La plaza de Rekalde ha sido, en la mañana de este domingo, testigo de una jornada inolvidable que reunió a diferentes agentes culturales y sociales comprometidos con la música, la comunidad y la diversidad. En el centro de esta experiencia estuvieron los miembros del coro integrador Barraca XXI –formado por residentes de IMQ Igurco-Bilbozar, jóvenes sordos del Centro Formativo Otxarkoaga y de la Asociación Gregorio Ybarra, familias y vecinas del barrio–, las orquestas juveniles Etorkizuna Musikatan y Behotsik, la batukada Durundulariak, y los grupos de break dance y teatro de Barraca XXI. Todos ellos compartieron protagonismo con Aiora Rentería (Zea Mays) y Alex Sardui (Gatibu), madrina y padrino de esta iniciativa.

La jornada arrancó con un comienzo simbólico y emotivo. Una versión del clásico En algún lugar, de Duncan Dhu, interpretada por las orquestas juveniles, que dio el pistoletazo de salida a una mañana donde la música fue vehículo de expresión y encuentro.

Uno de los momentos más delicados y sentidos llegó con Somewhere Only We Know, de Keane. Una interpretación instrumental sencilla, pero llena de matices. A continuación, el coro integrador presentó una versión de Imaginé que unía voces y lengua de signos, transmitiendo un mensaje de unión y esperanza que emocionó al público.

“Hoy se trataba de estar. Porque esto es Bilbao, es Bizkaia, y es nuestra gente”

Alex Sardui - Cantante de Gatibu

Las grandes sorpresas llegaron con las colaboraciones entre artistas y orquesta. Primero, Negua joan da ta, de Zea Mays, sirvió de clímax emocional: Aiora Renteria conectó con el público desde la calidez de su voz, arropada por la banda y por el lenguaje de signos que amplificaba el mensaje visualmente. “Estuvo ensayando hace un mes con las orquestas, con mucha implicación”, señalaba su pareja y guitarrista de la banda, Piti.

El broche lo puso Alex Sardui, que imprimió a Urepel una fuerza especial. “Había que estar aquí. Esto es Bilbao, es Bizkaia, y es nuestra gente”, afirmaba con rotundidad el líder de Gatibu tras su actuación, que desató la ovación del público.

Como cierre, volvió a sonar Imagine, reforzando el carácter simbólico del concierto que sirvió para escenificar la comunidad y poner en valor la música como elemento pedagógico en la villa.

“La orquesta abre puertas a los niños, permitiéndoles crecer y sentirse parte “

Ricardo de Lucas - Director artístico de Etorkizuna Musikatan

Detrás de este proyecto hay mucho trabajo, como el que desarrolla Ricardo de Lucas, director artístico de Etorkizuna Musikatan, que pone el foco en las barreras económicas y en el valor del aprendizaje compartido. “Un contrabajo básico ya cuesta más de 600€. Por eso es interesante este tipo de iniciativas para fomentar el aprendizaje musical en los niños y niñas. En la orquesta no hay individualismos. Es un aprendizaje grupal y colectivo muy diferente al del conservatorio”, señaló.

Ese espíritu se refleja en historias concretas. Como la de Mertxe Sánchez, madre de Olaia, una de las jóvenes músicas. “Le encanta el violín y disfruta con sus compañeros. Inculcarle el interés por la música es lo mejor que hemos podido hacer”, explicaba emocionada mientras grababa la actuación con su móvil.

Las manos también cantan

Otra de las claves de la jornada fue el uso activo de la lengua de signos, no como mero acompañamiento, sino como parte del lenguaje artístico. “A través del cuerpo sentimos el ritmo; con las manos, la melodía; y con el rostro, las emociones. La lengua de signos tiene una riqueza especial: hace visible lo que los demás escuchan”, explicaba Ane Posada, especialista que trabaja con el coro integrador.

El concierto gratuito en Rekalde no solo ofreció música, sino una demostración clara de cómo la cultura puede ser motor de transformación social. Reunió generaciones distintas en un mismo espacio, haciendo que la plaza latiera al ritmo del compromiso compartido.

Al final, lo que sonó más alto fueron las risas del público, las manos que se movían al compás, y las miradas brillantes de quienes, por un momento, encontraron en la música un lugar sin barreras ni etiquetas.