Son dos instituciones bilbainas de toda la vida y en pocas imágenes se pueden ver tan protagonistas, con una presencia tan contundente entre el vacío de campas y huertas. Son la Santa Casa de la Misericordia y el estadio de San Mamés que construyó el Athletic Club en una imagen tomada por Telesforo de Errazquin, la cual se convirtió en tarjeta postal en la década de los años 20 del pasado siglo.

Allá por 1860, las apreturas de personas atendidas en su sede anterior de la calle Iturribide de la casa de beneficencia obligaron a las instituciones locales a buscar una alternativa de futuro fuera del casco urbano, decisión no exenta de polémica entonces, al ocupar una parcela fuera de la villa, en la anteiglesia de Abando. Finalmente en 1871 se acordó construir un nuevo edificio, y lo hicieron con holgura como previendo que, desgraciadamente, iban a tener en el futuro demasiadas personas para atender. El lugar escogido fue el solar del convento de los Recoletos de San Mamés tras la adquisición llevada a cabo por el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral.

Una parcela de 26.600 metros cuadrados ubicada en una pequeña loma que se asomaba por su espalda a la ría y por la frontal a una gran extensión de Abando todavía agrícola. Un solar con visión romántica ya que más de la mitad de la superficie, 16.600 m2, los integran los jardines exteriores, que en la imagen de arriba no se ven al ubicarse a la derecha del edificio. El bloque que se construyó también dejó su impronta. Ecléctico, contundente, diseñado por el arquitecto Antonio de Goicoechea e inaugurado por el rey Amadeo I de Saboya en 1872, es un ejemplo de la arquitectura urbana del siglo XIX de corte neoclásico con tintes neobarrocos. Un edificio al que en la actualidad le faltan las dos torres traseras que se observan en la fotografía de 1920.

En su capilla se encuentra una figura de San Mamés, el niño mártir que, según la leyenda, amansó a los leones a los que fue arrojado para ser sacrificado. Un relato que es el nexo con el campo de fútbol de Athletic inaugurado en 1913 y base de varios apodos. La primera conexión es que el estadio toma el nombre del mencionado niño santo, la segunda es que la leyenda de su muerte es por la que a los jugadores del Athletic se les conoce popularmente como los leones.

‘La catedral’

Además, el sobrenombre de La Catedral del fútbol tiene origen también en la Casa de la Misericordia. Por la cercana capilla que alberga el santo en el edificio de beneficencia, era conversación popular entonces aquella que empezaba por “¿A dónde vas?” contestando el interlocutor “A San Mamés” a lo que el primero repreguntaba “¿A la ermita?” y respondía el segundo “No, a la catedral”. Un sobrenombre que luego con la evolución de la gran afición athleticzale se reinterpretó como referencia a la tradición y a los valores del club.

El estadio del Athletic se levanto en este solar tras desechar la directiva de entonces un primer emplazamiento en Indautxu. Más de 40.000 pesetas de las 50.000 que costó el estadio se consiguieron por suscripción popular, lo que suponía una gran cantidad para la época. El diseño original del campo, el cual solo lucía unas pequeñas tribunas en tres de sus lados fue obra del arquitecto Manuel María Smith y se construyó tan solo en los primeros ocho meses de 1913. El 21 de agosto a las 17.15 tuvo lugar el partido inaugural en el que el Athletic Club se enfrentó al Racing de Irún finalizando el encuentro empate a uno con gol zurigorri de mítico delantero Rafael Moreno, Pichichi.

Volviendo a la instantánea, por detrás de los dos elementos predominantes se atisba a lo lejos los caseríos y primeros bloques de viviendas en la entonces anteiglesia de Deusto. El promontorio sobre el que se enseñorean campo de fútbol y bloque solidario impide ver la mayoría del grueso de la población tomatera ubicado en la parte baja de la ladera alargada de Artxanda. Falda donde se observan alguna construcción alargada y bloque en altura en la ubicación donde a lo largo de la década de los años 60 del siglo pasado se gestaría el barrio de Arangoiti.

Virado a sepia

  • Comparta su recuerdo. Si conoce anécdotas o ‘susedidos’ con respecto a esta imagen puede compartirlos enviándolos al correo agarcia@deia.eus
  • Abiertos a sus fotos. Si desea que alguna de sus instantáneas antiguas sea comentada en esta sección puede enviarla a bizkaia@deia.eus donde se analizará su publicación.