¿Sabía que Charles Chaplin era gitano? ¿Que el futbolista Zlatan Ibrahimovic comparte etnia con el conocido actor? La comunidad romaní, tan estereotipada como desconocida, ha salido este viernes por la mañana a la calle para dar a conocer su cultura. La Plaza Nueva de Bilbao fue epicentro de la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano, con diferentes actividades para acercarse a esta comunidad que, por desgracia, sigue arrastrando una mala fama infundada.

El 8 de abril fue instaurado hace más de medio siglo, en el primer congreso romaní celebrado en Londres, en el que el Gelem, Gelem –interpretado ayer al violín por el joven Manuel Vizarraga– se convirtió en himno para los 12 millones de gitanos que viven en el mundo y una bandera recordaría para siempre su historia desde que salieran de Punjab, en la India, hace un milenio. “Es un día para llamar la atención de la gente sobre el sufrimiento que sufre el gitano por la ignorancia. ¿Cómo puede una sociedad que reconoce que no nos conoce decir que no quiere que sus hijos jueguen con los nuestros?”, reflexionaba Óscar Vizarraga, presidente de la asociación Kale Dor Kayiko. “Necesitamos que haya un conocimiento de lo que somos, de la otra cara del pueblo gitano que no se conoce y que no responde a ese estereotipo que se ha generalizado. Aquí estamos, conócemos, interactúa con nosotros y trata de cambiar este chip”.

Durante toda la mañana, los asistentes han podido aprender a tocar el cajón, tan íntimamente ligado a la cultura gitana. Roberto Jiménez era el encargado de enseñar los palos o ritmos básicos del flamenco, como la rumba, la bulería o el fandango. “Es algo muy nuestro, forma parte de nuestra expresión artística por excelencia, que es el flamenco”, explicaba rodeado de jóvenes aprendices. “Es relativamente moderno; se introdujo en la década de los 80 del siglo pasado por medio de Paco de Lucía, pero desde entonces ha tenido un éxito total. No hay casa en la que no guste el flamenco que no haya un cajón”.

Ceremonia del Río

En otra esquina, varios voluntarios ayudaban a confeccionar flores y velas para participar en la Ceremonia del Río, uno de los actos centrales de la mañana, a la que ha acudido el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, acompañado de varios concejales de la corporación municipal. A falta de cauce fluvial –“nuestro sueño es poder hacerlo algún día en la ría”, anhelaba Vizarraga–, una tela azul simulaba en el suelo un arroyo donde los asistentes fueron depositando las ofrendas. “El río es un símbolo de nuestro peregrinar, siempre viajando, no por una cuestión romántica, porque nos guste, sino para huir de la persecución. En esa transhumancia muchos gitanos han sido aniquilados solo por serlo, sin ser nunca reconocidos ni haber recibido ninguna petición de perdón. Es nuestra forma de recordarles”, explicaba.

Mas allá, un juego de imágenes daba a conocer a personajes ilustres que pertecen a esta comunidad, desde los mencionados Ibrahimovic o Chaplin, a la matemática rusa Sofia Kovalévskaya, la polaca Alfreda Markowska, que salvó a decenas de niños gitanos y judíos, de la muerte en el Holcausto, o el director y actos francés Tony Gatlif. Al lado, un taller de pintacaras dibujaba preciosas banderas en las mejillas de los más pequeños: con el azul del cielo como techo, el verde del campo y la rueda, rémora de su India natal, simbolizando su recorrido por el mundo y teñida de rojo, por la sangre que han derramado los gitanos a través de los siglos solo por serlo.

Entre los asistentes destacaban las risas y gritos de decenas de estudiantes del colegio Elejabarri, donde cerca de la mitad del alumnado pertece a esta comunidad. “Es una actividad muy importante porque es una forma magnífica de visualizar la cultura gitana, que está muy poco presente en la sociedad y en las instituciones. Es una forma de que ellos también vean referentes, conozcan a personas famosas que son gitanos, y que vean que ellos también pueden estudiar y trabajar”, señalaba Xabi Riloba, jefe de Estudios y profesor de Música, que aprovechaba la mañana para reencontrarse con antiguos alumnos del centro.

Fue la de ayer una mañana alegre, con ese contagioso ambiente festivo y musical como los gitanos tan bien saben organizar, pero no faltaron las voces reivindicativas. “Basta ya de racismos”, clamaba el Tío Juan. Los datos no son para menos: según el estudio Neurtu 2022 del Gobierno vasco, el 45% de las personas encuestadas no alquilaría una vivienda a una persona gitana, el 35% no quiere que sus hijos estudien en el mismo colegio que los niños de esta comunidad y el 25% de los empresarios no les contrataría. Y lo más chocante es que nueve de cada diez reconoce no tener contacto con ellos; eso sí, todos dicen preferir vivir en una sociedad diversa... “Todas las personas somos diferentes pero tenemos la misma dignidad. No podemos dejar la responsabilidad de la convivencia en las manos de uno ni en las de otros; aquí no hay suplente, todos somos titulares y necesarios para avanzar en ese camino”, ha subrayado por su parte el alcalde, Juan Mari Aburto.