La cultura vuelve a mostrar su faceta más comprometida. Esta vez en forma de mural alegórico protagonizado por una paloma, símbolo universal de la paz. Ese es, precisamente, el mensaje que quiere transmitir su autor, Alejandro Bombín, con esta nueva muestra de arte urbano en el callejero de Bilbao; en concreto, sobre las tres fachadas del local de la Asociación Nueva Vida situado en la plaza Sarrikoalde.
La obra lleva por título Bake ekologikoa y tiene su razón de ser en los actos organizados durante el Día Mundial de las Personas Refugiadas que se celebra hoy 20 de junio. Esta misma semana, desde Zehar-Errefuxiatuekin daban cuenta del aumento de las peticiones de protección internacional.
En Bizkaia, por ejemplo, un 22% más de expedientes. En números contantes y sonantes, 2.607 solicitudes hasta este pasado 31 de mayo de un total de 3.633 gestionadas en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca. Únicamente Madrid -con dieciocho mil y pico- y Barcelona (5.565) se sitúan por delante del territorio.
El autor se sirve de elementos existentes en la naturaleza para plasmar ese concepto de interdependencia que caracteriza a todos los ecosistemas, incluido el humano que, a pesar de tratarse de un ecosistema decadente y deprimente, todavía es capaz de buscar un destello de vida en el ambiente más inverosímil.
Otras realidades, otras expresiones
El mural es también un homenaje a la pintora ucraniana representante del arte naíf y folclórico Maria Prymachenko, cuya obra fue parcialmente destruida al inicio de la invasión rusa en un ataque al museo de Ivankiv. El proyecto, ejecutado hace unos días aprovechando el buen tiempo, ha podido ser trasladado del papel a la pared gracias al programa Acción Concertada del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
La inauguración tuvo carácter intercultural y sirvió para dar visibilidad a otras realidades y expresiones artísticas del mundo de la música, poesía y pintura en cinco idiomas: ucraniano, árabe, wólof, farsi y castellano, incluyendo actuaciones protagonizadas por personas atendidas por la Asociación Nueva Vida, especializada en el apoyo a población migrante y refugiada.
Esta entidad, gracias a un acuerdo con el Gobierno español, gestiona recursos de acogida para personas refugiadas en Cantabria y en Bizkaia en el marco del Sistema de Acogida de Protección Internacional.
A lo largo de los 6 años de actividad en Bizkaia esta asociación ha atendido a 715 personas y su capacidad de acogida ha crecido de 25 a 47 plazas. Además, desde el año 2021 la entidad está realizando en Bizkaia acciones dirigidas a personas en contextos de prostitución y víctimas de trata con fines de explotación sexual y hasta ahora ha conseguido dar apoyo a 875 de ellas.
Integración, desarrollo y sostenibilidad
“La labor de los profesionales de Nueva Vida demuestra que si se ponen en vigor políticas de integración, las personas migrantes pueden contribuir significativamente al desarrollo de las comunidades anfitrionas”, ha resumido desde la asociación. Gracias al servicio de formación y orientación laboral que ofrece la entidad, en 2024 se alcanzaron tasas de inserción en el mercado laboral de un 55 % en Bizkaia.
Julio David García Justamante, gerente técnico de la entidad, ha destacado que “la migración, gestionada desde la cooperación y la solidaridad, no solo aporta riqueza a las sociedades, sino que se convierte en una herramienta clave para construir un mundo más inclusivo y sostenible”.