Más allá de la visión cortoplacista ante un evento del que todos los ciudadanos se benefician –por “la riqueza en términos impositivos”, argumenta–, Juan Mari Aburto apuesta por que la experiencia de los 50.000 hinchas ingleses que recalarán en Bilbao sea la mejor posible, porque el objetivo es que vuelvan. “Esperamos estar a la altura de las circunstancias”, desea el primer edil, quien asegura que el dispositivo de seguridad en las inmediaciones de San Mamés viene impuesto por la UEFA.
Estuvo en Manchester apoyando al Athletic en semifinales, pero no pudo ser. ¿El escenario ideal hubiera sido con el Athletic en la final?
Claro, por supuesto. Hubiera sido el escenario más ilusionante y por el que siempre hubiéramos apostado. No ha podido ser, pero hay que valorar mucho el recorrido que ha hecho el Athletic, tanto en La Liga como en la Europa League. El año que viene a Champions y a seguir peleando.
Se habla de que estos días llegarán 50.000 seguidores ingleses, pero también hay fuentes que mencionan hasta 80.000 forofos. ¿Por qué es tan difícil hacer previsiones?
No sé de donde salen esos datos. Lo importante es que van a venir en torno a 50.000 personas y es mucha gente. Bilbao tiene que estar preparada para la recepción de un nivel tan importante de aficionados. Por eso hemos trabajado durante muchos meses para que la ciudad, en todos los ámbitos afectados por un evento de esta naturaleza, esté preparada.
¿Bilbao puede asumir la visita de tanta gente sin tener en cuenta otras localidades de Bizkaia?
Siempre he dicho que lo que es bueno para Bilbao, es bueno para Bizkaia. Una vez más, me ratifico. Y diría que lo que es bueno para Bilbao, es bueno para Euskadi. La semana pasada tuve ocasión de compartir un encuentro en Gijón con el alcalde de Donostia, Eneko Goia, y me dijo: “Juan Mari, tenemos los hoteles llenos, todo es por la final de la Europa League”. Llenos en Donostia, en Santander… y en todo Bizkaia. Bilbao cuenta con en torno a 10.400 plazas hoteleras y todas son importantes para este evento, también las de las ciudades vecinas.
Los hosteleros, hoteleros y colectivos asociados al turismo son los máximos beneficiados de estos eventos. ¿En qué términos tiene que entender el resto de la ciudadanía la riqueza que generan en la ciudad?
Si hay desarrollo de actividad económica, hay un mayor pago de impuestos, por lo que todos nos beneficiamos de la riqueza en términos impositivos. Tenemos que tener una doble visión. Una a corto plazo, con el impacto que la final va a tener durante ese día; pero también hay un impacto diferido, pensando a futuro. Por eso es importante dar una buena imagen y que haya una buena experiencia. Se trata de que quien venga a ver el partido se vaya con la sensación de querer volver a Bilbao, con amigos, con familia… a pasar unas vacaciones.
¿Les consta que en los últimos años haya turistas que han llegado a la ciudad a raíz del Gran Départ del Tour de Francia?
Ese es el objetivo, que además de ese impacto directo, que fue de unos 105 millones de euros, haya un impacto diferido. Va a haber mucha gente, decenas de millones de personas que van a ver que Bilbao es una ciudad que acoge una final de la Europa League. Por eso es tan importante que la noticia sea esa. Al día siguiente de lo que quiero que se hable es de fútbol.
La final de la Copa del Rey que jugó el año pasado año pasado el Athletic supuso el desplazamiento de miles de seguidores a Sevilla, donde se quejaron amargamente por los precios de los hoteles. No obstante, Bilbao ha replicado ese modelo de precios desorbitados.
La oferta y la demanda marca, pero es muy importante no fijarnos solo en lo que ha ocurrido en los últimos días. Insisto en que quien venga tenga una buena experiencia. Si alguien viene y tiene que pagar un precio desorbitado, la experiencia que va a tener será mala y, por lo tanto, seguramente decidirá no volver. Por eso no tenemos que trabajar en el corto plazo, sino en que quien venga tenga una buena experiencia aunque sepa que va a pagar algo más porque hay una gran demanda y la oferta es rígida. Es una ley de economía, pero que los precios suban de manera razonable.
