BILBAO. Bilbao es una villa escultural.Así lo atestiguan las 150 esculturasque hay a lo largo y ancho dela capital vizcaina y que otorgan albotxo un toque característico, yaque a través de éstas obras se puededar un paseo por la historia de laciudad. Personajes históricos comoDon Diego López de Haro, Miguelde Unamuno o Sabino Arana tienensu espacio en la villa en forma deobra de arte. Al igual que estosmitos bilbainos, el tigre de Lucariniotea desde lo alto del edificio elcambio que está experimentando lavilla y que ha hecho que el guardiándel Museo Guggenheim, el perroPuppy, sea una escultura florida yque varíe de aspecto en cada cambiode temporada. Puppy es unaexcepción dentro de la tendencia delas esculturas de la villa, ya que, porlas condiciones climatológicas quepresenta la capital vizcaina, estasobras suelen ser de mármol, acero,bronce y piedra.

Todas estas obras forman uno delos mejores parques escultóricos delEstado y que, además, cuentan conel valor de estar plenamente integradosen la ciudad, hecho que haceque, muchas veces, los bilbainos noreparen en estas obras como un elementoartístico, sino como unaconstrucción más englobada en unambiente armónico y ordenado.Las huellas del parque escultóricode la villa se pueden ver muy cercade la Gran Vía. Allí se alza lagran escultura del Sagrado Corazónde Jesús, una obra que lleva vislumbrandoel pasar del tiempo y loscambios que ha experimentado lavilla desde 1927, cuando sus autoresPedro Muguruza y Lorenzo Coullautfinalizaron esta imagen. Desdeallí, el Sagrado Corazón se haconvertido en uno de los referentesde la villa y en un testigo de excepcióndel progreso de la misma. Desdesu privilegiada atalaya, tiene unaperfecta vista del parque de DoñaCasilda, una zona en la que la esculturaadquiere una gran importancia:Chillida, Lucarini, o NestorBasterretxea entre otros han dejadosu huella imborrable en formade escultura en este pulmón verdede la villa.

En uno de los espacios de este parquehay una niña que lleva 10 añosleyendo un libro, mientras losdemás niños juegan y corren. Es laescultura Leyendo de Joaquín Lucarini,esta obra creada en 1932, pretendeanimar a los más pequeñosa que se acerquen al mundode la lectura. Otros quehacían las delicias delos niños eran loshermanos Tonetti,por ello, en 1985,Luis Larrañaga realizó una escultura para recordaral genial dúo de payasos cántabros.La integración en el panoramaurbano no es solo estética sino tambiénen el aspecto temático ya queestos referentes infantiles se sitúanen una zona muy frecuentada pormenores.

CUNA DE LA MODERNIDAD Por estemismo motivo, la modernidad en elparque escultórico bilbaino se centraen el Paseo de laMemoria, unaruta de tres kilómetros de longitudque empieza en el Euskalduna yfinaliza en Abandoibarra. Justofrente al palacio de congresos bilbainose sitúa una de estas vanguardistasformas de entender elarte. Fanal (Garden Off The Lights)de Juan Luis Moraza utiliza lasfarolas como elemento artístico.

Estas, ubicadas en diferentes posicionesy proyectando diferentespuntos de luz, realizan una peculiarcomposición lumínica que hace deeste espacio un lugar digno deadmirar. Esta obra es solo el iniciode una ruta en la que se pueden verdiferentes formas, colores y percepcionesdel arte.

Ejemplo de ello son los kaikus dela obra Sitios y Lugares de ÁngelGarraza, una escultura que semimetiza perfectamente con elentorno que la rodea, ya que las dostazas, una naranja y otra negra,conjuntan perfectamente con lostonos de la fachada del hotel Meliá, edificio que se levanta frente a estaescultura que trata de mezclar latradición y la antigüedad de los kaikuscon el modernismo del entornoen el que se encuentra ubicado dondeasoma el nuevo Bilbao.

Un poco más adelante, ya con laría como espectacular telón de fondo,aparece entre las losas que formanel pavimento del paseo deAbandoibarra, como si de una prolongacióndel suelo se tratase, laobra Bleau de Vire del escultor alemánUlrich Ruckriem. El granito esel principal protagonista de estacomposición en la que las losas sevan dividiendo hasta formar unaestructura que surge del suelo. Elautor persigue en esta composiciónque los diversos materiales se itinerenentre sí.

Tras Bleau de Vire, el Paseo de laMemoria sigue su curso hasta llegarpoco a poco a su desembocadura,el Museo Guggenheim. Con lapoderosa figura de titanio de fondo,aparece una estructura de acero yhormigón de 1,90x2,05 metros. Estafisonomía es la de la esculturaExplorer’s Book del artista británicoAnthony Caro. Esta figura representaun gigantesco libro que seengarza con un ancla y que puedesimbolizar la tradición marinera deAbandoibarra y su enlace con lahistoria de la villa.

