El calor aprieta ya con fuerza y, aunque se puede comer durante todo el año, es tiempo de helado, de mancharse las manos, de disfrutar de ese manjar de dioses creado por mortales. Y de helados ricos en Bilbao saben mucho. Es más, la villa cuenta con una heladería que aparece en algunas de las listas ¡de las mejores heladerías del mundo! Sí, como lo oyen. Nossi-Bé se ha colado entre las mejores en más de una ocasión, como en la lista elaborada por Lonely Planet y National Geographic. “Es en 2015 cuando Lonely Planet nos incluye por primera vez en esa lista, y en años posteriores hemos ido revalidando ese reconocimiento”, explica Esther Ortiz, maestra heladera de esta heladería de toda la vida.
En 2022 se ratifica este reconocimiento y el Gobierno vasco les da el premio a Mejor Comercio de Euskadi de menos de 10 trabajadores. Además Travel and Food también les incluye en algunas de sus publicaciones. Son reconocimientos que suponen un extra de motivación para Ortiz, aunque no necesita que la motiven para seguir creando. Uno de los valores que han tenido en cuenta para premiarlos es su originalidad en los sabores que preparan. Pero como dice Ortiz, “no se trata de crear excentricidades porque sí, para llamar la atención”, sino que se trata de “sabores con mucho trabajo por detrás. Ideas, investigación, estudio, prueba y error, hasta dar con ese helado original sí, pero también rico y de una alta calidad”.
Eso sería lo más importante para Ortiz, “la calidad del producto final partiendo de ingredientes de primera, de la más alta calidad”. En la lista de esos ingredientes, por ejemplo, se cuelan los pistachos de Irán, la vainilla de Madagascar, el turrón de jijona suprema, fruta fresca de primera, etc. Todo para elaborar helados “dentro de una alimentación ética, buscamos alimentar bien, hacer helados buenos”. No en vano, para Ortiz es clave “que dejemos de ver el helado como un producto de segunda”. Por eso lleva muchos años formándose e intentando mejorar y evolucionar día tras día. Eso la ha llevado a estudiar, formarse en Italia, etc.
"ES GASTRONOMÍA"
La necesidad de innovar ha ido de la mano del día a día en su negocio. Podría decirse que una de las señas de identidad de Nossi-Bé es que “amamos la gastronomía y amamos al helado, van de la mano”. De esa pasión por la gastronomía, y dentro de un sector como el heladero, “abrí mi mente y comencé a experimentar en busca de helados que pudieran reunir esos requisitos importantes para mi”, comenta. De ahí han nacido helados que son como una tabla de quesos, el de txakoli, de txipirones, etc. “Creo que el helado va mucho más allá, es gastronomía”, resume.
La heladería debe su nombre a una isla de Madagascar desde la que importan las ramas de vainilla bourbon y el cacao que se usan en la elaboración de sus productos. Esther lleva en el obrador “desde cría, con aita y ama”. En 1911 abre sus puertas, en un principio como tostadero de café, pastelería artesanal y bombonería. Todavía hoy conserva algunos de los elementos de aquel negocio que ha evolucionado mucho.
Es más tarde cuando Víctor Ortiz, el padre de Esther coge las riendas de Nossi-Bé. Antes de ello, “mi aita se establece en Bilbao, recorriendo los pueblos vizcainos con un carrito de helado repleto de deliciosos helados de mantecado, tuti frutti, fresa y chocolate”. En 1975 asume la regencia de Nossi-Bé en la calle Navarra de Bilbao, y abre también numerosos quioscos de helados en diferentes puntos de la villa.
HELADOS PARA TODOS LOS GUSTOS
“Él ya era pionero en buscar la excelencia en sus helados”, recuerda Esther. Dedicó toda su vida a esto, y recuerdo con especial cariño que le nombraron heladero más veterano de España”. En los 90 “es cuando comenzamos a introducir helados de sabores que no eran típicos, como el de queso, salados...”. A la gente de aquí “le costó entrar con esos nuevos helados, pero a la gente de fuera les volvían locos”, recuerda. Ahora “gustan muchísimo”.
Con una carta que suma unos 200 sabores, y alrededor de 70 todos los días en la barra, “no podría escoger un solo sabor como el más especial. Algunos de los más emblemáticos son el de queso Idiazabal ahumado con nueces y membrillo casero, el de frambuesa con albahaca, chocolate guanaja con guindilla, yogur búlgaro con mango fresco, etc.”. Cada uno de los sabores los logra con “ingredientes de mucha calidad, por ejemplo, el mango es natural, fresco, el chocolate es de primera, la vainilla la traemos de Madagascar...”, cuenta. Esta carta no es cerrada, ya que “igual de un helado especial de café luego saco otro, porque voy probando”. Ahí entra en juego la investigación y el estudio, esa prueba y error que a veces “lleva a tirar el helado porque no me convence”, explica esta maestra heladera.