Cuatro triplazos de Rubén Domínguez en el amanecer del acto final permitieron este domingo al Surne Bilbao Basket embolsarse el premio gordo que se ponía en juego sobre la cancha de Miribilla. Victoria y ‘average’ recuperado ante un rival directo como el Bàsquet Girona (96-83) y dos triunfos de colchón sobre los puestos de descenso. Matinal perfecta. Con el alero gaditano aprovechando el Carnaval por lucir disfraz de francotirador, el conjunto vizcaino acabó dinamitando un choque que durante treinta minutos transcurrió igualado, con los anfitriones echando de menos la capacidad de asestar el golpe de gracia y los de Moncho Fernández agarrados al marcador con uñas y dientes.

En el baloncesto de hoy en día las rachas, favorables y en contra, se fabrican desde la distancia de 6,75 y la de Domínguez fue de esas para las que no hay cura posible. Clavó el primero cuando el choque pintaba favorable pero no decidido (75-67) y los tres que le siguieron aniquilaron a un rival que con el 89-70 a cinco minutos de la última bocina se quedó sin capacidad de respuesta porque, además, el trabajo defensivo de los locales en ese tramo final de contienda fue excelente, sacando a su rival de ese juego directo y de posesiones cortas en el que tan bien se desenvuelve y llevándole a jugar largo.

Con Domí­nguez y sus 19 puntos como punta de lanza, Jaume Ponsarnau consiguió que a su equipo no le faltaran referentes a la hora de suministrar puntos. Muhammad-Ali Abdur Rahkman se encargó del asunto en los dos primeros cuartos, con 11 de sus 13 puntos previos al descanso con un juego vertical que le llevó a viajar con continuidad a la lí­nea de tiros libres, mientras que posteriormente recogieron su testigo Thijs De Ridder, mejor desde la larga distancia que en el cuerpo a cuerpo, y un Melwin Pantzar desequilibrante en ambas canastas en los quince minutos finales a base de manos en defensa y piernas en ataque.

El Bàsquet Girona quiso meter mucho combustible en su caldera defensiva desde el arranque, con gran uso de manos y cuerpos prácticamente en cada acción, y los ‘hombres de negro’ lo aprovecharon para gozar de hasta 38 tiros libres, acertando 30. 

Igualdad

Desde el salto inicial quedó claro que el partido iba a ser de los de picar piedra. Los de Ponsarnau aprovecharon la versión penetradora de Abdur-Rahkman, con siete puntos en menos de cinco minutos, para mantener el luminoso equilibrado ante un rival que aprovechaba a la perfección las concesiones de la retaguardia local en forma de canastas con adicional y rebotes ofensivos concedidos. La entrada en escena del debutante Malcolm Cazalon, con un triple desde la esquina al que siguieron otros dos de Tomasz Gielo y Domí­nguez, impulsó a los ‘hombres de negro’ hasta el 19-15 y, a pesar de que los de Moncho Fernández aguantaron el golpe, al final de los diez primeros minutos se llegó con un favorable 26-22.

Los fallos en los triples liberados y en los lanzados en situaciones de contraataque frustraron cualquier intento de fabricar una ventaja más tranquilizadora. Sin embargo, Abdur-Rahkman echó una mano a los suyos con cinco puntos seguidos y, tras la técnica por protestar a Juan Fernández, el Surne Bilbao Basket se vio con un muy interesante 38-30 a 4:09 del descanso que, para su lamento, no fue capaz de consolidar. El Bàsquet Girona se rehizo con dos triples de Ferrando y otro de Juani Marcos, los de Ponsarnau entraron en otra fase de desacierto en cuanto a lectura de situaciones ofensivas y defensivas, gestionando mal sus faltas, y fueron los visitantes los que alcanzaron en ventaja el ecuador de la cita: 45-46.

A esas alturas de la pelí­cula, los ‘hombres de negro’ habían lanzado ya 22 tiros libres, anotando 17, pero les pesaba una vez más su 4 de 15 en triples, con un horrible 1 de 8 en el segundo cuarto, y los siete rebotes ofensivos concedidos, de los cuales el conjunto catalán había sacado otros tantos puntos.

En la reanudación, dos triples de De Ridder y Harald Frey y más viajes a la lí­nea de tiros libres devolvieron a los anfitriones el control de la situación (59-54), pero seguían faltando el golpe de gracia para pavimentar el camino hacia la victoria. Los de Moncho Fernández caminaban sobre el alambre, pero encontraban recursos de la mano de Ike Iroegbu y Pep Busquets para no perder el rebufo. En esos minutos de tira y afloja se agigantó en los dos aros la figura de Pantzar, con puntos y grandes acciones en retaguardia, para permitir a los suyos llegar a los diez minutos finales igualando su máxima ventaja en el marcador, un 73-65 que visto lo visto sonaba de maravilla.

Despegue

Y esta vez no hubo ni piedad ni titubeos porque Domí­nguez lució trazas de verdugo para aniquilar al rival con cuatro triplazos en menos de cinco minutos, lo cual unido a un magní­fico trabajo defensivo hizo que el partido saltara por los aires: 89-70. A los visitantes no les quedó más opción que enarbolar la bandera blanca mientras que los de Ponsarnau saboreaban un premio gordo que aporta tremendas dosis de tranquilidad y confianza ante lo que está por llegar.