bilbao - A finales de año, prácticamente todos los residentes en el barrio bilbaino de El Peñascal estarán en sus nuevas viviendas y se culminarán los derribos, en total, un centenar. Ayer, las excavadoras comenzaron a demoler las primeras viviendas cuyos vecinos ya han sido realojados en otros pisos construidos por el Gobierno vasco.

La operación, fruto de un acuerdo de colaboración entre el Ayuntamiento de Bilbao y el Ejecutivo de Gasteiz, cuenta con el consenso de la mayoría de los habitantes, tanto jóvenes como mayores, que mientras observaban cómo las excavadoras hacian añicos las primeras casas, mostraron a DEIA su satisfacción “por tener la posibilidad de instalarse antes de fin de año en los pisos nuevos. Cuanto antes sea mejor -nos han dicho que para noviembre o diciembre- porque algunos vecinos viven en situaciones insalubres. Menos mal que en las asambleas que decidimos por mayoría que se nos realojaran en otros pisos modernos, al tiempo que apostamos por la regeneración urbana de la zona”, añadía Javier, de El Peñascal de toda la vida que vive con sus aitas y su hermano desde la creación de esta zona de Bilbao.

A pesar de que el realojo en los pisos que está construyendo el Departamento de Vivienda es positivo para la mayoría, “algunos estaremos de alquiler y otros hemos intercambiado nuestra vivienda por la nueva”, los vecinos de El Peñascal tienen sentimientos encontrados.

Por un lado, les da pena abandonar un entorno en plena naturaleza con unas vistas inigualables. “Es un lugar maravilloso”, subrayaba a este periódico Iñaki, mientras paseaba a sus perros. Sin embargo también son conscientes de que la situación es irreversible ante el deterioro del barrio y más desde que comenzaron hace unos meses a realojar a los primeros vecinos en las nuevas viviendas. “Vecinos que están contentos con su nueva ubicación”, remarcaba Ana, a la espera de ser ella la próxima en poder marcharse de su vivienda. “Cuanto antes mejor”, decía con una sonrisa. “Subir tropecientas mil escaleras con niños todos los días es un horror. Así que estoy deseando que llegue fin de año para poder cambiar de casa”, remarcó.

La inseguridad generada por los okupas que se han hecho con los pisos vacíos es otro de los factores que animan a los vecinos a desear abandonar El Peñascal cuanto antes. “Ni los del programa Callejeros son capaces de venir aquí; esto parece la ciudad sin ley desde que los okupas se instalaron en el barrio. Es una pena que esto acabe así”, remacharon.