La historia de la actual heladería de Nossi-Bé comienza en 1913 cuando el local abrió por primera vez sus puertas al público de Bilbao como tostadero de café, pastelería artesanal y bombonería. El nombre tan peculiar del local viene de una pequeña isla al norte de Madagascar llamará Nosy Be desde la que en la actualidad llegan productos de primera calidad como las ramas de vainilla bourbon y el cacao. Próximo al edificio de La Bilbaina, el negocio centenario mantiene el estilo art decó que tenía en sus orígenes al principio del siglo XX.
No fue hasta finales de los años sesenta cuando Victoriano Ortiz tomo las riendas del negocio convirtiéndose en la primera generación de la heladería. Procedente de Cantabria, comenzó allí su actividad laboral en los años 20 del siglo pasado en la cocina de un prestigioso hotel de Puente Viesgo. Fue allí donde el primero de los Ortiz despertó su pasión por la gastronomía y la repostería así como por las cremas heladas de gran tradición.
Después de los años 40, Victoriano se estableció en Bilbao recorriendo con un carro repleto de helados todos los pueblos vizcainos entre los que estaban helados de fresa, mantecado, tutti-frutti y chocolate. No fue hasta los años 60 cuando la primera generación de los Ortiz se puso al frente del negocio próximo al edificio de La Bilbaina. La trayectoria laboral de Victoria Ortiz la basó en una escrupulosa observación de las recetas originales y en la pasión por la calidad que ofrecen a sus clientes.
Segunda generación
Toda una vida entre helados cuya sabiduría heredó Esther Ortiz, la segunda generación y actual maestra heladera del negocio. Esther se crió en el obrador, trabajando con Victoriano siempre que podía. La segunda, y actual, generación de Nossi-Bé jamás olvidará la forma en la que trataba de ayudar a su aita aunque a día de hoy se cuestiona si verdaderamente lo hacía o simplemente daba vueltas por el establecimiento de un lado para otro.
Lo que sí tiene claro es que en esos años empezó la pasión que en la actualidad demuestra a sus clientes día a día por el mundo del helado. De cuando era pequeña recuerda la emoción que sentía cuando llegaban las cajas de lugares lejanos, y las abría. Unas vivencias que fueros las que hicieron que Esther se enamorase del negocio y optarse por continuar siendo la segunda generación Ortiz. Unas historias que todavía recuerda a día de hoy.
Éxito de la heladería
La clave del éxito del negocio es que el propio obrador está en el local y en el mismo lugar se puede trabajar con el producto fresco para lograr el tipo de helado buscado sin necesidad de que existan más intermediarios en el desarrollo del proceso. Este el gran lujo que tiene Nossi-Bé y que se ve recompensado, y, gracias a una elaboración diaria se puede disfrutar en las calles de Bilbao esa misma tarde. Tener un sabor de helado cuya materia sea fresca y que proceda de diferentes lugares tiene un precio a pagar. El equilibrio entre el coste del producto y la venta al público es indispensable en la actualidad para poder ofrecer a un precio competitivo un producto de primera calidad y que a su vez la heladería Nossi-Bé siga estando abierta. Y esta es la forma en la que prefiere seguir trabajando porque no entiende otra forma de hacerlo.
De hecho, no le gustaría porque para ella este trabajo está hecho para personas que amen la gastronomía ya que a lo largo de los días está dándole vueltas a una receta durante mucho tiempo pensando en cuál es la manera correcta en la que tienes que elaborar cierto sabor para poder sacar el máximo potencial y ofrecérselo al cliente.
El amor al producto y a la materia con la que elaboran los helados han hecho de Nossi-Bé un establecimiento de Bilbao de toda la vida que prima mucho la atención al cliente y la satisface ofreciéndole un producto de calidad. La siguiente generación está en el aire. Esther tiene un hijo pequeño que ve que le apasiona lo que hace pero no está claro que el negocio vaya a continuar en manos de la generación Ortiz.