El Bilbao Basket maneja un amplio margen de seguridad en este tramo final de la temporada en la que ha tenido que dividir su atención en dos frentes competitivos de suma importancia. Cumplido con brillantez el primero en la FIBA Europe Cup, ahora le toca cerrar la permanencia en la Liga Endesa y conviene que lo haga por sus propios medios en los cuatro partidos que quedan. El calendario ha hecho coincidir todo el desenlace de la competición europea con tres partidos de cuatro fuera de casa en el torneo doméstico, con la consecuencia de acumular de nuevo cuatro derrotas consecutivas que obligan a no bajar la guardia. Han estado los hombres de negro cerca de ganar alguno de esos compromisos, pero les ha faltado el colmillo que sí han tenido para levantar su primer título europeo.
Desde el 28 de noviembre no gana el equipo de Jaume Ponsarnau en la Liga Endesa como visitante, el que es su gran debe de la temporada. Son solo dos victorias en total y será difícil que mejore ese registro ya que solo queda una salida y será dentro de tres semanas al Buesa Arena para medirse al Baskonia. El objetivo de mejorar puestos en la clasificación y, al menos, evitar la décimosexta posición para poder repetir presencia en Europa el próximo curso tendrá que completarse en Miribilla donde aún quedan tres partidos. En el próximo puede llegar la salvación matemática tras un curso lleno de altibajos emocionales y también en el juego del equipo.
Ayer fue otro ejemplo. Después de tomar una ventaja de diez puntos al inicio del segundo cuarto, esa iniciativa le duró muy poco porque empezó a mostrarse blando en muchas situaciones e hizo demasiadas concesiones al Joventut, que como todos los de la Liga Endesa, tiene calidad de sobra para no desaprovecharlas. Ante un equipo con pívots de la vieja escuela, el Bilbao Basket tuvo muchos problemas para cerrar su zona ya que la atención que generaban Tomic y Pustovyi fue aprovechada por los exteriores verdinegros para llegar demasiada veces a la zona bilbaína. Entre Dotson y Robertson sumaron 39 puntos, siete triples y diez asistencias y fueron un constante factor de desequilibrio que los vizcainos no lograron frenar.
Entre Dotson y Robertson sumaron 39 puntos, siete triples y diez asistencias y fueron un constante factor de desequilibrio
Los doce puntos al contragolpe que la Penya fueron un problema antes del descanso porque había que contrarrestarlos de alguna manera. El Bilbao Basket lo logró sumando tiros libres, pero en la segunda mitad la defensa del Joventut estuvo más firme y los porcentajes de tiro impidieron mantener el ritmo anotador. Los hombres de negro no se desengancharon del partido, de una desventaja de doce puntos al inicio del último cuarto se colocaron a cinco puntos. No llegaron a más porque en este tramo final acumularon demasiados errores en situaciones de ventaja, como bandejas y tiros libres, que llevaron a jugar a la desesperada.
En cambio, el Joventut fue certero en las posesiones que hicieron la diferencia definitiva y el Bilbao Basket perdió otra oportunidad de romper sus malos números como visitante. De nuevo, los de Ponsarnau no encontraron premio a un esfuerzo que nadie les niega, pero para ganar fuera de casa hace falta la contundencia y el acierto que solo han aparecido en contadas ocasiones. En concreto, en las visitas a los dos equipos que ahora mismo ocupan plazas de descenso. Al menos, en ese sentido el Bilbao Basket ha sido pragmático para abrir una brecha que tiene que ser decisiva.