Bilbao
SON 4.500 socios aproximadamente los que cada año acuden a las dependencias de Alameda de Rekalde. Componen el Club Deportivo de Bilbao, ese que nació en 1894 de la mano de un grupo de locos que practicaban sports y que suponían la vanguardia de una capital que despertaba a la industralización y la modernidad. Desde entonces, el club ha evolucionado con un par de cambio de sedes, pero siempre en el centro de la capital, uno de sus valores más importantes para sus socios. Cualquiera puede ir andando a unas instalaciones que engañan. En sus cinco plantas -más el ático, que alberga él solo tres frontones cortos-, se ubican dos piscinas, varios gimnasios, sauna, vestuarios, salas de reuniones, cafetería, restaurante, salón social y el gran frontón, el único en su categoría existente hasta este año en Bilbao. En ese edificio se han formado campeones europeos y olímpicos de natación o judo, por ejemplo; se celebran todavía veladas de boxeo y en sus salones sociales se habla tanto de la evolución de la Bolsa como de los últimos mangas que se venden en Joker Comics.
El contacto intergeneracional es uno de esos elementos que aportan un plus a la institución. Muchos socios veteranos lo son desde que eran niños, cuando sus aitas les incluyeron con el resto de la familia. Ello les ha permitido practicar todo tipo de disciplinas deportivas e incluso utilizar las instalaciones del depor, como es conocido popularmente entre muchos socios, para estudiar en su época universitaria. Hoy, la sala de estudio, ubicada en la última planta, está siempre a reventar de jóvenes que tiene también a su disposición una red wifi para ampliar apuntes, si es necesario. Porque lo longevo de la institución no implica que se haya anclado en el pasado. La reforma de su fachada a finales de los noventa con un toque de diseño; la entrada en sus instalaciones, utilizando cada socio su huella digital, la evolución en su oferta deportiva son iniciativas que demuestran que tiene la mirada puesta en el futuro. La nueva junta directiva elegida esta semana va a ahondar en ese rasgo de apuesta por más modalidades deportivas y sociales. "Volver a la esencia", lo llama su novel presidente, José Luis Sala. Pretende ofrecer a la base social del club nuevas comisiones para practicar deportes y llevar a cabo iniciativas en grupo que revitalicen la actividad del Club. Pero su intención va más allá. No se olvida que para que la institución siga viva tienen que sumarse más socios. Compañeros en ciernes a los que ofrecer ese ambiente cercano y único en Bilbao donde muchos socios se conocen y son amigos. Algo que no se halla en un gimnasio por mucha máquina de último generación que tenga.