Había dudas respecto si llovería o no, pero finalmente la meteorología ha respetado la tradicional cita de Santo Tomás. Su coincidencia en sábado, por primera vez desde la pandemia, hacía prever que esta señalada 75ª edición desde que, en 1945, se hiciera cargo del mercado la extinta Caja de Ahorros Vizcaina, sería aún más multitudinaria que en anteriores ocasiones. Y a falta de cifras exactas, prácticamente imposibles de recabar, la impresión es que así ha sido. Las nueve de la mañana era la hora marcada para la apertura de los 235 puestos ubicados en el recinto de El Arenal y ya para esa hora era numero el público apostado ante ellos para hacer sus compras. Y para las 11:00 horas, resultaba ya harto complicado acercarse a primer línea de mostrador para poder observar debidamente la mercancía.

Muchos de esos madrugadores eran personas asiduas a Santo Tomás, que por norma acuden pronto para evitar aglomeraciones y que, en esta ocasión, por ser sábado, adelantaron aún más su aparición en previsión de que este año la afluencia de público fuera especialmente abundante.

Entre ellas estaba Idoia Allika. "Santo Tomás es sagrado, no perdonamos", asegura esta bilbaina, que antes de nada se comía el preceptivo talo degustando un txakoli: "Las compras, luego. El muérdago, imprescindible y quizás caiga algo de miel y mermelada.  Cuando se empieza a llenar, a casa, que por la tarde esto es para los jóvenes".

Primer Santo Tomás

Pero también se daban cita en El Arenal muchas personas para quienes el de este sábado era su bautismo en Santo Tomás. Es el caso de Luis Justo. Zamorano de nacimiento, lleva residiendo en Bilbao desde 1970, pero nunca había disfrutado de esta fiesta. "Es que he sido autónomo hasta hace un año, que me jubilé", explica. Aunque no le gusta demasiado el bullicio, si le atrae mucho el ambiente rural. Y también el talo, la sidra o las alubias que degustaba junto a sus hijos, Jon y Abel, pese a que eran poco más de las once. "Era por catarlas. Como todos los sábados comemos alubias en casa... Estas están ricas, tienen de todo: tocino, morcilla, chorizo...", remataba Luis, mientras rebañaba el recipiente que le había servido Iraia. Esta joven es una de las voluntarias que participaba en la iniciativa solidaria de Bisubi, la asociación vizcaina de cocineros que despachaba 4.500 raciones de alubias de putxera con una finalidad solidaria. "Había estado una vez de pequeña, pero no lo recordaba. El ambiente es maravilloso", aseguraba Iraia, mientras servía a un numero creciente de personas.

Primeras horas de Santo Tomás en Bilbao

Primeras horas de la feria Oskar González

En medio del gentío se hacía notar la Ekoadrila, cuatro personas vestidas con los colores amarillo, azul, verde y marrón identificativos del reciclaje de residuos que portaban a las espaldas sus respectivos pequeños contenedores, para concienciar al público de la importancia de hacer de Santo Tomás una fiesta sostenible.

Los integrantes de la Ekoadrila, en El Arenal. Oskar Gonzalez

A ellos acudía para hacer una consulta Neil Wheatley, un inglés para quien también era este su primer Santo Tomás, pese a llevar 32 años viviendo en Euskadi. "Hasta ahora, todos los años por Navidad me iba a Inglaterra a visitar a la familia, pero este año han muerto mis padres y es la primera vez que me quedo aquí por estas fechas", desvela. Lo más chocante es que tampoco había probado el talo con chorizo. Hasta este sábado. "Tenían razón mis sobrinos, esta buenísimo", confiesa. Neil, que recaló hace más de tres décadas en Bergara porque quería escalar en el Pirineo y se enamoró de Euskadi y de su compañera, Idoia Gastearena, seguro que repetirá.

Santo Tomás abarrota Bilbao

Santo Tomás abarrota Bilbao Pankra Nieto

Desde El Salvador

Como también tiene intención de repetir Mirna Pacheco. Llegó hace apenas dos meses de El Salvador y no daba crédito a lo que veía. "Es impresionante la cantidad de gente y la cantidad de comida", remarcaba. "He comido queso con membrillo, un txoripan y he tomado sidra, todo rico…", añadía, mientras portaba una bolsa con miel, cervezas artesanales y mermelada de arándanos adquiridas en los puestos.

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A su alrededor, los productores se afanaban en atender a la marea de asistentes, que ya para el mediodía era desbordante. La mayoría estaban en El Arenal desde las seis de la mañana en una jornada larga, pero que es el gran día del sector primario de Bizkaia. Y a eso de las 13.30 horas, en medio de la vorágine, sonreían cuando el sol empezó a lucir abriéndose paso entre el cielo encapotado.

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Los precios de la feria de Santo Tomás de Bilbao Markel Fernández