El Bilbao BBK Live ha concluido esta madrugada tras tres días de música y afluencia masiva en Kobetamendi. Esta mañana, los últimos campistas abandonaron el recinto y comenzaron el regreso a sus lugares de origen. En el barrio colindante de Altamira, donde se vive de forma paralela estos días de bullicio poco habituales en la zona, los vecinos hacen balance: aunque reconocen avances, persisten ciertos inconvenientes.

Con el paso de los años, la convivencia con el festival ha mejorado notablemente, según relatan los residentes. “Antes, el autobús dejaba a la gente en una parada del barrio y subían andando. Dejaban basura por todas partes”, recuerda una vecina. Dos residentes, sentadas en un banco, destacan la mejora en la limpieza: “Ahora pasan camiones de basura constantemente. Hace años la calle que sube a Kobetas estaba llena de basura, pero ya no”. También aseguran que el ruido de los conciertos es casi imperceptible. “De vez en cuando se oye el retumbe, pero aparte de eso, apenas se escucha”, relatan.  

Algunos inconvenientes

No obstante, no todos los vecinos están satisfechos. Una de las principales quejas se relaciona con las restricciones de acceso durante los días del festival. “Mi aita vino a recoger a mi hijo en coche, pero como no tenía la matrícula registrada, no le dejaron entrar. Tuve que hablar con la persona encargada del control para que le permitiera el paso”, explica una vecina.

El propietario de un bar de la zona también ha experimentado dificultades. Detalla que tuvo que hablar con varias personas del festival para permitir el acceso del camión de suministros: “El camión no podía parar aquí, tuve que insistir para que finalmente lo dejaran pasar”, relata.

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Un cliente habitual del mismo local recuerda que hace años era común ver a los asistentes por el barrio. “Desde que los autobuses suben directamente, ya casi no se les ve. Aunque, de vez en cuando, te puedes cruzar con gente borracha. Cuando paseo con mi hijo, voy con más cuidado”, señala.

Tanto este vecino como el hostelero coinciden en que el acceso al barrio durante el festival aún presenta inconvenientes: “En ocasiones, el transporte público va lleno porque muchos suben al recinto caminando desde aquí. Eso no es habitual y genera saturación en los autobuses, es algo que se debería mejorar”, concluyen.