El Surne Bilbao Basket afronta el partido de hoy en estado de alarma. Los hombres de negro reciben al Baxi Manresa metidos en puestos de descenso después de la victoria de ayer del Breogán ante el Girona, que estrenó entrenador sin éxito en la figura de Moncho Fernández. El equipo bilbaino no había estado en esta situación desde hace más de tres temporadas, desde luego nunca en la etapa de Jaume Ponsarnau en su banquillo. Motivo más que de sobra para que en la cancha se hagan cargo del asunto, pero también en la grada. La relación tiene que fluir desde el equipo hacia los aficionados y hay que ir todos a una porque en esta Liga Endesa cualquier síntoma de debilidad se paga muy caro y hay que tratar de habitar los puestos de menos riesgo.
Los hombres de negro están ahora mismo débiles, pero hay tiempo para corregirlo y los síntomas de recuperación deben verse desde hoy mismo. Es imprescindible mostrar más acierto y también una actitud más decidida y valiente para superar a un rival que si de algo presume es de esas dos características. El técnico del Bilbao Basket está convencido de que se puede salir de la crisis, aunque todo el mundo tiene que compartir esa visión. A la espera de la llegada de Omar Silverio, habrá que encontrar la manera de suplir las bajas de Kullamae y Rabaseda con un gran rendimiento global y el máximo esfuerzo en la faceta defensiva y de rebote ante el equipo que impone un ritmo más alto a sus partidos, por encima de las ochenta posesiones.
El regreso a Miribilla del alero cacereño Álex Reyes, que estuvo las cuatro temporadas anteriores en el Bilbao Basket, es uno de los alicientes añadidos a un choque en el que a los locales solo les sirve la victoria, de la manera que sea. El Manresa querrá meterlo en la centrifugadora en busca de esas rachas de acierto que minen la moral de los bilbainos y provoquen aún más nerviosismo en el ambiente.