Más de un calendario tendrá señalado en rojo este sábado y domingo. Las razones pueden ser varias: para algunos empieza lo bueno y para otros arranca, también, la cuenta atrás para volver a la rutina. Esto es lo que tiene que coincidan en un fin de semana el remate del periodo vacacional de julio con el de agosto.

Por darle algo de optimismo al asunto, ayer la Villa parecía una opción apetecible para todos aquellos y aquellas turistas que han dado pistoletazo de salida o continúan sus días de vacaciones. Y, es que, Bilbao no se ha quedado ni mucho menos vacío tras la operación salida iniciada el viernes.

A las 11.47 de la mañana, un tren procedente de la madrileña estación de Chamartín llegaba a la de Abando con cerca de 160 pasajeros. Los había de todo tipo, con mochila al hombro o con maletón a rastras. Ejemplo de estos últimos son Susana y su hijo de 7 años: “Cogí las vacaciones el viernes y venimos para ver a los aitites, a mis hermanos... Somos de Bilbao, pero desde hace unos años vivimos en Madrid, así que aprovechamos veranos, navidades y puentes. Esta vez pensamos estar muchos días porque todavía no tengo claro cuando me reincorporo”, contaba.

Debajo de los mochilones, se esconden los más jóvenes, como Jess, de 24 años, y Manuel, de 28. “Es la primera vez que estamos en Bilbao y nos quedaremos hasta el miércoles”, indica. Para algunos de los que llegan, una de las paradas obligatorias se encuentra a pocos metros, en la oficina de Turismo de la plaza Circular.

En el interior, cerca de una treintena de personas. Muchas de ellas esperaban el comienzo de una visita guiada por el Ensanche, como Víctor y su familia. “Venimos de Salamanca y solamente estaremos un día, así que preferimos informarnos primero”, explicaba.

A las 12.30 de la mañana, los 27 grados y el poco rastro de sol ponían algo más fácil a los grupos de free tour escuchar a su guía frente a la Catedral de Santiago. Lo que más se dejaba escuchar era inglés e italiano entre los asistentes. Como Alexander que desvelaba como “venimos desde Turín en coche y hemos llegado hoy a las 11 de la mañana. Somos un grupo de 20 personas pertenecientes a una asociación católica”. Y aunque tenían el plano de la villa en la mano aseguraba que “preferimos preguntar a los autóctonos para descubrir los rincones de esta ciudad”.

Poco después de la una del mediodía, en la Plaza Nueva, costaba encontrar una mesa sin dueño. “Estamos esperando a la hora de comer para probar los pintxos”, afirmaban Giuseppe y Alessia, una pareja de jóvenes de Milán. 

Puntos calientes

Otro de los puntos calientes de entrada y llegada de pasajeros de la ciudad era Bilbao Intermodal. Solo el viernes pasaron por la terminal unas 20.000 personas tanto para venir como para partir. “Al tratarse de un cambio de quincena, se están dando unas salidas y llegadas muy escalonadas”, afirmaban fuentes municipales. “Este sábado (por ayer) estimamos atender a unos 16.000 viajeros. Este año ha sido muy raro, todos los movimientos han coincidido en fin de semana”, aclaraban. 

Tal y como señaló la directora de Tráfico del Gobierno vasco, Sonia Díaz de Corcuera, este fin de semana será el “el más complicado” y “con mayor volumen de tráfico de todo el verano en las carreteras vascas”. Desplazarse con el vehículo propio ha sido una de las opciones que han tomado algunos para los que mañana toca volver a la faena, como Beñat: “Me da rabia, pero por responsabilidad he decidido volver un poco antes”, reconocía este bilbaino de 34 años. “Después de cinco semanas de vacaciones y haber apurado los últimos días en mi pueblo, en la ribera navarra, el lunes me espera un interesante madrugón”, admitía este conductor de Bizkaibus. “Prefiero estar unos días antes para aterrizar, estar lo más informado posible”. Otros, como Federico emprendía la vuelta en avión. “Vuelvo de la República Dominicana. Empiezo el lunes a trabajar y me espera todavía una mudanza” concluía.