Con toda probabilidad, el área de Abandoibarra, que se asoma en la actualidad orgullosa y brillante al frente de la Ría, sea el símbolo más evidente del cambio que ha experimentado Bilbao. La foto aérea, obtenida cerca de las faldas de Artxanda, recoge en 1968 cuán frenética era la actividad marítima y de astilleros en la margen izquierda del cauce. Nada que ver con el espacio que hoy protagonizan hitos culturales, de ocio y comerciales.
Para los más bisoños lectores, recordar que el Bilbao actual nació de la crisis económica de los años 80 del siglo pasado, la cual dinamitó una actividad industrial y portuaria que se asentaba en el mismo centro de la villa. De izquierda a derecha de la instantánea, los muelles reflejan los amontonamientos de diversas mercancías apalancadas en las amplias extensiones contiguas. Están a la espera de ser recogidas por las grúas presentes o dispuestas para ser trasladadas a los cuatro pabellones de almacenamiento que flanquean el puente de Deusto. Unas instalaciones sitas al lado de la gran rampa que bajaba desde el centro del viaducto y que durante décadas marcó el tráfico rodado en esta zona. Mayor fue el movimiento de buques como los míticos mercantes de la compañía Pinillos, los conocidos popularmente como plataneros, ya que eran los que transportaban esta fruta cada semana desde Canarias a Bilbao.
En la foto luce la techumbre quebrada de la fábrica de la Compañía de Maderas, un antiguo aserradero cuya chimenea expulsa el vapor que hacía funcionar su maquinaria. Ocupa el solar donde ahora se levanta el Guggenheim, el museo que diseñó Frank O. Gehry abrazando el puente de La Salve.
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Un viaducto que había empezado a echar sus cimientos entonces, cuando se tomó la imagen, tanto cerca de la fábrica mencionada, practicando un hachazo literalmente en la alameda Mazarredo, como en la margen derecha de la ría, donde los movimientos de tierra ya eran ostensibles cerca de los edificios residenciales de la avenida de las Universidades. Por encima de estos bloques vecinales, los casheros todavía cultivaban vegetales y hortalizas en las huertas que años más tarde desaparecerían con la inauguración en 1972 del viaducto, cuyo nombre oficial fue de los Príncipes de España. Franco y sus acólitos aún mandaban.
Otra gran superficie de la Campa de los Ingleses, denominación con la que se conocía Abandoibarra entonces, la ocupaba la extensa playa de vías ferroviarias que gestionaba la Autoridad Portuaria de Bilbao. Eran instalaciones nuevas entonces donde el Puerto estaba habilitando una terminal de trenes desde donde sacar a la península las mercancías que llegaban vía marítima a los muelles colindantes. De hecho, en la imagen destacan los huecos existentes entre los diferentes pares de vías que años más tarde serían ocupados por más rieles hasta completar una instalación que desapareció a la vez que el resto de servicios portuarios en los años 90 del pasado siglo.
Encima de esas vías férreas se yergue hoy la Torre Iberdrola, las viviendas de lujo que miran a la nueva plaza Euskadi y parte de los jardines que oxigenan Abandoibarra, además de los dos edificios universitarios.
Al otro lado del viaducto, que entonces abría sus hojas casi a diario para el paso de buques mercantes, se levantan los astilleros Euskalduna. La gran factoría constructora de barcos para todo el mundo que se encontraba en plena efervescencia con miles de operarios que cada día accedían a la empresa en varios turnos. Los edificios de color casi negro, como consecuencia de la fuerte contaminación atmosférica que sufría prácticamente toda la ciudad, ocupaban una gran parcela de miles de metros cuadrados al lado de las gradas desde donde se botaban a la ría los barcos en construcción. Hoy un museo marítimo, un centro comercial y el espacio para congresos y conciertos casi han hecho olvidar aquella actividad constructora que alimentó a muchas familias vizcainas y la economía del territorio. Como recuerdo siempre nos quedará que el Palacio se llama Euskalduna.