El escritor y colaborador de DEIA, José Serna Andrés, ha elaborado una recopilación de sus publicaciones por el 35º aniversario del periódico Bilbao. En ella revive momentos claves de la villa y redefine la idea preconcebida sobre la bilbainidad. El libro se presenta mañana mismo.

¿Qué le inspiró a realizar ‘Bilbainidades’?

—El libro empezó hace 35 años, en el momento en que nació el periódico Bilbao. Desde entonces he seguido publicando artículos hasta ahora y me parecía interesante hacer una recopilación porque en el fondo es un cuaderno de bitácora de la evolución de Bilbao y, también, de la mía personal.

¿Qué se puede interpretar de la especial ilustración de la portada?

—Aparecen las baldosas de Bilbao y esto en el fondo significa intentar pisar tierra. Pero, vemos una grieta. Un lado representa el Bilbao de los eventos, el del Guggenheim, el del Athletic y de las grandes inversiones y el tiempo ha demostrado que eso es importante. Pero, el otro lado es el Bilbao del que no llega a fin de mes, el que tiene sus problemas, llora, hace fiesta y se ríe. Unir las dos orillas es muy difícil, pero es necesario. No podemos prescindir de ninguna, porque se trata de disminuir las diferencias.

Son percepciones basadas en la realidad de los y las bilbainas...

—Sí podemos hacer grandes eventos, pero eso no repercute en las personas que no llegan a fin de mes o cuando en los barrios hay diferencias, tenemos algunas cuestiones en las que hay que trabajar una serie de valores, porque eso no es bilbainidad.

La cultura vasca es muy única en su idiosincracia, pero al mismo tiempo afirma que es “plural”, ¿cómo define el concepto de bilbainidad?

—Como decía Antonio Machado: “Y a preguntas sin respuesta, ¿quién te podrá responder?”. Es más importante la pregunta, porque no en vano hablamos de bilbainidades. No podemos hacer esa definición porque hay muchas maneras de vivir Bilbao, pero sí tiene un fondo y son esos valores de las personas que toman en cuenta los cuidados y que protegen a los demás.

¿Hay alguna cosa que le gustaría que cambiase en la villa?

—Que hubiese una calidad de vida para todas las personas porque la bilbainidad no son solos los edificios, los puentes, la Basílica de Begoña y San Mamés, sino la gente que participa en esos aspectos.

En una de sus obras literarias también habló de estas temáticas.

—Sí, es un poemario. Uno de los poemas es Bilbao, capital del mundo. Y la pregunta en esta cuestión es ¿de qué tipo de mundo quiere ser la capital?

¿Cómo fue la labor de recolección de tantos artículos? Teniendo en cuenta que el primero es de 1987.

—Realmente la que más ha recopilado ha sido mi mujer, porque era muy fácil coger los que estaban ya puestos en internet, pero hay muchos que no. Había que buscar en archivos y otros lugares. Sin embargo, el libro como tal no me tomó mucho tiempo.

¿Qué otros tópicos pueden surgir en sus publicaciones?

—Por ejemplo, yo soy creyente. Creo que la Biblia debería ser uno de los patrimonios de la humanidad y desde ahí siempre me ha interesado ver algunas cosas que aparecen en el Antiguo Testamento, pero desde la perspectiva del Nuevo Testamento.

¿Todo ese amor por la poesía también está en ‘Bilbainidades’, pese a que es una recopilación de artículos periodísticos?

—Al principio, en la primera parte algunos artículos tienen una cierta prosa poética. Pero, luego vemos más una reflexión, lo cuál no quiere decir que en las prosas poéticas se digan tonterías. En la poesía hay una transversión del lenguaje y una profundización, a veces en menos palabras puedes decir más cosas. En el fondo piensas que la poesía es distinta a los artículos del periódico y, sí, lo es. Pero, aunque las palabras se utilicen de otra manera, fundamentalmente tienes numerosas verdades que en el fondo son las mismas.

¿Ese Bilbao del que habla su libro también incluye a las personas que han venido de otros lugares?

—No tiene sentido cuando hay personas que dicen cosas como que “quienes vengan de afuera van a quitarnos el trabajo”, ¿qué es dentro y qué es fuera? Además, yo no he nacido en Bilbao, sino en Madrid. Mis padres vivían en la villa, luego se fueron a Madrid, tuvieron cuatro hijos y se volvieron aquí. Es que los bilbainos nacemos donde queremos. La bilbainidad es, sobre todo, bilbainidades. Cuanto más se excluye menos bilbainidad, pero cuanto más inclusión haya más bilbainidades habrá en la villa.

Y un ejemplo de esto es...

—La actitud de acoger a las personas que vienen de fuera. De eso se trata realmente la verdadera bilbainidad de los ciudadanos.

¿Prevé nueva publicación?

—Este libro nace con ocasión del 35º aniversario del Bilbao y me pareció interesante. Uno siempre tiene pendientes para publicar, en mi caso, sobre todo de poesía. En este momento es una de las cosas que más me interesan. También tengo un cuento infantil de ciento y pico páginas. Estoy ahí con él, pero me falta el final. Ya he hecho dos libros de este estilo e incluso uno lo tradujeron al euskera.