Faltan menos de tres meses para que, según la Ley de Cambio Climático, todas las ciudades de más de 50.000 habitantes cuenten con una zona en la que no podrán circular los vehículos más contaminantes. Esa zona de bajas emisiones -ZBE, por sus siglas- iba a implantarse en Bilbao en el distrito de Abando, pero el Ayuntamiento se está replanteando su ubicación. “Era lo que nos habíamos planteado al principio pero ahora no está tan claro”, reconoce el director de Movilidad, Ignacio Alday, quien también advierte de que esas restricciones no entrarán en vigor el próximo 1 de enero, sino que lo harán a lo largo de 2023.
El área municipal de Movilidad y Sostenibilidad sigue trabajando para definir las características que tendrá ese área en Bilbao, que todavía están por definir. Y es que ni las únicas certezas que se tenían hasta ahora, como la fecha de su implantación y la zona, son ahora seguras. “Antes de tomar ese tipo de decisiones necesitamos datos”, aclara Alday. “Todavía no sabemos ni dónde ni qué condiciones va a tener la zona de bajas emisiones; necesitamos datos objetivos de qué pasa en la ciudad”.
Esos datos dependen de dos estudios que el Ayuntamiento está culminando en estos momentos. Por una parte, se están identificando y “caracterizando” los vehículos que entran a Bilbao y cuánto contamina cada uno de ellos. “Cruzando esos datos con los de la DGT, sabremos cuáles son de Bilbao y cuáles de fuera, cuánto contaminan, a qué horas circulan más, si son transportistas o autobuses...”, enumera el director de Movilidad. Y, por otra parte, se han instalado cuarenta sensores de control atmosférico a lo largo de toda la ciudad, para conocer el nivel de contaminación actual.
Con la fotografía que plasmen esos dos estudios y una vez fijados los objetivos ambientales a alcanzar y su marco temporal, se definirá la zona de bajas emisiones. Otra variable a tener en cuenta, prosigue el director de Movilidad, son las medidas que ya se han establecido en la capital vizcaina para el calmado de tráfico, como la reducción de la velocidad a 30 kilómetros por hora, el impulso al vehículo eléctrico o la peatonalización de calles, y que han tenido ya un efecto a la hora de reducir las emisiones de gases. “Conseguir una buena calidad ambiental no es solo restringir el tráfico en una zona, hay otras opciones. Y no se trata de perseguir a los conductores, sino de lograr una buena calidad ambiental”, advierte Alday.
“No está clara la zona”
Hasta ese momento, no se sabrá cómo funcionará la zona de bajas emisiones, qué vehículos podrán acceder a ellas, en qué horarios y con qué condiciones. Ni siquiera dónde se situará ya que, aunque el anterior concejal de Movilidad y Sostenibilidad, Alfonso Gil, anunció el año pasado que se implantaría en Abando, en la zona comprendida entre El Ensanche, Autonomía y Moyua, el Ayuntamiento se replantea ahora su ubicación. “Una ZBE restringe el tráfico donde más vehículos hay; lo lógico es pensar que puede ser esa zona pero tampoco está claro. Fue una primera aproximación que se hizo pero tomaremos la decisión real cuando tengamos los datos. No vamos a tomar decisiones sin tener elementos de juicio”, avanza el directo.
La zona permitirá únicamente la circulación a determinados vehículos, dependiendo de su nivel contaminante, aunque se tendrán también en cuenta factores como las personas con movilidad reducida, los vehículos de carga y descarga, los de nacionalidad extranjera, las personas con autorización sanitaria o los que posean plazas de parking. “Tendremos que ver quién puede entrar y quién no, si por ejemplo, y es solo un ejemplo, solo se restringe a los vehículos extranjeros. Quizá la calidad ambiental en Bilbao no sea tan mala, lo veremos en los estudios, y con establecer medidas no tan restrictivas es suficiente”, advierte el director de Movilidad. Cuando la zona se ponga en marcha, el sistema irá midiendo la calidad del aire y el ruido, para comprobar la efectividad de las medidas puestas en marcha.
