A las doce del mediodía de este sábado, Bilbao era una caldera. El termómetro superaba los 35 grados y el aire apenas se movía. Sin embargo, en el parque de Ametzola, bajo la sombra de los árboles y junto a las nuevas duchas instaladas este verano, el ambiente era otro: juegos de niños, chorros de agua fresca, tumbonas ocupadas y una calma casi de postal.

“Aquí se respira verano del bueno, y sin salir del barrio”, asegura Maite Lejarza, vecina de Irala, que desde hace un par de semanas baja cada mañana con su madre de 82 años. “Mi ama no aguanta ya el calor en casa, pero aquí se le pasa el día volando. La siento a la sombra, charlamos con calma y nos acompaña nuestra perra, Elur”.

Maite no es una excepción. Cada día, decenas de bilbainos acuden a estas playas verdes que el Ayuntamiento de Bilbao habilita cada verano. Lo que nació como alternativa a las restricciones de la pandemia se ha consolidado como una forma sencilla, gratuita y eficaz de disfrutar del verano sin necesidad de desplazarse.

“Me gusta la playa, pero no tengo carnet y no siempre puedo coger el metro hasta Sopelana. Por eso vengo aquí a leer un rato”, explicaba Laia Borda en la recién estrenada playa urbana de Sarriko, mientras la brisa y los chorros de las duchas templaban el ambiente. Las altas temperaturas forzaron a muchos vecinos a buscar refugio en estas zonas pensadas para combatir el calor sin salir del entorno habitual.

Este año, la red de playas urbanas se ha ampliado. A las ya habituales de Monte Arraiz, San Antonio, Ibaieder y Etxebarria, se han sumado Ametzola y Sarriko, ambas con duchas automáticas que funcionan de 10:00 a 22:00 horas.

“Es más tranquilo que la playa y puedes leer a gusto, sin ruido y sin que nadie te moleste”

Laia Borda - Vecina de Ibarrekolanda

“Es una maravilla. Salgo del curro, paso por casa, cojo el libro y en diez minutos estoy aquí. Me refresco y me tumbo. Es más tranquilo que la playa y sin coche ni complicaciones”, cuenta Javi Sainz, habitual ya en el parque de Sarriko, que ha convertido en su pequeño oasis urbano.

Las familias también han hecho suyo el espacio. Junto a las hamacas del parque, los niños corretean por el área de juegos o se aventuran en el parque de calistenia y el circuito de parkour.

“Las playas están a tope en estas fechas, los fines de semana prefiero venir aquí para desconectar”

Javi Sainz - Vecino de San Ignacio

“Mis hijos vienen ya en bañador desde casa”, cuenta Sandra Torre, madre de dos críos de 7 y 9 años. “Se mojan, se ríen, juegan con otros… y nosotros, los padres, en la sombra. Es como ir a la piscina, pero sin agobios ni colas”.

La accesibilidad es otra de las claves del éxito. Las playas urbanas son espacios pensados para todos. Fernando Labaño, vecino en silla de ruedas, suele acudir también al parque de Ametzola. “Todavía podrían mejorar algunos bordillos, pero aquí me apaño bien. Me bajo con mi cuaderno de sopas de letras y paso la tarde tranquilo. Bajar al centro me cuesta mucho más esfuerzo”.

Monte arraiz, la más animada

Entre todos los espacios, Monte Arraiz es, por ahora, el más concurrido. Cuenta con 16 duchas y un ambiente más animado repleto de picnics. Los parques de San Antonio, Ibaieder y Etxebarria completan la red, todos ellos con duchas funcionales y zonas verdes donde el césped, la sombra y el agua conforman un entorno refrescante.

El agua, al final, es el alma de estos rincones. Las duchas, que comenzaron como una respuesta improvisada al calor pandémico, se han convertido en uno de los símbolos del verano bilbaino más próximo y comunitario.

Desde el Ayuntamiento recuerdan que las playas urbanas estarán operativas hasta el 14 de septiembre, coincidiendo con el calendario de piscinas exteriores. Y aunque no hay arena ni olas, para muchos, eso no resta, sino que suma: menos agobios, menos desplazamientos y más disfrute.

Porque a veces, el mejor plan del verano no está en la costa, sino a solo unas calles de casa. Solo hace falta tiempo para disfrutarlo.