Hay ciudadanos que piensan que las limitaciones a la movilidad son demasiado severas teniendo en cuenta que se trata de un día laborable. ¿Es la UEFA la que obliga a tomar medidas tan drásticas?
Sí, están impuestas por la UEFA, muy condicionadas por esos tres anillos alrededor de San Mamés a los que solo pueden entrar aquellas personas que dispongan de la entrada correspondiente. Llevamos trabajando mucho tiempo con una campaña de información a la ciudadanía, con notas de prensa, redes sociales, avisos en los portales… Por eso es tan importante ese día no hacer una utilización del coche privado, centrarnos en el transporte público. Nos preocupan las molestias colaterales que se van a producir, por eso queremos apelar a la comprensión de la ciudadanía porque de otra manera un evento de esta naturaleza no podría ocurrir. También pasó con la salida del Tour de Francia y el comportamiento de la ciudadanía fue extraordinario. Confiamos en que en este caso sea así.
Los dispositivos de seguridad se idean pensando en el peor escenario. ¿Se tiende a la prudencia?
Tenemos que prever circunstancias que ojalá no ocurran, por eso hay un dispositivo muy importante de seguridad y restricciones en algunos servicios públicos, como la recogida de residuos, los cortes al tráfico en algunas arterias o los medios de transporte que a partir de las 15.00 horas no estarán disponibles, sobre todo en el entorno de San Mamés.
¿Qué expectativas tienen en cuanto a la relación entre las aficiones de los dos equipos ingleses?
Por los datos que tenemos, en este momento, la relación entre las aficiones es correcta. Confiamos en que lo siga siendo en el enfrentamiento de una final y que gane quien gane o pierda quien pierda se comporten adecuadamente. También creemos que la relación con los aficionados del Athletic es correcta.
Los partidos que se han jugado contra la Roma, el Rangers o el Manchester United han servido para pulir el dispositivo. ¿Qué se ha aprendido de estas experiencias?
Esta vez va a ser todo diferente, por los tres anillos de seguridad, que es una experiencia nueva para la que esperamos estar preparados. Aunque es verdad que hemos aprendido de algunas circunstancias sobre cómo actuar ante un partido de talla absolutamente internacional.
¿Les consta que hay muchos ojos mirando a Bilbao de cara a la organización de esta final?
Todos los partidos de la Europa League tenían esa puerta por la que entraban al campo, el Road to Bilbao. Estamos puestos en el mapa desde hace tiempo. Es una ciudad que reúne las condiciones necesarias y también su campo de fútbol. Esperamos estar a la altura de las circunstancias.
¿El desarrollo de esta final podría ser un examen de cara a la acogida de futuros eventos?
En el horizonte está el Mundial de 2030; faltan unos cuantos años, pero es evidente que se nos va a mirar y evaluar. Y el año que viene tenemos las finales europeas de rugby, que las tuvimos en 2018. Bilbao ha demostrado ya en sucesivas ocasiones, pienso en el Mundial de Baloncesto, en los premios MTV, en la salida del Tour de Francia…, su capacidad para organizar eventos y espero que en esta ocasión seamos capaces de revalidar nuestra forma de hacer.
Estos eventos se ‘cocinan’ a fuego lento durante años. ¿Hay eventos de los que aún no se puede hablar?
Nuestra apuesta de ciudad no está en los eventos, sino en los servicios avanzados a la industria para generar desarrollo económico que nos permita políticas de cohesión social. Los eventos son una parte importante de una ciudad que ahora tiene una mirada diferente a la que tenía hace 30 años. Hay una mirada internacional de más largo recorrido. Miramos eventos que puedan resultar atractivos y los trabajaremos en el medio plazo. El Tour se empezó a gestar en 2016 y fue en 2023 cuando se produjo. Esta final y la de la Champions femenina de 2024, se empezaron a gestar ante la fallida Eurocopa. Son unos cuantos años trabajando con la UEFA.