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Isabel UrrutiaJefa de sección de neumología en el hospital de Galdakao

“La exposición prolongada a una contaminación elevada puede llegar a generar asma”

La doctora en Medicina y Cirugía por la EHU participó ayer en la mesa redonda sobre el impacto de la contaminación en la salud con motivo de la Semana Europea de la Movilidad

“La exposición prolongada a una contaminación elevada puede llegar a generar asma”Markel Fernández

¿Es verdad que la contaminación mata al año a más personas que los accidentes de tráfico?

—Hay mucha discrepancia según los estudios, pero es verdad que la OMS dice que los muertos en términos mundiales son muchos. En el Estado español las muertes por contaminación se han contabilizado en 10.000 al año. Aunque también hay estudios que apuntan a 3.000. Suelen variar tanto que me dan miedo los titulares con cifras muy espectaculares.

¿Y eso por qué?

—Es difícil atribuir la muerte a la contaminación. Y también hay una contaminación interior que no se valora muchas veces y también es causa de fallecimiento. Todo es contaminación.

¿Puede alguien que sin predisposición a patologías respiratorias desarrollarlas por la contaminación?

—Sí. Cuando se empezó a estudiar la contaminación se veía que personas con asma, con EPOC, que son las enfermedades estrella de nuestra especialidad, con un aumento de contaminación se llevaban la mano al pecho. Con el aire cargado, aseveraban que se ponían peor. La contaminación agudiza los síntomas del enfermo respiratorio que, en principio, con la medicación está bien controlado, pero los días de más contaminación se ponen peor y, además, se vio en varios estudios que hicimos en la zona de Galdakao, aumenta claramente la frecuencia de atención en urgencias por enfermedades respiratorias.

¿Entonces...? 

—Lo más novedoso es que la gente que está expuesta durante tiempo a una contaminación elevada pueden llegar a desarrollar asma. El asma no tiene una causa única, sino que tiene factores de riesgo. Y uno de ellos es la contaminación. El asma es una enfermedad que no tiene una causa clara, no es como la tuberculosis. Ni tampoco la EPOC: no todos los que fuman la tienen y hay gente que no ha fumado y la ha desarrollado. 

¿Cómo se desarrolla EPOC sin haber sido fumador?

—Con la exposición a contaminantes interiores. En Galdakao veíamos desde hace tiempo que las aldeanas que vivían en caseríos, con las chapas de carbón, habían desarrollado EPOC sin haber fumado jamás. Se producía por la exposición, en su juventud, a esa combustión del carbón de las cocinas.

¿La salud de un vizcaino del centro de Bilbao puede estar más expuesta que la de uno de Aulestia?

—En principio, sí. Pero tampoco se libran los de las zonas rurales, porque uno de los contaminantes que producen los coches es el NO2, que cuando se junta con la luz solar produce ozono. Los días de mucho tráfico y mucho sol, cuando se juntan estos dos factores, este ozono viaja dependiendo del viento y no se queda solo en Bilbao. Es lógico que el de Aulestia esté mucho mejor, pero también puede llegar por el viento, que es un contaminante muy importante. 

¿Qué perfil de ciudadanos son los más vulnerables a sufrir las consecuencias de la contaminación? 

—Los niños, los mayores y las embarazadas. Hay muchos estudios que determinan que si una embarazada vive en un ambiente muy contaminado, cuando nace el niño puede estar expuesto a una mayor mortalidad. Además, tienen un menor desarrollo de su capacidad pulmonar en la infancia y tienen más riesgo de desarrollar asma en un futuro.

¿Y hay trabajadores más expuestos, como los taxistas, por ejemplo?

—Claro, sí, todos los que estén trabajando en áreas urbanas. Obreros que estén trabajando en los andamios o todo aquel que esté en la calle. Cuanta mayor exposición a las partículas de diesel y al ozono, mayor riesgo va a tener de sufrir síntomas.

¿La polución atmosférica está relacionada con otro tipo de enfermedades además de las respiratorias?

—Sí, sí. Afecta a casi todos los órganos del cuerpo. Está relacionada con enfermedades cardiovasculares. Hay más infartos de miocardio y más accidentes cerebrovasculares, como ictus. 

¿Qué otras medidas pueden impulsar las instituciones para concienciar sobre los peligros de la contaminación?

—Claro que pueden hacer mucho más, pero los primeros culpables somos los profesionales sanitarios, que no educamos lo suficiente, como lo hacemos con el tabaco. Pero tenemos un problema para ello y es que no tenemos tiempo en las consultas. Lo primero que hay que hacer es advertir a nuestros pacientes de los peligros de exponerse a la contaminación. Además hay que crear más campañas de sensibilización en colegios y en población general.