Habían pasado cinco minutos y trece segundos del partido de ayer en Cholet y se produjo algo que mucha gente llevaba esperando, sobre todo el propio protagonista. Bassala Bagayoko entró en pista y volvió a jugar casi dos años y tres meses después. Desde aquel 5 de noviembre de 2022 en que el joven maliense, entonces de 16 años, cayó con la rodilla rota sobre el parqué del Fernando Martín de Fuenlabrada hasta ayer que pisó las tablas de La Melleraie de la localidad francesa han pasado muchos meses de sufrimiento, de trabajo individual hasta que los médicos y preparadores físicos del Bilbao Basket dieron la aprobación a Jaume Ponsarnau para que Bagayoko diera el paso de los entrenamientos a los partidos oficiales. En cierta manera, se cierra un círculo ya que el primer partido después de su lesión tenía que haber sido un Bilbao Basket-Fuenlabrada y ayer pudo convertirse en hombre de negro.

El joven africano se sentó algo más de tres minutos después con dos rebotes ofensivos en su haber y la sensación de que aún debe ajustarse a los tiempos de un partido real. En ataque, se limitó a poner bloqueos ya que apenas participó en la circulación del balón. En el tercer cuarto, volvió a disponer de una tanda de minutos similar para dar aire a De Ridder, una vez que Gielo fue el descartado por el técnico para cumplir con los cupos. Bagayoko no pudo aportar más en esta rotación, pero los seis minutos y 44 segundos que estuvo en cancha pueden darse por bien empleados si esto favorece la recuperación definitiva de un jugador en el que el Bilbao Basket ha depositado muchas esperanzas, deportivas y económicas. Pero conviene ir con calma y que Bassala Bagayoko recupere horas de vuelo y sensaciones en el Zornotza, donde se le espera con ganas de ofrecerle los minutos que necesita.

El partido de ayer, de una importancia relativa desde que el equipo bilbaino se aseguró el pase a cuartos de final, era el propicio para devolver a la pista a Bagayoko y también para hacer otro tipo de pruebas en busca de la mejor manera de que encajen todas las piezas de las que dispone Ponsarnau en el perímetro, algo que no parece sencillo. En este sentido, destacaron los 25 minutos que tuvo Omar Silverio en los que dejó luces y sombras. En la primera parte, acumuló errores en lanzamientos y en el cuidado del balón y en el tercer cuarto tuvo su mejor tramo con ocho puntos y cuatro recuperaciones.

Su cuenta de triples quedó en tres fallos en otros tantos intentos y por eso sigue quedando la incógnita de si el dominicano puede resultar diferencial en aquello para lo que se le trajo y es suponer una amenaza en el tiro desde la larga distancia. Quizás es cuestión de tiempo, pero la frontera de las ventanas FIBA llega enseguida para tomar una decisión. El rol de Silverio afecta al de otros compañeros como Kullamae, que ayer tuvo apenas ocho minutos y tuvo que ejercer de base, una posición en la que se desenvuelve con su selección. El domingo llega un duelo de máxima trascendencia y conviene que todo el mundo tenga claro lo que tiene que aportar y lo haga con la máxima eficacia.

Jaume Ponsarnau: “Tenemos difícil ser primeros”

El partido. “En la primera parte, ellos han sido superiores físicamente y han jugado mejor. Nos han hecho mucho daño con su rebote ofensivo. El mérito ha sido llegar solo tres abajo al descanso y eso nos ha ayudado en la segunda mitad, en la que nosotros hemos tenido buenos tramos de rebote ofensivo y, en general, estoy contento de cómo hemos jugado y de cómo hemos defendido. Al final, el partido se ha decidido por unos rebotes y por una jugada que nos ha hecho mucho daño a nivel mental que ha sido el 3+1 desde el centro del campo. Ahí ha cambiado el feeling del partido porque nos ha hecho ir a remolque. Hemos empatado el average, pero nos lo pone difícil para ser primeros de grupo”.

Sobre Bagayoko. “Bassala ya ha entrado y ha demostrado que tiene buenas condiciones y que nos puede aportar cosas cuando aprenda. Estamos muy contentos por él porque vuelve a sentirse jugador”.