El ensordecedor ruido de una pequeña excavadora con martillo hidráulico anunciaba este lunes el inicio de las obras de repavimentación de García Rivero. Un lote de baldosas de tipo Bilbao defectuosas, detectado durante la semipeatonalización, han obligado a levantar el céntrico corredor apenas dos meses después de finalizarse los trabajos. Pese a que el Ayuntamiento de Bilbao ya había dictaminado que “no cumplían con los estándares de calidad y acabado requeridos para las obras públicas municipales”, se optó por terminar el embaldosado y no ejecutar la subsanación hasta este mes de septiembre, para no interferir en la actividad de los locales durante Aste Nagusia. No obstante, vecinos, hosteleros y comerciantes de la céntrica calle evidencian su enojo por cómo se han desarrollado estos trabajos. 

“Creemos que las obras se podían haber paralizado antes, porque todo el mundo veía que las baldosas no cumplían con la calidad”, exterioriza Josu Marquijano, propietario de Bilb8, quien apunta que “tampoco estaban puestas con excesivo mimo”. En ese sentido, asevera que hay algunas baldosas “que son del gris Bilbao de toda la vida y luego hay otras que son más marrones”. En todo caso, las consecuencias las conocen bien. No es solo aguantar el ruido, sino que vuelven a quedarse sin las terrazas para las que sí tuvieron autorización en agosto. “Nos supone un 75% menos de facturación”, calcula Marquijano, uno de los pocos hosteleros que accede a hablar con este periódico pese a que el enfado es más que notable en todos los negocios. “Estamos muy quemados”, aseveran escuetamente tras la barra de otro local de esta conocida zona de poteo.

La retirada de las baldosas defectuosas, además, se extiende a la calle Elcano. Concretamente, también afecta a la zona frente a la plaza Pedro Eguillor. Las obras, ejecutadas dentro de la segunda fase de las obras del corredor comercial de Rodríguez Arias, han permitido a García Rivero pasar a ser una vía de plataforma única en la que se han igualado las cotas de acera y calzada, eliminando el aparcamiento y ensanchando las aceras. En esta segunda repavimentación, además, se incluirá la plantación de 16 nuevos árboles que no se habían incluido en el embaldosado temporal. Se estima que las obras durarán cinco o seis semanas. 

COMERCIANTES

Sin embargo, los comerciantes de la zona muestran su escepticismo. “La última vez hablaban de cuatro meses y al final fueron cinco y medio”, se lamenta Begoña Aurrekoetxea, propietaria de Ambali, local de moda en el que tildan de “vergüenza” la supervisión de las obras. “Esta es una calle alegre, con terrazas y gente que viene a tomar algo, se para en los escaparates...”, evidencia la comerciante, quien afirma que su actividad se alimenta, en gran medida, de la afluencia de gente en los bares. “Si no hubiera sido por la clientela de toda la vida, habríamos tenido que cerrar”, expone Aurrekoetxea, antes de exteriorizar que deberían unirse para pedir algún tipo de compensación.

Aristide Storneli y Ainara Barañano, socios de Narata Shop, tienda de decoración e interiorismo, recalaron en García Rivero en junio, cuando aún se estaban desarrollando las obras con las losas defectuosas. “Que no se dieran cuenta antes que la calidad de la baldosa fuera la adecuada parece un chiste”, determina Storneli, quien explica que, debido sobre todo al polvo, los trabajos de excavación les obligan a tener la puerta cerrada durante todo el día. “Y hay que pensar en los vecinos, que no pueden tener las ventanas abiertas”, indica este comerciante, que aún no ha podido descubrir lo que esta calle puede ofrecerles en una situación normal. “El paso de gente es lo que más afecta a las ventas”, concluye.