La acumulación de errores en otro encuentro de rendimiento ofensivo deficiente lastró al Surne Bilbao Basket en Lugo, provocando que cayera derrotado (76-71) en una cita que en el seno del propio vestuario se consideraba clave para gozar de una segunda vuelta de Liga Endesa alejada de problemas clasificatorios. No pudo el conjunto vizcaino salir victorioso -al menos mantuvo a su favor el average particular- porque su rendimiento fue claramente de más a menos. Cuando las cosas le fueron bien, lo que ocurrió hasta un descanso que alcanzó con un favorable 26-37, no fue capaz de construir un colchón aún mayor como consecuencia de sus fallos en lanzamientos liberados e incluso desde la línea de tiros libres. Y cuando en la segunda mitad el Río Breogán despertó desde la larga distancia e igualó los guarismos -52-53 a diez minutos del final- se quedó sin argumentos para luchar por el triunfo ante un conjunto local mucho más afilado y clarividente en los momentos de la verdad.
A la hora de explicar un partido de baloncesto pueden ponerse sobre la mesa muchos argumentos, pero en el que se disputa hoy en día el triple tiene una importancia capital. Casi decisiva. Y en este aspecto del juego el conjunto de Jaume Ponsarnau tiene un problemón que la llegada de Omar Silverio no ha mejorado ni un ápice. Su escuadra es capaz de fabricar lanzamientos propicios, liberados y a pies quietos, pero no da en la diana. Este sábado volvió a quedarse por debajo de 30% de acierto (27%, 10 de 36), lo que unido a un mal rendimiento también desde las distancias cortas e intermedias (46%) e incluso desde el tiro libre (68%, con ocho fallos) fue fatal para sus intereses. Hasta el ecuador de la cita, sus cinco dianas de 16 intentos desde los 6,75 le permitieron mandar porque los de Luis Casimiro lucían un paupérrimo 1 de 6, pero el despertar de los lucenses desde la larga distancia con un brutal 6 de 10 en el tercer acto cambió todo el partido. Volvieron a aparecer las dudas en el conjunto vizcaino, con demasiados regalos también en defensa en acciones vitales, y se acabó lo que se daba.
FALTARON REFERENTES
Cuando hizo falta, los locales tuvieron en las bombitas de Dominik Mavra y el trabajo debajo del aro de Jordan Sakho dos pilares a los que aferrarse con un buen acompañamiento del resto, algo que faltó en las filas visitantes, con un Tryggvi Hlinason excelente en labores de retaguardia pero con Melwin Pantzar y Tomasz Gielo demasiado solos a la hora de generar puntos en toda la segunda mitad. Entre los seis jugadores que ocupan teóricamente los puestos de escolta y alero, solo Zoran Dragic anotó alguna canasta en juego, con Silverio sin minutos en toda la segunda mitad, solo dos para Kristian Kullamae, Rubén Domínguez y Xavi Rabaseda sin estrenar sus casilleros de puntos y Muhammad-Ali Abdur-Rahkman especialmente negado en casi todas sus acciones.
Al Bilbao Basket le costó entrar en calor en ataque, perdiendo cinco bolas cuando no se llevaban ni cuatro minutos de juego. Fueron dos triples de Gielo y Dragic los que despertaron a los de Ponsarnau, que pasaron a controlar el marcador (10-15). En un ecosistema de desacierto en ambos conjuntos, el 12-15 al término de los diez primeros minutos era muestra de la tensión que se vivía sobre la cancha. Sin embargo, el conjunto vizcaino tuvo fugazmente en el triple una buena vía de suministro. Con dos dianas de Harald Frey, los visitantes encontraron buenos minutos de ataque para gozar de sus primeras ventajas de dobles dígitos (15-26). Pero no hubo posibilidad de abrir una brecha mayor por el exceso de errores, sobre todo un par de pérdidas de Pantzar y los fallos desde la línea de tiros libres. El Breogán se recompuso en ataque de la mano de Mavra, Sakho y Atic y amagó con equilibrar el partido (26-31), pero Dragic y Hlinason tomaron cartas en el asunto para que los suyos alcanzaran el ecuador de la contienda con una buena renta: 26-37.
LA CAÍDA
En la reanudación, el choque pasó a tener su terreno de batalla en la distancia triple. Los gallegos arrancaron con dos dianas (32-37), Gielo respondió con la misma moneda para dar a su equipo su máxima ventaja con la colaboración de Pantzar (33-45), los de Casimiro engatillaron otros dos (39-45), devolvió el golpe el polaco, Toni Nakic volvió a lucir muñeca para que los locales no perdieran contacto... Aprovechando los fallos del rival, el Breogán fue recuperando terreno traspasando el agobio al Bilbao Basket. Una bandeja de Dragic permitió que los visitantes llegaran por delante (52-53) a los diez últimos minutos, pero las constantes vitales del partido habían virado ya.
El triple para el 52-56 de Pantzar fue un espejismo porque los ataques bilbainos pasaron a ser desastrosos y la defensa, con regalos de adicionales o tres tiros libres al rival, empezaba también a tener problemas. El 10-0 de los de Casimiro para el 62-56 encendió las alarmas a 6:52 del final. Gielo, a base de triples, intentó liderar la resistencia (67-67 a 2:57), pero más fallos en el lanzamiento y malas decisiones acabaron costando carísimo a un equipo desinflado y muy desdibujado tras el descanso.