El grafitti en las persianas de negocios es un fenómeno urbano que cada vez tiene más protagonismo en el paisaje de muchas ciudades. A menudo visto como una forma de expresión artística o de protesta social, este tipo de intervención transforma las persianas comerciales en lienzos vibrantes que cuentan historias, comunican mensajes o simplemente dan un toque artístico al entorno.

Por ello, el Ayuntamiento de Bilbao consideró la posibilidad de llenar algunas calles con este arte emergente. Y la última calle en hacerlo ha sido Iturribide, que tras su remodelación se ha visto complementada con los dibujos de 44 persianas de diferentes negocios.

En muchos casos, los propietarios de negocios han comenzado a ver estas obras como una oportunidad para atraer la atención de los transeúntes a la zona y reforzar también su identidad de marca. Los vistosos dibujos atraen tanto a bilbainos como turistas, que no dudan en fotografiarse con los grafitis y, de paso, conocer una de las calles más emblemáticas del distrito 5.

El domingo, un día clave

El mejor día para visitar la calle y ver los grafitis en su máximo esplendor es el domingo, ya que aunque muchos de los murales están plasmados en persianas de lonjas vacías, otros están en negocios en activo que cierran solamente los domingos. Por ello, aunque sea el día de descanso de muchos locales, recorrer Iturribide se ha convertido un buen plan para los fines de semana.

“Es una manera sencilla de poner en valor múltiples lonjas que hay en la ciudad y que, por desgracia, muchas de ellas hoy están cerradas”, indicó en la presentación de la iniciativa Juan Mari Aburto, alcalde de Bilbao, que no duda en que otras calles pudieran verse también beneficiadas con estos grafitis.

“Una experiencia maravillosa”

Bea Aparicio y Char-Lee Mito fueron dos de los encargados de decorar algunos de los murales y aseguran que fue una “experiencia maravillosa”. “Nunca habíamos trabajado juntos y la verdad es que fue una experiencia muy bonita”, reconoce Aparicio.

Ambos son vecinos de la zona, por lo que el proyecto les tocaba especialmente el corazón. “Era una forma de contribuir en el barrio y no dudamos. Mientras pintábamos las vecinas y los vecinos cuando pasaban nos preguntaban qué estábamos haciendo, nos daban su opinión… fue muy bonito”, recuerda emocionada.

Han sido los encargados de pintar las persianas del bar Sorginak y de la academia Fernando, y en ambos locales han plasmado la esencia de cada uno de ellos. La persiana del bar Sorginak cuenta con brujas, que es lo que le caracteriza; y en la academia Fernando han plasmado la idea de la enseñanza y conceptos como la diversidad. “Quisimos hacer algo con ellos para que pudiera beneficiarles de alguna manera”; explica.