Una Basílica muy natural

Los que peinan canas reconocerán los conventos de Santa Clara y Religiosas Adoratrices, ya desaparecidos, la sede de las religiosas Agustinas, el convento de Santa Mónica, aún en pie y hoy en día rodeado de edificios de viviendas, o la Casa de la Espiritualidad colindante a la Basílica. También sigue prestando servicio la Casa de los Venerables, el edificio en forma de esquina donde viven los sacerdotes jubilados, y el conocido como Palacio de El Pino. Este último es una preciosa construcción de tres alturas donde se asentó con su familia cuando llegaron de Liverpool en 1878 la primera fotógrafa vasca conocida, Eulalia Abaitua. ¡Cuántas miles de horas pasó en el sótano la profesional revelando, visionando y archivando las imágenes que salían de su cámara! Una construcción que pervive en la actualidad como sede de la Clínica Ginecológica Bilbao rodeada de un moderno edificio que la complementa.

El que no resistió el paso del tiempo -y las constructoras- fue el otro palacete cercano a la Basílica y que antaño protagonizaba el solar delimitado por las calles Virgen de Begoña y Elizalde. La piqueta actuó en la década de los 70 para levantar en la misma parcela tres bloques residenciales de alto standing que mantienen en su interior reminiscencias del parque verde que bordeaba el viejo edificio. De hecho, a pesar de que las nuevas construcciones han fagocitado muchos antiguos solares, todo el entorno de Begoña respira aún una sensación de oxigeno más puro que el resto de la ciudad. Así, la coqueta sede del Instituto Social de la Marina con forma de baserri se mantiene hoy rodeada de césped y árboles a pesar de la invasión que supuso la construcción de dos grandes edificios sanitarios. Por un lado, el pesado bloque de las instalaciones clínicas de la Virgen Blanca pegadas a la mencionada Clínica Ginecológica Bilbao. Por otro, la construcción con forma de ‘U’, que alcanza en algunas zonas las cinco alturas, y que oferta hoy diferentes servicios ambulatorios de Osakidetza.

Y en el perímetro exterior de la zona VIP de esta imagen se reconocen algunos de los primeros bloques de pisos modestos, y no tanto, que luego irían colonizando las cuestas de la colina de Artagan. Ya se había erigido en 1959 el edificio de los portales 58 y 60 de la calle Prim, algunas de las casas del futuro barrio de Dolaretxe eran realidad y se preparaban varios solares donde levantar más viviendas. No hay que olvidar que en décadas posteriores, toda esta zona tuvo una actividad constructora febril para conformar parte del populoso barrio de Santutxu que conocemos en la actualidad.

Gran obra de infraestructura viaria

Resalta también una obra de infraestructura viaria que, incluso hoy, sería un gran proyecto por lo que supuso a nivel de servicio para la ciudad. Es la construcción de uno de los primeros accesos a la villa con doble carril que fue diseñado en línea recta, cayera quien cayera. Y esta ocasión se derribó uno de los vestigios más recordado por los vecinos: el antiguo Ayuntamiento de la anteiglesia de Begoña, anexionada por Bilbao en 1924 y que estaba situado en la parte trasera de la Basílica, con una plaza por delante. Se observa perfectamente el trazado en ejecución en dirección a Etxebarri y una de las bocas de los dos túneles construidos para mantener la continuidad de la ladera y generar la nueva plaza pública. Otro elemento referencial es el edificio que se libró por poco de ser afectado por la traza viaria de la avenida. Es el chalet que construyo la familia Gutiérrez, cuyo patriarca fue un ingeniero de caminos, puertos y canales muy conocido y que ahora está refugiado en su altura por encima de la acera colindante. Hace unos años estaba a la venta, y era la vivienda más cara de Bilbao en un portal inmobiliario en Internet. Historia no le falta.