La estación intermodal de Bilbao cambia de manos. La empresa constructora Amenabar que gestiona la estación de autobuses soterrada de Basurto y el estacionamiento de turismos de rotación, ha decidido vender la concesión que mantiene con el Ayuntamiento de Bilbao a Infrabask II, filial del grupo internacional Azora Capital.

Una operación financiera, de la que no ha transcendido la cantidad económica, y que, en principio, no va a afectar al día a día de los 19.000 viajeros que de media a diario pasan por la terminal de autobuses.

Fuentes del Ayuntamiento de Bilbao han confirmado la transacción de los derechos de explotación del complejo ubicado al lado de Garellano y el hospital de Basurto de la cual las dos firmas protagonistas informaron al Ayuntamiento en otoño pasado. El Consistorio tras analizar el cambio del gestor y comprobar que se cumplen todas las condiciones legales que recogen el convenio firmado con la concesionaria Intermodal Bilbao, constituida el 23 de febrero de 2016, dio luz verde a la venta.

Intermodal Bilbao más que una estación de bus

El complejo cuenta con cuatro plantas soterradas que albergan 30 dársenas para autobuses y 526 plazas de aparcamiento en rotación. El edificio en superficie alberga en una de sus alas una residencia universitaria y un hotel con 168 habitaciones en la otra. También dispone de 5.800 m2 de lonjas para alquiler, algunas ya ocupadas y otras aún vacías.

Desde el Ayuntamiento de Bilbao indicaron ayer que “es un acuerdo entre privados” y que “la situación jurídica y de servicios a la ciudadanía se mantiene como hasta ahora”. “El nuevo titular asume todos los derechos y obligaciones del saliente. No se modifica nada”, concretaron desde el equipo de gobierno.

Como se recordará la construcción de la nueva terminal de autobuses fue un proyecto lanzado por el anterior alcalde, Iñaki Azkuna, por el que pretendía que la iniciativa privada asumiera, a cambio de una concesión de explotación, la construcción de una nueva estación de autobuses bajo los antiguos tinglados que dieron servicio durante años en Garellano.

Esta iniciativa no cuajó ante el riesgo financiero que suponía la operación por lo que, ante la ausencia de empresas interesadas, el consistorio añadió a la construcción de la intermodal soterrada el permiso para levantar un edificio en superficie y poder asegurada la viabilidad de la intervención urbanística.

Fue una unión temporal de empresas compuesta por Amenabar Construcciones y Excavaciones Viuda de Sainz quien ganó el concurso para la construcción del complejo en 2016, quedando luego la constructora de origen guipuzcoano con el 100% de las acciones de la mencionada sociedad Intermodal Bilbao.

El plazo de concesión del contrato se cerró en 40 años desde el inicio de la construcción de la intermodal con lo cual vencerá en 2056, ejercicio en el que el complejo pasarán a manos del ayuntamiento.

Las dársenas donde a diario estacionan de media un millar de autobuses entraron en servicio en noviembre de 2019 para posteriormente ir ocupándose los distintos espacios construidos como la residencia de estudiantes Resa, el hotel Ilunion Bilbao, el estacionamiento de vehículos que ocupa la planta más profunda del complejo o el gimnasio que se asoma al gran espacio público que se generó con las obras, la plaza Profesionales Sanitarios.

Riesgo y ventura

El contrato firmado por Ayuntamiento y Amenabar ahora heredado es de carácter de riesgo y ventura, es decir, que es la empresa concesionaria la que corre con todos los gastos en caso de pérdidas en la gestión o se lleva los beneficios si consigue tener alquilados todos los espacios generados y aumenta los viajeros y compañías de autobuses que operan en la terminal.

Solo hay un caso en el que la concesionaria tendría que repartir ganancias, cuando superasen un límite de ingresos extraordinario que viene estipulado por una fórmula matemática en el convenio. Entonces los beneficios tendrían que repartirse al 50% con el Ayuntamiento. Pero eso no ha ocurrido en la corta historia de la Intermodal

Un recorrido que ha tenido que enfrentar sus primeros dos años con una pandemia que imposibilitó cumplir sus previsiones económicas de ingresos, las cuales se preveía iban a empezar a remontar el año recién concluido.

Según fuentes de Amenabar, la concesionaria consultadas ayer ”no se encontraba a la venta en el momento en el que surgió la propuesta de Azora pero tras meses de negociaciones se ha llegado al acuerdo de cambio de propiedad en la concesión”. Sin duda en esta decisión ha tenido que ver la compra por parte también de este grupo inversor en julio pasado del 51% de la sociedad que gestionaba la estación de autobuses de Donostia.

Concha Osácar, socia fundadora de Azora, indicó ayer que la adquisición en Bilbao “demuestra nuestra capacidad para aprovechar oportunidades de inversión en activos clave con un alto potencial de desarrollo para mejorar la calidad de vida y la sostenibilidad de nuestras ciudades”.

Por lo que respecta al espacio comercial ubicado bajo el edificio en forma de ‘L’, fuentes de Amenabar indicaron ayer que “seguiremos con la plena propiedad y explotación”.

Son más de 5.800 metros cuadrados de superficie de los que casi la mitad están ya ocupados y otros 1.800 lo estarán en breve con una zona de ocio que incluirá camas de salto, trampolines, rocódromo o recorridos de obstáculos para todas las edades, además de una cafetería. Con esta futura apertura, se completará la planta primera y quedará por delante abrir los locales cuya entrada miran a la galería peatonal.

Azora Un grupo inversor en Europa y Estados Unidos

El grupo Azora está presente en varios países europeos y en Estados Unidos con amplia experiencia en el sector inmobiliario y el de las energías renovables. Ahora “amplía sus inversiones a las infraestructuras que tengan un impacto en la sostenibilidad en nuestros núcleos urbanos”, especificaron fuentes del grupo.