El Surne Bilbao Basket ha apagado el botón de la alarma en una semana en la que ha hecho las cosas como tocaba, y no solo porque haya logrado dos victorias. La derrota en Badalona dolió mucho y el equipo ha reaccionado desde la implicación colectiva y el esfuerzo. Era muy pronto para que nadie entrara en pánico, pero en estos tiempos en los que la inmediatez se exige en todos los órdenes de la vida el deporte no es ajeno. Por eso, parecía que los hombres de negro estaban ya en deuda en una cuenta que acumula solo seis partidos y dos meses de competición en los que Jaume Ponsarnau no ha podido contar con sus doce jugadores. Tampoco ayer porque al deseado y celebrado regreso de Bassala Bagayoko se unió la baja de Amar Sylla por un proceso vírico.

El caso es que el equipo bilbaino cumplió con la premisa de hacerse fuerte en casa ante rivales de un nivel similar. Porque seguramente hay más diferencia entre el Joventut y el Bilbao Basket que la que hay entre el Bilbao Basket y el Burgos o el Andorra, que han sido sus dos víctimas en Miribilla. Los hombres de negro estuvieron siempre por delante en el marcador y solo tuvieron un mal momento que duró los siete primeros minutos del tercer cuarto en los que se juntaron el acierto del Andorra, que algo tenía que mostrar, y cierta bajada de tensión de los hombres de negro que Ponsarnau penalizó con un cambio entero del quinteto, que esta vez no formaba parte del plan como el que suele hacer pasados tres o cuatro minutos del primer cuarto.

Te puede interesar:

En este baloncesto de idas y vueltas, de rachas y fogonazos que son difíciles de explicar y entender, el equipo bilbaino recuperó la intensidad para un parcial de 21-2 en el que aparecieron en la versión esperada en ataque Jaworski y Hilliard, los jugadores que pueden marcar la diferencia entre la consistencia y la brillantez. El primero dio el susto la semana pasada al temerse una importante lesión y ayer firmó su primer gran partido con el Bilbao Basket. Al final, todo llega, pero no hay que dejarse llevar por las prisas. A otros jugadores aún les tiene que alcanzar la inspiración en su proceso de adaptación a un baloncesto nuevo en sus carreras, pero les cogerá trabajando y aportando cosas que en ese parcial que decantó el partido también fueron determinantes.

Al final, el Surne Bilbao Basket sumó su segunda victoria de la temporada para dejar su balance en una situación que se ajusta a lo que se podía esperar a tenor de la entidad de los rivales en las cuatro primeras jornadas. A los eternamente insatisfechos, también cada vez más habituales entre los seguidores del baloncesto, les parecerá poco botín el triunfo de ayer por diez puntos, pensando en objetivos que todavía aparecen difusos en el horizonte, pero los de Ponsarnau van haciendo granero, que es de lo que se trata, al menos hasta que coja vuelo y encaje todas las piezas cuando todas estén disponibles durante unos cuantos entrenamientos seguidos. Lo verdaderamente peligroso sería quedarse rezagado muy pronto y eso solo se consigue evitar siendo fuertes en Miribilla.