Bilbao - El Café La Granja, uno de los pocos locales emblemáticos que quedaban en Bilbao, bajó ayer para siempre la persiana. Un empresario ha adquirido el edificio, propiedad de la compañía de seguros suiza Helvetia, y el mismo lunes se efectuará la compra-venta del inmueble donde está ubicado el café, en plena Plaza Circular. Con esta operación, tras 91 años de vida el establecimiento cierra una parte de la historia de la villa y se convierte en un local goloso para la puesta en marcha de un nuevo negocio. Los rumores apuntan a que el local, que conserva las características de aquel café al puro estilo francés con el que se concibió podría pasar a convertirse en un restaurante de comida rápida de la cadena como Burger King o McDonald’s. Incluso, se llegó a decir que Inditex y Hard Rock Café -interesados en la apertura de nuevos negocios en la villa-, también se habrían podido interesar en este edificio. Lo cierto es que entre tanta rumorología el nuevo dueño del inmueble está llevando la operación con total discreción. A partir del lunes no solo se hará con el local que ha albergado La Granja durante casi un siglo sino que además adquirirá todo el edificio, un inmueble de siete plantas más sótano y que también cuenta con fachada a la calle Ledesma.

El Café La Granja fue inaugurado el 31 de julio de 1926, festividad de San Ignacio, por la familia Lozano. Este gran café se concibió al estilo de los grandes cafés franceses de la época y hasta su cierre ha mantenido esa estética, que lo ha hecho tan particular y auténtico. El Café La Granja ha sido el centro de celebración en fiestas y en ocasiones especiales, además de lugar de fundación y sede oficial de asociaciones bilbaínas de tradición, como La Compañía de Gargantúa o la Academia del Cerdo-Txarriduna.

desalojo EN 2011 Hasta su cierre, el Café La Granja ha sido explotado en régimen de alquiler por el Grupo Iruña. Todo el edificio ha pertenecido a la compañía de seguros Helvetia, quien lo sacó al mercado en 2012 en un proceso de venta de activos en diversas capitales del Estado. Concretamente fue en 2011 cuando la compañía propietaria avisó a varios inquilinos que seguían en el edificio su intención de desalojar el inmueble. Desde entonces, la compañía ha tardado siete años en conseguir cerrar la venta del inmueble. Y es que la oferta inmobiliaria contaba con varios handicap. El principal era que se trataba de un edificio que requiere una renovación integral tras más de 110 años de actividad sin haber registrado reforma alguna. Aunque se desconoce cuál ha sido el precio por el que ha sido vendido, en su día el inmueble de 2.500 metros cuadrados salió a la venta por 9,34 millones de euros. Eso sí, el edificio también tiene algunas ventajas.

El edificio cuenta con una ubicación céntrica, en plena Plaza Circular, punto de conexión entre Casco Viejo y el Ensanche, a escasos metros de la Gran Vía con sus centros comerciales y con un nudo de transportes públicos que acoge al metro, tranvía, Renfe, Feve y las principales líneas de Bilbobus y Bizkaibus. A todas estas ventajas hay que sumarle que el nuevo inquilino del edificio de La Granja se beneficiará del cambio en la normativa municipal que permite instalar comercios en vertical, por encima de las plantas a pie de calle.

Habrá que esperar para conocer con detalle cuál será el futuro tanto del edificio como del local que durante casi un siglo ha formado parte de una hostelería de solera en la capital vizcaina.

Desde hoy los clientes habituales de La Granja se encontrarán con las puertas cerradas a la espera de que su nuevo dueño le dé una nueva explotación. La hostelería de Bilbao ha recibido el cierra de La Granja como una “pésima” noticia porque se trata de un establecimiento que forma parte de la historia de la villa. “Es una pena que locales de toda la vida, que han formado parte de esta ciudad terminen echando la persiana”, destacaron.

Sin embargo, su clausura no ha sorprendido en el sector ya que, la crisis, unido a los cambios de hábitos habían complicado la explotación del negocio los últimos años. “Con lo que se saca no llega para cubrir los gastos necesarios para cubrir”, confirman.