Aquellos que acompañaron al obispo vizcaino Juan María Uriarte en sus últimos días, mientras yacía en una de las camas del hospital de Basurto, pudieron ser testigos de la “confianza final” de sus ojos, “activos y serenos”, que reflejaban lo que el resto de su cuerpo ya no podía manifestar. Durante un funeral multitudinario, el obispo de Bilbao, Joseba Segura, ha definido como “un hombre constructor de puentes” y “enamorado de la palabra de Dios” al que fuera su maestro. Cientos de personas han acudido a una basílica de Begoña que ha quedado pequeña para dar el último adiós al obispo emérito de Donostia y anteriormente obispo auxiliar de Bilbao durante más de una década. El templo, abarrotado, ha sido el mejor ejemplo de la huella que dejó en la variedad de relaciones personales que consiguió tejer a lo largo de 90 años.

“En el tema de la paz decías que no eras más que un pequeño riachuelo, sin embargo, está claro que has sido un océano muy profundo”, ha apuntado Segura durante la homilía, en referencia a la labor del obispo como mediador entre el Gobierno español y ETA durante la tregua entre 1998 y 1999. “Juan Mari ha combatido bien su combate, ha corrido hasta la meta y, en esa larga trayectoria, ha mantenido la fe. Y esto, lo de mantener la fe, no es poca cosa en un tiempo de compromisos fugaces y convicciones volubles”, ha considerado. El obispo Segura se ha referido también a la “valentía” de Uriarte al haberse atrevido, recientemente, con una publicación como Sexo y género a debate, una “valoración ponderada y oportuna”, resultado de “una larga historia de búsquedas, leyendo y escuchando a quienes piensan distinto”.  

Juan María Uriarte falleció el pasado viernes tras una semana ingresado en el hospital de Basurto como consecuencia de un ictus. Fue allí, en la UCI, entre tubos y aparatos, donde Joseba Segura ofició su extremaunción en una ceremonia en presencia de su sobrina Andikona Uriarte y su primo, el presbítero Andoni Gerrikaetxebarria. “Juan Mari se había preparado para este renacer que celebramos hoy”, ha expuesto Segura. Allí pudo comprobar la “intensidad con la que vivió ese momento”. Segura ha recordado cómo llamaban a Uriarte “el divino impaciente por la intensidad que ponía en algunos empeños, a veces con peticiones nada fáciles de implementar”. Y ha finalizado la homilía con una petición: “Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído”.

El féretro ha sido llevado en andas desde la casa de espiritualidad hasta la basílica, donde se ha celebrado el funeral por deseo expreso del fallecido. Gerrikaetxebarria, vicario general durante el episcopado de Uriarte, ha encabezado la procesión. El féretro ha sido portado por Álex Alonso, Jovaisa Herrán y Xabier Eskauriatza, curas diocesanos; Roberto Vidal, diácono, Mikel Aranguren, cura de Donostia, y José Luis Miranda, cura de Zamora. Una vez ahí, ha sido recibido por el obispo con una oración de acogida celebrada en la basílica en la que Juan María Uriarte fue nombrado obispo auxiliar de Bilbao el 17 de septiembre de 1976 y ordenado obispo el 11 de octubre de ese mismo año. Posteriormente, fue designado obispo de Zamora en 1991 y nombrado obispo de Donostia en el año 2000, diócesis en la que estuvo hasta 2010.

En el presbiterio, han concelebrado entre otros, el cardenal Ricardo Blázquez (obispo de Bilbao 1995-2010); el arzobispo de Burgos y anterior obispo de Bilbao (2010-2020), Mario Iceta; el arzobispo emérito de Iruñea y Tutera, Francisco Pérez González; el actual arzobispo Florencio Roselló; el obispo de Donostia, Fernando Prado; el obispo de Gasteiz, Juan Carlos Elizalde; el obispo de Zamora, Fernando Valera; el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla; el obispo de Urgel y copríncipe de Andorra, Joan-Enric Vives; el obispo de Palencia, Mikel Garciandía y el arzobispo emérito de Quito, Fausto Trávez.

Hasta las 15.00 horas de hoy, además, el goteo de personas que se han acercado a la capilla ardiente instalada en la casa de espiritualidad de Begoña ha sido constante. La Sociedad Coral de Bilbao ha acompañado la celebración y Miriam Cepeda ha sido la organista del funeral. Tras finalizar el oficio, la salida del féretro ha sido acompañada, además de por la Banda Municipal de Txistularis, por aplausos de todos los presentes. Los restos mortales de Juan María Uriarte serán trasladados a su localidad natal, a Fruiz, donde descansarán en el panteón familiar del cementerio familiar. Mañana se celebrará una Eucaristía funeral solemne en la Catedral del Buen Pastor de Donostia a las 19.00 horas, presidida por monseñor Fernando Prado Ayuso.

GRAN REPRESENTACIÓN DE AUTORIDADES

Una hora antes de que comenzara la ceremonia, prevista a las 17.00 horas, han ido llegando los asistentes entre los que ha destacado una gran representación de autoridades civiles de diversas formaciones políticas. Desde la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, a los consejeros Josu Erkoreka y Gotzone Sargardui, o la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui. También ha acudido la alcaldesa de Bilbao en funciones, Amaia Arregi, además de una nutrida representación de concejales de la villa, como Itziar Urtasun, Kepa Odriozola, Álvaro Pérez, María del Río o Ana Viñals. Tampoco faltaron Mikel Torres, alcalde de Portugalete, o el exconsejero Javier Madrazo, ni las exdiputadas de Cultura Josune Ariztondo y Lorea Bilbao. Ha asistido, asimismo, Juan José Baños, director general del Grupo Noticias. La presencia de Javier Clemente, José Ángel Iribar y Daniel Ruiz-Bazán, protagonistas históricos del Athletic –club al que Uriarte seguía con pasión–, han evidenciado la pluralidad de personalidades a las que el obispo llegó a través de su palabra.

Ese es el caso de Juan Ignacio Vidarte, director del Guggenheim Bilbao: “Mi relación con él fue muy personal. Fue una persona extraordinaria, un referente desde el punto de vista humano y también religioso. Una de esas personas que marcan un antes y un después”, ha expresado. En esa misma línea, Josu Erkoreka, consejero de Seguridad, ha recordado que tuvo ocasión de conocerlo personalmente. “Era una persona muy humana, muy cercana, con una extraordinaria capacidad de comprensión, de cercanía y de empatía. Era una persona que amaba al pueblo vasco y que ha acreditado en su trayectoria una actitud proactiva y muy positiva para la construcción de la convivencia”.

A la salida del funeral, Andoni Ortuzar, presidente de Euskadi Buru Batzar, ha hecho referencia al estado de la basílica de Begoña para dar cuenta de lo que ha supuesto, “en esta diócesis y en todo Euskadi”, el obispo Uriarte. “Para los que somos de iglesia él era un referente, para la gente normal pasará a la historia como un hombre bueno que siempre estuvo haciendo el bien y que supo mojarse de manera callada pero eficaz en los momentos más críticos de nuestro país”.