Miribilla no deja de botar
El Bilbao Basket prolonga su estado de gracia y se gana la tranquilidad en la Liga Endesa antes de la final europea con una propuesta dinámica, fresca e ilusionante que puede enganchar todavía más a una afición entregada
El Bilbao Basket sigue dando motivos a Miribilla para botar. Los hombres de negro no acusaron la resaca de la clasificación para la final de la FIBA Europe Cup y prolongaron la fiesta con una gran actuación ante el Gran Canaria y una victoria de más valor del que pueda parecer. Sumar el décimo triunfo aleja casi definitivamente cualquier peligro y permite preparar la final ante el PAOK con mucha tranquilidad, sin tener que pensar en otros objetivos que no sean lograr el primer título de la historia del club.
Ponsarnau y su cuerpo técnico han sido capaces de construir en unos pocos días una propuesta distinta, pero igualmente válida
Tiene mérito, mucho más de lo que se les quiera reconocer, el trabajo de Jaume Ponsarnau y su cuerpo técnico para mantener o, incluso, elevar la competitividad del Bilbao Basket, pese a perder en un momento crítico a sus dos pívots principales. Ya ocurrió en la primera vuelta cuando se quedó al mismo tiempo sin Kullamae y Rabaseda, los principales perjudicados de este nuevo formato. Pero el deporte profesional es así. El equipo no solo no se ha resentido, sino que ha sido capaz de construir en unos pocos días una propuesta distinta, pero igualmente válida, que funciona a partir de la movilidad y energía defensiva y ofensiva que aportan Amar Sylla y Bassala Bagayoko. Estos dos jugadores han estado trabajando día a día en Artxanda y cuando se les ha reclamado han estado listos para aportar, como debe ser.
Ayer ese nuevo estilo tardó en dar frutos, pero después de recibir muchos puntos bajo el aro en el primer cuarto por la corpulencia de los pívots del Gran Canaria, la defensa de los hombres de negro elevó su intensidad y ajustó mejor para empezar a dominar el rebote y salir a la carrera. Un par de triples de Albicy rompieron un guion que empezó a favorecer claramente al Bilbao Basket. Rahkman abrió la espita de los triples y con uno sobre la bocina mandó a su equipo al descanso con la sensación de que el juego empezaba a fluir. La salida del tercer cuarto refrendó esa impresión y puso los cimientos para una victoria que al final fue hasta holgada.
Dos triples consecutivos de Malcolm Cazalon, de pura clase y determinación, fueron un punto de inflexión porque los hombres de negro ya no miraron atrás y el público les acompañó en la escapada definitiva en el marcador ante un rival al que ya empezaban a pesarle las piernas, sobre todo a sus piezas principales.
VUELVE EL ACIERTO
Esta nueva configuración del equipo, este estilo de juego al que han obligado las circunstancias, ha servido para revitalizar también a la línea exterior, que sabe que debe hacerse cargo de la generación de juego, pero también de la ejecución. Rahkman volvió a mostrarse como un killer, sobre todo en la primera parte, y Cazalon hizo muchas más cosas de lo habitual, no solo meter. Incluso Dragic y Gielo han encontrado una inspiración que iba y venía para hacer que la rotación sea sólida.
Los aficionados parecen ya decididos a disfrutar de lo que el equipo les ofrece, salvo en el duelo festivo ante el Tenerife, el Bilbao Basket no está bajando de los noventa puntos en Miribilla. Ayer rozó los cien ante una de las mejores defensas de la Liga Endesa, que sucumbió ante el dinamismo de los locales, que además empiezan a explotar el juego sin balón para generar canastas fáciles. De repente, el Bilbao Basket ofrece una cara muy ilusionante por la frescura, desparpajo y dosis de espectáculo que han añadido dos chavales con todo el futuro por delante y porque el equipo, sobre todo algunos de sus miembros, tiene el techo muy alto. Para llegar a él, hace falta paciencia y trabajo, dos virtudes que en Artxanda abundan.