Las ayudas de Europa también van a venir por la etiqueta de proyecto medioambiental que va a tener el funi del siglo XXI. Álvaro Pérez indica a DEIA cómo “vamos a buscar la autosuficiencia energética de todo el transporte en el mayor grado posible”.

Ello va a ser posible gracias a que los pliegos de condiciones de los contratos obligan a la instalación de energías alternativas donde serán esenciales paneles fotovoltaicos que aporten energía solar al nuevo edificio y al sistema. “La intención es colocarlos encima de la cubierta existente a pocos metros de la estación superior, por encima de la pista de patinaje”, desvela el concejal, una gran superficie de la que carece el funicular en cualquiera de sus instalaciones. 

Otro de los métodos que se aplicarán en el nuevo transporte por cable para generar energía alternativa es usar la que se genera en el frenado de las unidades cuando llegan a su destino. En realidad, el sistema de cable que utiliza el funi para superar la inclinada cuesta de la ladera de Artxanda gasta muy poca energía ya que el peso de la cabina que desciende es el que hace subir a su homónima. Sin embargo, el sistema en su conjunto y la explotación de las dos estaciones sí requieren un gasto energético que seguro aumentará con la implementación de los elementos que se van a incluir en la modernización a acometer el próximo año. Con todo se conseguirá un edificio y un sistema con un alto nivel de eficiencia energética además de rebajar las emisiones de CO2 que dicho ahorro lleva aparejado.

MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

El funicular de Artxanda fue inaugurado en 1915 y tras más de seis décadas de servicio, incluso con accidentes desgraciados, en 1979 se decidió su renovación completa, sustituyéndose todos sus sistemas desde la superestructura de vía, sistema electromecánico o los vagones, hasta trabajos de obra civil tanto a lo largo del trazado como en las estaciones. Fue en junio de 1983 cuando se inauguró el nuevo funicular, que es el que hoy presta servicio.

Álvaro Pérez reconoce además que la estación superior necesitaba una renovación después de varias décadas de uso sin reformas. Ahora se van cambiar tanto los accesos como las salas de espera y se mejorará la operativa y explotación con la instalación puertas canceladoras y validadoras de billetes. También se va a incluir en el proyecto, según recoge el pliego de condiciones, ampliar los metros cuadrados existentes para poder “instalar zonas de restauración y merchandising que permitieran una fuente de ingresos adicionales al funicular”. El edil adjunto de Movilidad y Sostenibilidad apostilló en este tema que “es algo todavía por definir, todavía no está concretado pero sí queremos tener la posibilidad de poderlo hacer en un futuro. Otro aspecto incluido también en el proyecto es acometer acciones de recuperación de la Memoria Histórica en Artxanda. 

Los planes temporales que maneja el área de Movilidad y Sostenibilidad es que, si no hay contratiempos, los trabajos en la estación superior puedan empezar a finales de este año o principios del próximo con la intención de una vez conocidos los plazos finalizar las obras antes de concluir 2023.

En cuanto a la estación inferior, ubicada en el barrio de Castaños, se procederá a renovar las puertas y las pantallas para controlar mejor el aforo. Lo que sí estará concluido antes de finalizar este año (el contrato ya ha sido adjudicado) es el cambio estético previsto para la fachada de esta parada. Se trata de un jardín vertical natural que va a ir adosado el paredón que bordea el acceso al transporte que conecta con Artxanda. Un proyecto que se ejecutará a lo largo de los próximos cuatro meses y cuyo coste superará los 300.000 euros, sin contar los impuestos.