su funcionalidad”.