Lara intuía que algo no iba bien desde que descubrió que tenía un bulto en la axila. El diagnóstico que recibió en el centro privado al que acudió no le dejó tranquila, a pesar de ser favorable. “Me aseguraron hasta tres veces que estaba todo bien, que estuviera tranquila y siguiera con mi vida”, recuerda. Pero su instinto le decía lo contrario, y la frustración crecía.
La situación cambió cuando acudió al centro de salud. El médico que la atendió decidió no arriesgarse y enviarla al especialista. A mediados de agosto, llegó la confirmación. Lara padece cáncer de mama en fase tres, aunque sin metástasis en huesos ni órganos.
“Cuando te confirman el diagnóstico, tu vida se para”, reconoce Lara. Y así fue. De tener múltiples rutinas y un trabajo, a enfrentarse a una enfermedad grave. El proceso no está siendo fácil. “Trabajaba como comercial y viajaba muchísimo. De pronto, todo se ha detenido. Ya no hago planes a largo plazo. Ha sido un cambio brutal”, apunta.
“Cuando te confirman el diagnóstico, tu vida se para”
Sus rutinas ahora son otras. Cada mañana se levanta a las siete, acompaña a su hijo hasta el autobús y luego acude al gimnasio para hacer algo de ejercicio. Actos cotidianos como salir a la calle dar un paseo o tomar un café se han convertido en un verdadero regalo para ella.
En septiembre comenzó con la quimioterapia. Hasta el momento ha recibido dos de las dieciséis sesiones previstas. Una de las primeras decisiones fue raparse el cabello antes de que comenzara a caerse. “Es muy duro mirarte al espejo. Tenía una melena larguísima y, ahora no me reconozco”, asegura con nostalgia.
Contárselo a su familia y amigos ha supuesto un reto. No tanto por el miedo, sino por preguntas como la de su hijo. “Lo que más le preocupa es si me voy a morir. Le he dicho que tiene pinta de que no”, cuenta con serenidad. No ha querido esconderse. “Creo que hablar abiertamente de la enfermedad la hace más llevadera; ocultarlo solo añade una carga mental enorme”, afirma.
El apoyo de sus seres queridos está siendo fundamental. “Me ha sorprendido la cantidad de gente que se ha volcado conmigo. Algunos me manda mensajes cada día y eso me conmueve. Es increíble sentir tanto cariño”, comenta emocionada. Sin embargo, teme no ser la misma cuando esta pesadilla acabe.
Vencer al cáncer
Ilu recuerda con precisión el momento en que cambió su vida. En diciembre de 2017 notó algo extraño en su cuerpo mientras se duchaba. Su madre y su abuela habían muerto de cáncer de mama. Por eso, acudió al médico sin demora. El diagnóstico no le pilló por sorpresa. Un mes más tarde le realizaron una cuadrantectomía —una cirugía para extirpar un tumor y una porción del tejido mamario circundante—. Después vinieron las sesiones de quimioterapia y radioterapia. Describe sus efectos secundarios con sinceridad y humor: “Me pasaba una semana entera comiendo y durmiendo. En casa me llamaban ‘la bella durmiente’".
"Todos los que afrontamos una enfermedad grave somos valientes, cada uno a su manera. El valor está en seguir adelante”
Lo más duro para ella fue ver cómo lo vivían su marido y su hijo, de 20 años: “Ellos lo llevaron peor que yo. Intenté quitarle hierro haciendo bromas”. Sus amigas y clientas también la acompañaron durante el proceso de recuperación. “Me dijeron que intentara mantener el ánimo alto, que ayuda más de lo que parece. No sé si es verdad o no, pero a mí me funcionó”.
Ocho años después de recibir aquel diagnóstico, Ilu trata de disfrutar al máximo de la vida. “Si veo un anuncio de un parque de atracciones, ya empiezo a planear el verano. No vivo pensando en la enfermedad ni en la muerte”, manifiesta. Y deja una reflexión: “No me gusta que me digan que he sido muy valiente. Parece que quien llora o lo pasa mal no lo es. Todos los que afrontamos una enfermedad grave somos valientes, cada uno a su manera. El valor está en seguir adelante”.
Guía práctica
A los 39 años, Marisol Artica (Pamplona, 1978) tuvo que enfrentarse al cáncer de mama. “Te preguntas qué va a pasar contigo. La incertidumbre es total”, remarca. Periodista y escritora, decidió transformar esa experiencia en una herramienta útil para otras mujeres que atraviesan el mismo proceso.
En 2022 publicó Mi cáncer de mama (y el tuyo) en 19 preguntas, un libro que combina información rigurosa sobre este tipo de cáncer con un tono cercano y empático. “Había mujeres me transmitían sus inquietudes y yo trataba de tranquilizarlas contándoles mi experiencia. Fue entonces cuando decidí escribir el libro”, asegura.
En sus páginas, Marisol aborda temas diversos como la elección entre peluca o pañuelo, o los cambios físicos y emocionales que acompañan al proceso. “Para las mujeres, el cabello forma parte de su identidad. Algunas se sienten culpables por preocuparse por su imagen cuando se están jugando la vida, pero es algo normal y muy sano psicológicamente”, subraya.
“Me gustaría que desapareciera el cáncer y mi libro dejara de ser útil, que ninguna otra mujer lo necesitara”
Uno de los capítulos más valorados, dice, es el dedicado al acompañamiento: “Muchas parejas, sobre todo los hombres, no saben muy bien cómo actuar. A veces, basta simplemente con estar presente”.
Tres años después, el libro sigue teniendo un gran recorrido. “Cada vez hay más casos de cáncer de mama. Estoy muy contenta de haberlo escrito y de haber ayudado a tantas mujeres”, explica y lanza un deseo: “Me gustaría que desapareciera el cáncer y mi libro dejara de ser útil, que ninguna otra mujer lo necesitara”.
