Los y las protagonistas de esta crónica bien saben qué es lo que pasa en la cara alegre de la luna llena del Carnaval. No es este, sin embargo, un artículo de delaciones así que no señalaremos a nadie con el dedo, no estigmatizaremos a los golfos apandadores ni a los golfus de Roma, no juzgaremos los pecados de cada cual porque estos son días de disfrute en el infierno, dicho sea en el sentido menos bíblico del término. Diremos, eso sí, que la entrega de los premios de Barnaval 2023 se celebró en una fábrica de cerveza, La Salve (Aintzane Oiarzabal ejerció de anfitriona...), lo que demuestra a las claras que la sed de diversiones no se apaga nunca.

El Barnaval es un órdago que se lanza, año tras año, para darle al on del interruptor de la ambientación en hostelería y comercios de Bilbao en tiempos de Carnaval. Mantienen en pie este certamen desde hace treinta años ya La Ría del Ocio, con su mandamás Arturo Trueba y la tropa que le rodea –ayer, sin ir más lejos,

Naiara Cabezas, Maitane Álvarez y Susana Tobarra–, y Gontzal Azkoitia, enfrascados en la guerra de diversiones. Volvamos a la fábrica para conocer el veredicto. El primer premio de hostelería fue para Paqui Moreno, Maribel Antón y la alegre gente del Tobarisch (discúlpenle el nombre del local estos días, nadie espera a la enfurecida madre Rusia...), allá en Deusto. Sus años 20 resultaron esplendorosos con todo un despliegue de charleston, Coco Chanel, los brillos, las ondas, los flecos o las plumas como parte de la época. El Ein Prosit de los hermanos Thate (ayer, en la fábrica, Alfredo y Carmen Thate en carne y hueso...) evocó a Carmen Miranda o al legendario Hemingway con su El Ein Prosit del medio, remedo de La Bodeguita. Les bastó para alcanzar la plata de un certamen cuyo bronce fue para el Appairage, el local de donde vino Kerman Velázquez, ataviado como jefe de pista o de mago (haga cada cual la lectura que prefiera...), habida cuenta que su leit motiv era Circus.

He ahí los grandes focos del mediodía que se desviaron a los comercios premiados, Gastrocesar (Miguel García y los suyos lucieron disfrazados de la familia Picapiedra...); Sweety Glory, con Janire Matilla y Sonia Rodríguez como cabareteras de barco pirata y Afede evocando a Hollywood y sus personajes. Los grandes premios Trayectoria por su espíritu carnavalesco y sus ambientaciones anuales recayeron en el Café Bar Bilbao Sardina kaskarina Kuadrila, en cuyo nombre acudieron Mikel Martínez y Nati Ortiz de Zarate, y la peluquería Tonific, donde Ana Álvarez no respira nunca.

Testigos de todo cuanto sucedió en la fábrica de La Salve fueron Juankar Bilbao –los más jatorras y txirenes le conocerán por Juankar Muga...–, Alberto Ruiz de Azua, la autoridad competente en el mediodía, Julia Diéguez, Julio Aristín, Begoña Castaño, Janire Torvisco, el actor Juan Viadas, el fotógrafo Miguel San Cristóbal, Eneko Uceda, del Monty, acreedor al premio individual; Nerea Barquín, Isabel Álvarez, Enara Alonso, Alfonso Marugán, Koldo Marcilla, María José Marcilla, Ana Trueba, Eugenio Behal, Juan Cotis, Ana Sainz de la Maza, Mari Luz Rodríguez, Pablo Rivas y otra mucha gente que escuchó también los reconocimientos a Mistyc por su Noche Hippy/Mística; a Attico 14 por su Marcha Nocturna a los Frexxo, a la Taberna Plaza Nueva de Jon de Miguel por su estatua de la libertad rojiblanca; El Puertito por Viva Pancho Villa, a El Perita por sus gambas y carabineros de Barnaval, y el Antxoa Taberna, condecorados como Txos del Barnaval. Lizcain, baños y reformas se llevó el premio al mejor escaparate; la calle Carnicería Vieja, el premio a los grandes espacios, por sus ambientación ochentera; el Mercado del Ensanche, por sus personajes del bosque y Joseba, El frutero, garfio de Barnaval.