EXPLOSIÓN DE ARTE El Paseo de laMemoria acaba en las inmediacionesdel Museo Guggenheim. En esazona se produce una auténticaexplosión de arte. No solo por lasobras que contiene el edificio detitanio en su interior, ni por lassinuosas y originales formas de lafachada del edificio sino que todoello está acompañado de una notablevariedad de esculturas. La másvisible para el gran público esPuppy, el conocido guardián delmuseo de titanio, pero lo que muchagente desconoce es que este perroes una escultura. Y es que su figurafloreada no le delata como talpero esta obra de Jeff Koons se haconvertido en uno de los perros másfamosos del universo. Una de lasprincipales estampas que puededejar el nuevo Bilbao es la de milesde turistas fotografiándose con lafigura de Puppy de fondo. Tal hasido su éxito en la villa, que, pese alos planes iniciales de trasladarlo aSidney con motivo de los JuegosOlímpicos del año 2000, ha seguidoen Bilbao. El original can, por tanto,se quedó sin Juegos Olímpicos,pero, a cambio, sus 12 metros deancho, cuatro de altura y 15 toneladasde peso han cautivado a bilbainosy turistas.De esta forma, Puppyse ha convertido junto al museo quecustodia, en uno de los principalesiconos del Bilbao moderno.

El arco rojo del puente de La Salveha sido testigo de las millones defotos que se ha hecho Puppy. Grandesy pequeños, bilbainos y turistasse han inmortalizado con el floridoy colorista perro ante la atentamirada de La Salve, un puente que,recientemente, ha celebrado su 40aniversario. De hecho, el gran éxitodel can ha sido parte importanteen que el arco del mítico viaductose haya teñido de rojo. Esto sucedióen 2007, con motivo del décimo aniversariodel Guggenheim, cuandoel artista galo Daniel Buren cambióel verde tradicional del viaductopor un rojo pasión que realza másel arco del puente. La transformaciónrequirió de la instalación demás de 1.000 metros cuadrados delaminado compacto de formica rojay, de esta forma, La Salve se ha convertidoen una obra de arte más deeste idílico entorno.

LOS ANIMALES PIDEN PASO En laparte anterior del museo, eje centralde toda la explosión escultóricaque ha vivido este entorno, otroanimal se ha hecho su espacio. Enmitad del paseo de Abandoibarrauna gran araña ha tejido su tela yha hecho su hogar de esta zona depaseo. Su nombre es Mama y esimposible que pase desapercibida,por una parte por estar justo enmedio de la acera y, por otra por susdiez metros de altura.

Al otro lado de la ría, desde lo másalto del edificio de los antiguos talleresLópezMendizabal, un tigre creadopor Joaquín Lucarini, contempladía tras día la evolución de la zonadesde lo más alto de un edificio quedestaca por ser una auténtica joyaarquitectónica. El tigre de Lucariniprimero vio cómo se apagaba lazona donde la producción aeronáuticacaía y también ha podido contemplarel despertar de las orillasde la ría para convertirse en el epicentrodel nuevo Bilbao, cuya últimamuestra es la Torre Iberdrola.

Siguiendo el camino que marca laorilla de la ría se puede seguir contemplandola importancia de lasescultura pública en la villa. El rastrodel parque escultórico bilbainoha dejado su huella hasta justo enfrente del Ayuntamiento, allí estádesde 2002 Variante Ovoide. Con lacasa consistorial al frente y la ría asus espaldas, esta creación del guipuzcoanoJorge Oteiza intentaexplicar el concepto del vacío, paradójicamente,con sus seis metros dediámetro y ocho de altura.

Subiendo por el puente del Ayuntamiento,al llegar a la plaza Circular,acaba esta particular ruta quemuestra el lado más escultural dela villa. Allí se levanta la esculturaen honor a Don Diego López deHaro, el creador de una ciudad que,cuando él la fundó hace 712 años,quizá no imaginó la magnitud quealcanzaría Bilbao. Tampoco lo pensaríaMariano Benlliure, creador deesta obra, cuando en 1890 esta seconvirtió en la primera esculturapública en levantarse en el botxo.

Hanpasado ya 122 años, un tiempoen el que el número de esculturas hallegado a las 150. Sirven para dar unpaseo por la historia de la villa, suspersonajes más conocidos, y contemplarlos diferentes estilos que seconcentran en una ciudad que mantienela esencia de Don Diego y que,obra a obra, posee uno de los mejoresparques escultóricos del Estado.