El mercado municipal de Otxarkoaga seguirá funcionando con normalidad gracias a que seis de los antiguos socios han asumido la nueva concesión provisional, tras la disolución voluntaria de la sociedad mercantil que gestionaba hasta ahora las instalaciones. El acuerdo permite mantener abiertos los puestos y asegurar el servicio de proximidad que ofrece este espacio comercial, que forma parte de la vida del barrio desde hace décadas.

La decisión ha sido recibida con alivio por buena parte del vecindario, aunque también con tristeza por la salida de dos puestos históricos que no han sido incluidos en la nueva concesión. Durante la mañana de este jueves, varias decenas de personas se concentraron frente a la entrada del mercado para mostrar su apoyo a las familias afectadas. "Son comercios de toda la vida, de gente del barrio, y nos parece una pérdida muy grande", señala una vecina. "Estas personas han estado aquí en los años más duros del barrio, no se merecen irse así", añade otro residente.

El conflicto

La raíz del problema se encuentra en la sociedad Mercado de Otxarkoaga S.L., creada en 1995 por los propios comerciantes para gestionar el espacio municipal. Esta sociedad, a la que el Ayuntamiento cedía la gestión en concesión hasta 2026, acordó su disolución en una Junta General celebrada el pasado 8 de julio. Según explican desde Bilbao Zerbitzuak, la reunión fue solicitada "por dos de los socios", y tras esa disolución sólo quedaban dos posibles escenarios: o bien el cierre total del mercado hasta una nueva licitación, o bien una adjudicación directa provisional a los socios que lo solicitaran "en favor del interés general".

José Luis Martínez, responsable de la pollería Txetxu, quien lleva más de 40 años vinculado al mercado es uno de los comercios que deberá abandonar las instalaciones antes del 29 de agosto. "Nos han echado del negocio personas que llevan menos años que nosotros, en una jugada poco transparente y con muchas irregularidades", denuncia. Desde su punto de vista, la Junta celebrada el 8 de julio no tenía como objetivo disolver la sociedad, sino resolver problemas internos como la autocartera o la falta de acceso a la información contable. "Yo nunca propuse disolver nada, sino buscar soluciones. Pero han puesto en el acta que nosotros pedimos la disolución. Eso es falso", asegura.

Martínez afirma que lleva años sin acceso a las cuentas ni a las actas y que intentó llegar a un entendimiento con los demás socios. "Intenté contactar con todos, propuse sentarnos y hablar, pero me ignoraron. Y ahora me dicen que presenté la solicitud de adhesión 24 horas antes del plazo. ¿Y qué más podía hacer si no me dejaban participar?", se lamenta. "Es como ir a juicio sin abogado y que te condenen sin escuchar".

Según ha podido saber DEIA, las cuentas de la sociedad disuelta son públicas y se encuentran completamente saneadas, y los nuevos adjudicatarios mantuvieron reuniones con el Ayuntamiento de Bilbao para comunicar su voluntad de seguir adelante con la actividad.

Negocio familiar

Iraia Merino es otra de las afectadas por este conflicto, trabajadora de la frutería Henar e hija del propietario, recuerda que recibieron la notificación tras una junta, mediante un comunicado oficial en el que se les informaba de que tenían cinco días para seguir vendiendo y hasta el 29 de agosto para desmantelar el puesto. "Es una putada, hablando en plata", afirma con crudeza, antes de explicar que la frutería lleva abierta desde que se inauguró el mercado, hace más de cuatro décadas. "Somos un negocio familiar y ahora nos vamos las dos a la calle. Somos dos casas afectadas y no nos han ofrecido ninguna alternativa", lamenta.

Te puede interesar:

Mismo servicio de calidad

Aunque las decisiones ya están tomadas a nivel administrativo, las tensiones internas y el malestar vecinal reflejan que el caso sigue muy presente en la vida del barrio. El mercado continúa abierto, aunque no todos los comerciantes han podido mantenerse a bordo. Sin embargo, los seis comercios que han decidido tomar el timón del mercado de Otxarkoaga esperan poder seguir ofreciendo al barrio el servicio de calidad que han estado dando hasta ahora, y hacerlo con tranquilidad y alejados de los conflictos.