Bilbao
Hijas de Jesús, las Jesuitinas, las lechuginas, por su sempiterno uniforme de color verde... A las alumnas y alumnos del colegio de La Inmaculada se les conoce por muchos nombres pero todos son sinónimo de buena educación e integración en la sociedad bilbaina. Son 75 años ya de presencia de esta orden religiosa en el sistema educativo bilbaino y van a celebrarlo a lo largo del todo el curso con distintos actos. "Es una conmemoración especial", reconoce Rosa María Romo, la directora del centro y única religiosa que imparte a día de hoy clases. Son tres cuartos de siglo de colegio que nació de manera opulenta, en Villa Mena, un palacete de los Condes de Heredia Espínola ubicado donde ahora se levantan las tres torres de viviendas en Zabalburu.
Cuatro hermanas llegadas desde Azpeitia inauguraron un centro que arrancó con 38 alumnas en octubre de 1938 y que solo un mes después ya duplicaba sus infantes. Se llamó al centro La Inmaculada y durante casi dos décadas fue uno de los puntos de referencia en la educación femenina, entonces en exclusiva. Hasta 200 niñas absorbían conocimientos y educación cristianas bajo la tutela de las hermanas.
Migración a Arabella El boom de la inmigración de finales de los años 50 y principio de los 60 se notó en las Jesuitinas. Tanto que las rectoras tuvieron que alquilar varias viviendas cercanas al palacete para poder ubicar nuevas aulas ante el crecimiento del alumnado. No hubo más remedio que expandirse y lo hicieron en Arabella, en un incipiente barrio ubicado en la falda del alto de Santo Domingo. El curso 1966-67 fue el del estreno del nuevo centro que les permitió crecer hasta llegar a tener tres grupos por cada uno de los cursos que se ofrecían desde los párvulos hasta el bachillerato.
Era la época de los autobuses diarios al colegio desde el centro de la ciudad, de la migración en el inicio de los años 80 de varios centenares de alumnas de BUP y COU al colegio de los Hermanos Maristas, del comedor propio para alimentar a los chavales y que aún hoy sigue activo, de la costumbre perenne del uniforme, tan del agrado de los padres, y del que desde hace unos años ya se libran los jóvenes a partir de bachillerato...
"El centro ha evolucionado con la sociedad, con los diferentes planes de estudios y leyes, la educación mixta, los modelos lingüísticos y ahora un cambio metodológico en las aulas con el paradigma de las Inteligencias Múltiples. Siempre nos hemos sabido adaptar", asegura la hermana directora, también responsable del colegio de la misma orden ubicado en Pamplona.
Prueba de esos cambios y de su interés por evolucionar es la obtención en el año 2008 de la Q de plata según el modelo EFQM en la mejora continua de la gestión del centro.
La falta de vocaciones religiosas ha sido uno de los elementos que ha obligado a mutar y a contratar a seglares. En la actualidad el cuerpo de profesorado suma 66 personas, incluyendo las seis responsables de los niños de 0 a 3 años. Ninguna es religiosa a excepción de la directora. Rosa María Romo resume esa evolución con una frase. "Los laicos antes colaboraban con nosotras, ahora compartimos la misión educativa con ellos", asegura. Las lechuginas, mote que les pusieron otras chavalas de colegios rivales pero que con el tiempo fue asumido con orgullo por las Jesuitinas, siempre han quedado muy satisfechas con la educación recibida.
De hecho, una buena parte de las irakasles que imparten hoy clases fueron previamente alumnas. Están muy vivos los buenos recuerdos, los cuales han abonado bien en las modernas redes sociales por parte de los antiguas alumnas. Por eso tomarán parte muy activa del calendario de actividades que tendrán lugar para celebrar la onomástica.
Actos de celebración Tras una Eucaristía Colegial con el inicio del presente curso está previsto una cita especial en diciembre próximo en el marco del Frontón Miribilla. Se esperan más de un millar de personas para presenciar el espectáculo navideño protagonizado por los actuales alumnos y que no olvidará el especial cumpleaños.
Para el primer trimestre del próximo año se va a convocar a las antiguas alumnas y una exposición fotográfica recorrerá la historia del centro educativo. Un fotomaratón para los alumnos sobre los mejores rincones del colegio y su entorno y una marcha desde Zabalburu hasta el colegio actual en Arabella para toda la comunidad educativa y con comida popular, son otras de las actividades previstas para el curso.
¿Y para el siglo XXI? "Por lo menos otros 75 años más educando el futuro", concluye segura la directora.