Respuesta sanitaria
En Euskal Herria, la lucha contra el cáncer de mama avanza con un sistema público que refuerza el cribado y apuesta por terapias punteras. Osakidetza ha decidido ampliar el programa de detección a mujeres de 48 a 69 años, con una participación cercana al 80%, lo que ha permitido diagnosticar miles de tumores en fases iniciales y alcanzar una supervivencia del 88%, una de las más altas de Europa.
La investigación y los tratamientos personalizados son fundamentales en este sentido. La futura Unidad de Protonterapia del Hospital Universitario Donostia —en la que se van a invertir unos 52 millones de euros— se espera que esté operativa a finales de 2027 y que atienda también a pacientes de Nafarroa, Iparralde, La Rioja, Burgos y Soria. La reducción de los efectos adversos en los pacientes y las recaídas gracias a la precisión del tratamiento es el rasgo diferencial de la tecnología de protones.
La apuesta de la CAV por la oncología incluye la incorporación de terapias de vanguardia como las CAR-T, capaces de modificar células del propio sistema inmunitario de la persona para combatir determinados tumores hematológicos.
La integración de Onkologikoa en Osakidetza y la creación de una plataforma única de ensayos clínicos refuerzan la apuesta por acercar la investigación a los hospitales y ofrecer mayores oportunidades a todos los pacientes.
En Nafarroa, la mortalidad por cáncer ha descendido un 12% en mujeres en la última década y el cáncer de mama, con 479 casos en 2024, se detecta cada vez antes. El Programa de Detección Precoz ha recuperado el ritmo previo a la pandemia con más de 46.000 pruebas y una participación superior al 80%. Tres de cada cuatro tumores se detectan en la fase inicial.
La nueva unidad móvil de mamografías recorrerá la comunidad hasta 2026 para acercar la prueba a 30.000 mujeres y reforzar la prevención. Los hospitales públicos administraron más de 50.000 tratamientos en 2024, con un notable avance en radioterapia de precisión.
Las cifras
CAV
Detección precoz. En 2024 se detectaron 715 cánceres de mama, la mayoría en estadios muy precoces y buen pronóstico, en mujeres de entre 50 y 69 años, y en mujeres entre 40 y 49 años con antecedentes familiares de cáncer de mama de primer grado.
Nafarroa
Cáncer más común. En 2024 se diagnosticaron un total de 4.317 nuevos casos de cáncer, 93 más que el año anterior. El cáncer de Mama es el más común entre las mujeres del territorio, con 486 casos diagnosticados. El aumento de casos es una constante desde 2017. Ese año se registraron 442 casos.
Estado
30% de incidencia. En 2024 se estima que se diagnosticaron 36.395 nuevos casos de cáncer de mama, lo que lo consolida como el tumor más frecuente entre las mujeres, representando alrededor del 30% de los cánceres femeninos. La tasa de incidencia estimada es de 132 por cada 100.000 habitantes y la probabilidad de una mujer de desarrollarlo a lo largo de su vida es de 1 de cada 8.
Terapias más precisas y efectivas
Eva González-Suárez, jefa del Grupo de Transformación y Metástasis del CNIO, explica que el aumento en los diagnósticos de cáncer de mama responde tanto a un mayor cribado como a posibles cambios en los hábitos de vida. “Todos los screenings para una detección precoz, la concienciación de la sociedad, aumentan el diagnóstico de casos y también la supervivencia de las mujeres. También es posible que haya un aumento de la incidencia debido al estilo de vida, con factores como el tabaco, el alcohol, las enfermedades metabólicas y el estrés”, señala.
“Confío en que, con todos estos avances, la tasa de curación del cáncer o su transformación en una enfermedad crónica no esté tan lejos”
Sobre los avances en el tratamiento, González-Suárez destaca la importancia de caracterizar los tumores para entender su heterogeneidad y aplicar terapias cada vez más personalizadas. “Los últimos avances en el cáncer de mama son espectaculares. El impacto positivo de los inhibidores de HER2 o la terapia hormonal es evidente. Ahora contamos con nuevas dianas terapéuticas: inhibidores de CDK, de PARP, de PI3-quinasa, de PARP o inmunoterapia, que permiten tratamientos más selectivos y precisos, con menos efectos secundarios y mayor supervivencia”, apunta.
La investigadora subraya también la necesidad de un abordaje sistémico de la enfermedad. “Debemos estudiar cómo afecta al organismo completo, incluso cómo el sistema nervioso influye en su evolución”, afirma. Para ella, la clave del futuro está en combinar la información individualizada de cada paciente que, con los avances en inteligencia artificial, permitirá recoger otros datos más allá de la caracterización molecular para adaptar los tratamientos. “Tengo confianza en que, con todos estos avances, la tasa de curación del cáncer o su transformación en una enfermedad crónica no esté tan lejos”, concluye.
Reivindicaciones
Con motivo de la celebración hoy del Día Mundial del Cáncer de Mama, la asociación navarra Saray anima a "no bajar la guardia" y reclama que se reduzcan las listas de espera. “Esto genera incertidumbre, miedo, ansiedad, porque cada semana de espera se vive con la angustia de una posible recaída. La seguridad y la tranquilidad de las pacientes no pueden depender de un calendario saturado”, reivindica su presidenta, María José Oraa.
“El protocolo navarro es de los mejores y la posibilidad de que pase algo así es bastante remota”
Ante la posibilidad de que en Nafarroa pudiera producirse una situación similar a la vivida en Andalucía con los cribados, la psicooncóloga Yaki Hernández es clara: “El protocolo navarro es de los mejores y la posibilidad de que pase algo así es bastante remota”.